Es verdad que en estos días pareciera que la humanidad está a punto del colapso, ante tanta destrucción. Después de la masacre de Israel a Palestina y la innecesaria guerra de Ucrania, ha sido surrealista, por no de decir inverosímil, ver a Trump y a Netanyahu sentados como socios hablando públicamente de la próxima compra del territorio de Gaza y de sus planes de inversión, como si no se tratase se una tierra llena de sangre de miles de niños y mujeres víctimas de la guerra. Ha sido también devastador ver a miles de migrantes latinoamericanos deportados, trasladados como criminales, esposados de pies y manos, recordándonos las imágenes de la esclavitud que asumimos erradicada; y ni hablar de las constantes amenazas de Estados Unidos a México, que si bien, han dado la oportunidad de mostrar la fortaleza y carácter de la presidenta Claudia Sheinbaum, han generado un clima de desconfianza y fortalecido los discursos de odio, racismo y separatismo, para quienes no se detienen a pensar de manera profunda.
En este contexto se llevó a cabo, la VI Conferencia Por el Equilibrio del Mundo Con Todos y para el bien de Todos, del 28 al 31 de enero, en La Habana, Cuba, en donde se reunieron cerca de mil delegados de ochenta y un países del mundo para hablar de las problemáticas que acontecen en el planeta y compartir estrategias de solución.
Lo más importante en este cónclave de civilizaciones es mirar con otros ojos el futuro, ya que, por muy oscuro que se vea el presente, aun tenemos esperanza. Pues, en ese espacio tan versátil, hermanar a tan diferentes religiones, nacionalidades, profesionistas, activistas con diferentes causas, es saber que el amor aún está presente en la humanidad. Es por eso que, en esta edición de febrero, decidimos titularla: Por el equilibrio del mundo: más allá de las guerras.
Porque sabemos que, aunque parezca que todo está en contra, no estamos solos. Somos muchos los que aun estamos de pie, como dijo Martí: “con todos y para el bien de todos”.
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