Con la llegada de Díaz a la presidencia, en 1881 se inaugura el ferrocarril Mérida-Progreso y el primer molino de viento de Mérida en la casa de los alemanes Srs. Crassemann. Esta novedosa maquinaria eólica caracterizó el paisaje campirano y citadino del sureste a partir de esta época, al grado de llamarle a la capital, Mérida, la ciudad de las veletas.
Aparte del toque artístico, proporcionó a la clase trabajadora esclavizada la posibilidad de disminuir, en parte, el uso excesivo de la fuerza física, porque el agua, antes de la llegada de esta herramienta, se sacaba de pozos o cenotes con la ayuda poleas y en recipientes que captaban volúmenes considerables de agua, misma que se llevaba hasta los lugares en donde se le requería.

El uso de las rieles, ayudó a confeccionar en el sureste unas plataformas jaladas por bestias para facilitar el traslado de las pencas del henequén o de otros productos de los plantíos a las haciendas, trabajo que antes hacían los trabajadores, sin límite de tiempo, kilometraje y peso sobre sus hombros al parejo de los animales; posteriormente, las plataformas también se empezaron a utilizar para el traslado del pueblo a otras comunidades, evitándoles las dificultosas y largas caminatas, ya que la clase acomodada se trasladaba en carruajes ex profeso.
De la capital a algunos pueblos circunvecinos se utilizaban unas carretas altas con ruedas de metal para el traslado de los hacendados llamadas bolantas; la mayoría de la población rural permanecía en sus lugares de origen; los traslados de los campesinos solamente se daban a los pueblos cercanos para las fiestas religiosas, si es que obtenían el permiso de los patronos.

Durante esta época llegaron a Yucatán los enganchados, campesinos provenientes del centro del país que venían con la promesa de empleos bien remunerados, de la misma forma llegaron chinos, coreanos, yaquis de Sonora que se habían resistido a la invasión de sus tierras, disidentes políticos al régimen porfiriano y otros “castigados” que fueron sometidos a la degradante esclavitud imperante, ya que las condiciones existentes en las plantaciones henequeneras de Yucatán eran de las más opresivas de México.
Durante los años siguientes a partir del porfiriato, se dio un desarrollo urbanístico sin igual en la capital del Estado: se hicieron calles, se inició la construcción de los palacios legislativo y ejecutivo (1883), comenzaron las operaciones del Banco mercantil (1889), se instaló el telégrafo, el teléfono, se unió Campeche con Mérida por vía férrea (1898), llegó la primera planta eléctrica (1901), se inició la construcción del sistema de drenaje y del Paseo de Montejo, así como la pavimentación de calles; se fraccionó el Estado de Yucatán y surgió Quintana Roo (1902), esta región, según Oroza (1984:189-190), se utilizó al principio como presidio político durante el porfiriato y, al mismo tiempo, se crearon grandes latifundios, al final se otorgaron concesiones extranjeras para la extracción del chicle y, según el Lic. Olegario Molina Solís, citado por el mismo autor, fue seccionado de Yucatán para descargar a la administración local el control y la vigilancia.
Sin embargo, se hace mención que esta orden fue ejecutada sin condición, debido al estilo impositivo e intolerante que caracterizó a la administración de Porfirio Díaz, los que se atrevían a contrariar sus órdenes, perdían la libertad y/o la vida.

Durante esta época finaliza la sublevación denominada “Guerra de castas”, con la toma de Santa Cruz, último baluarte de los caudillos y la dispersión de los mismos en diversos grupos. Se funda la casa exportadora de henequén del Lic. Olegario Molina (1902), que habría de llevar a Yucatán a ocupar el primer lugar en exportación de la fibra y a darle el mayor apogeo económico del que se tenga registro al sureste mexicano y, de paso, a la república, en detrimento de familias masivas esclavizadas en las haciendas.
Todas estas buenas nuevas, junto con el esplendor económico alcanzado por la llamada casta divina, originó una nueva clase económica que controló el poder económico y político, aparte de profundizar las desigualdades políticas y sociales, creándose nuevas modalidades de esclavitud, aparte de las ya descritas, porque las jóvenes sirvientas, aparte de sus quehaceres cotidianos, eran obligadas a exhibirse y alternar en los centros nocturnos de Mérida y Quintana Roo, de acuerdo con Ligorred (Op.Cit.:93); es decir el pueblo continuaba sufriendo la explotación diversificada, sin más apoyo que el religioso.
A pesar de todas las influencias externas e internas desde la colonia hasta el porfiriato en donde se utilizó la violencia, el amago y hasta la voluble imposición de la ley para acabar con el indomable espíritu maya y sus modos recatados y respetuosos; esta región autóctona del sureste permaneció cuidadosa y presta para demostrar su valía.

