El mundo de los libros es tan fascinante como asombroso, en él se esconden enigmas, respuestas a muchas de nuestras incógnitas. Los libros nos acompañan, incitan a imaginar múltiples escenarios, así como mundos alternos. Son un escape a tanta realidad mutilada y fragmentada, y ni qué decir del vasto conocimiento que en ellos se alberga.
Hoy quiero dedicar este artículo a uno de los libros más impresionantes que he leído, “El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo” (2019), de la escritora española reconocida a nivel internacional, Irene Vallejo.
Es un ensayo asombroso de 452 páginas sobre la historia de los libros desde su creación con una fuerte presencia de las obras y autores clásicos. La investigación que realizó la escritora para llevar a cabo esta obra es titánica, cargada de datos puntuales y específicos sobre el maravilloso invento como lo es el libro; y en este transitar se tocan temáticas también involucradas en el mundo del saber, como son las bibliotecas, los significados de las letras, la forma de leer de las civilizaciones antiguas, la invención y uso de la puntuación, de cómo se realizaba el papiro, las tablillas, pergamino, entre otros muchos conceptos.
Es un libro que rompe con muchas ideas que como lector se traen preconcebidas o aprendidas de alguna fuente apócrifa, como por ejemplo la destrucción de la gran Biblioteca de Alejandría, que en lo personal creía que había sido ocasionada por un incendio ante una de las grandes guerras que tuvieron con los Romanos, pero, sin duda, esta teoría se me cayó por completo, ya que Vallejo explica que no fue sólo un incendio, sino que fueron tres.
En este sentido, quiero decir que todo lo que tiene que ver con la Biblioteca de Alejandría me apasiona por sobremanera, a tal grado que la llevo tatuada en la piel, de cómo lucía hasta antes de las múltiples destrucciones que sufrió.
A continuación comparto un fragmento del porqué el nombre del libro: “El junco de papiro hunde sus raíces en las aguas del Nilo. El tallo tiene el grosor del brazo de un hombre y su altura se eleva entre tres y seis metros…Los egipcios descubrieron que con aquellos juncos podían fabricar hojas para la escritura”.
De ahí se crearon los primeros papiros, pero en el sentido poético y metafórico de que cómo algo tan infinito como las letras y los libros, puede caber en algo tan estrecho como lo es un junco.
En este viaje tan poderoso que nos ha trazado la autora, nos deja a los lectores tener acercamientos profundos con obras clásicas como la “Ilíada” y la “Odisea” de Homero, el “Decamerón” de Bocaccio, entre muchas otras, así como dejarnos sentir y profundizar con escritores y filósofos como Sócrates, Platón, Aristóteles, Cicerón, etc.
“Todos estos inventos fueron hallazgos de los antiguos, esos que llamamos clásicos, y llegaron hasta nosotros por un camino incierto. Sin los libros, las mejores cosas de nuestro mundo se habrían esfumado”.
El espacio queda pequeño ante tantos detalles que quedan aún por decir y describir de este fascinante libro, sin embargo, quise transmitir un poco de la gran huella que me ha dejado, esperando que muchos lectores se interesen y se sumerjan en el profundo mar del infinito de un junco, porque sin duda no serán los mismos cuando vuelvan a salir a flote.
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