La diligencia y capacidad de acción de los hombres y mujeres mayas desde sus inicios como intérpretes a través de la religión, hasta las insurgencias rodeadas de un objetivo honroso como la aplicación de las garantías individuales y el respeto hacia su persona sin discriminación como seres humanos, opuestas a los vicios y metas superfluas de sus verdugos europeos; les dio oportunidad de influir en la educación de los hijos de los hacendados en forma subliminal según Quezada (Op.cit), ya que los primeros años de los mismos, estuvieron bajo el cuidado y vigilancia de las familias agrícolas que en su afán de servir honrosamente, moldearon el carácter singular de las generaciones elitistas y no elitistas de acuerdo con la cosmogonía, costumbres e idiosincrasia maya.
De ahí se derivan las leyendas, los tipos de canciones, vestuario, formas de comunicación en donde el énfasis de la lengua maya se trasmite de igual modo en el español hablado en la península; también la educación informal fue paralela en ética a pesar de las diferencias económicas y sociales. La mano de obra barata y esclavizada no permitió el desarrollo de acción y pensamiento de los inmigrantes nacionales y extranjeros que llegaron a engrosar al pueblo explotado en Yucatán y que, de haber sido lo contrario, tal vez hubieran influido de algún modo en este especial desarrollo, en el que las órdenes religiosas tuvieron una influencia decisiva desde el primer contacto y de la que aún se hayan investidos y comprometidos los yucatecos y por ende los mexicanos, considero que como gratitud a su sobrevivencia.
Conclusiones
- A la sociedad maya se le ha pretendido mantener en un estado de inferioridad perpetua desde la conquista por algunos sectores elitistas que aún no consolidan su identidad nacional, viviendo ilusamente en dos mundos; sin embargo, sobreponiéndose a estos obstáculos discriminatorios, la sociedad maya se ha mantenido de pie, gracias a la fuerte tradición de sus antepasados y, en menor grado, al apoyo político que se atrevieron a brindarles algunos religiosos en su momento.
- Paralelos a los actos de sustracción, saqueo y destrucción de documentos y diversos vestigios técnicos-científicos de la cultura maya realizados por los extranjeros durante la conquista y a lo largo de toda la época colonial, se han desarrollaron también otros de acercamiento y respeto cultural.
- La sociedad maya a pesar del intento de exterminio a que fue sometida, logró dominar los signos gramaticales de la lectura y escritura hispana, lo que les permitió estratégicamente resguardar sus documentos, no sólo en la memoria popular, sino en textos escritos en maya de difícil acceso para los extranjeros e impenetrables a su lectura, y por consiguiente, permanecer en la historia como una cultura viva.

- A pesar de la represión de la que ha sido objeto en forma abierta o soslayada el idioma maya, intentando sustituirlo por el castellano propiciado desde las instituciones sociales como la iglesia, gobierno, medios de comunicación, escuelas; continuó y continúa siendo utilizada como segunda lengua.
- Debido a las diversas vicisitudes en las que Yucatán y la República de México vivieron en forma distinta pero simultánea a raíz de la invasión española, y de la cual el país aún resiente sus consecuencias, no es posible seccionar a la población de México en dos grupos: los indígenas y los mexicanos; ya que permite pensar que la Independencia se logró en 1821, pero aún persiste la dependencia psicológica.
- Es importante, entonces, subrayar, después de esta historiografía maya, la existencia de una biculturalidad y un bilingüismo, contrario a mestizaje único que se argumenta coloquialmente, porque a pesar de los rasgos faciales diversos; todos como si fueran uno, participaron en la educación informal que moldeó el carácter de los yucatecos hasta el porfiriato, sin que se perdieran a pesar del descenso poblacional y las crueles imposiciones, las costumbres autóctonas, el idioma, el vestuario y la cosmovisión panteísta precolombina.
- A pesar de los obstáculos a los que se han enfrentado los mayas, éstos han alcanzado puestos profesionales de vital importancia como doctores, políticos, maestros, investigadores, escritores, abogados; puestos que tuvieron sus antepasados, en estas mismas tierras yucatecas, es decir se han mantenido y avanzado culturalmente, hasta nuestros tiempos.
- Para solucionar esta falta de identidad regional y, por lo mismo, nacional, es importante: a) reconocer nuestra situación, b) analizar las circunstancias que la provocaron, c) determinar los factores esenciales y d) programar acciones concretas y continuas para rescatar el nacionalismo ideal que queremos (Sánchez,1995); desgraciadamente, en estas fechas están eliminando en los programas de estudio de nuestro país la parte de la historia más relevante e importante para lograrlo: la época precolombina; sin ella será más difícil erradicar la crisis de identidad nacional que se padece en nuestro territorio.
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