“Sueño de Luna de Trapo”. Entrevista a Natasha Rodríguez

Natasha Rodríguez está por presentar su proyecto más reciente Sueño de Luna de Trapo. Al ganar en la categoría de creadores con trayectoria en la disciplina de teatro en el Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA). La obra se estrenará el 21 de febrero en el municipio de Tecoh con la poeta Minelia Bonilla; dos presentaciones se llevarán a cabo en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY 2025), con Manuel Iris y Feliciano Sánchez Chan; y termina con Fer de la Cruz en el Teatro Casa Tanicho, el 6 de abril. Para llevar a cabo la obra, Yolanda Consejo, está dirigiendo Sueño de Luna de Trapo; Analúa Fenton está a cargo de la musicalización y el diseño de iluminación; Gaby Jiménez, egresada de la Universidad de las Artes de Yucatán (UNAY), está en la asistencia escénica. su imaginación y pasión por crear la han llevado a presentar su próxima obra en la que mezcla una Luna en busca de poetas y un niño curioso llamado Manolo.

Era una tarde calurosa, como de costumbre, en Mérida, Yucatán, cuando salí de una conferencia que se había realizado en la Facultad de Ciencias Antropológicas y me encontré con la maestra Natasha. Me acerqué a saludarla, aunque ella ya no se acordaba de mí, aun así, me devolvió el saludo. Al verla de nuevo e intercambiar unas cuantas palabras, me enteré de que estaba llevando a cabo un proyecto. Quedamos en vernos un martes en la sala de maestros de la Facultad. Toqué la puerta antes de entrar, Natasha estaba de pie, sonriente y con la amabilidad que la caracteriza, me invitó a tomar asiento. Éramos ella, el aparato para grabar, su creatividad y yo.

Maestra, estuve investigando sobre usted y encontré algunos registros. En 2014 presentó la obra Cuentos de Lavadero en el Centro Cultural Olimpo. En 2021 participó en la presentación de Frontera entre vivos y muertos en la literatura maya contemporánea en el marco de la FILEY. Esta última fue como una introducción, ¿verdad?

Natasha Rodríguez (NR): Fue en la premiación de un concurso de cuentos de jóvenes de preparatoria. Eran estudiantes de la Unidad Académica Bachillerato con Interacción Comunitaria (UABIC), entonces se hizo un concurso de cuentos y en la ceremonia en la que los premiaron fue cuando me invitaron a dar esa plática que comentas. Hablé de los elementos que encontré en la narrativa maya, parece ser que no hay una frontera, o que hay una frontera muy frágil entre los vivos y los muertos, porque es el espacio onírico, uno de los espacios donde se da ese encuentro. Es que, “soñé con mi abuelo y el abuelo me dijo tal cosa”, y el personaje lo toma como una verdad o como un mandato del abuelo. Entonces hay diferentes espacios de comunicación entre los que ya no están y los que están. Es una recurrencia en los cuentos de la narrativa maya contemporánea.

Me parece muy interesante. Lo último que encontré y ya me había comentado es el proyecto PECDA 2024, Sueño de Luna de Trapo. Así se llama el proyecto, ¿verdad? Felicidades, maestra. 

Natasha Rodríguez (NR): Gracias. Te cuento un poco sobre el proyecto, yo entré en la categoría de creadores con trayectoria y lo que propuse fue un recital de poesía con títeres. Yo estaba un poquito dudosa de ponerlo como interdisciplina, pero al final de cuentas, como tengo más experiencia en el teatro de títeres, pues lo metí como teatro de títeres. Y bueno, como su nombre lo dice, es un recital en el que el personaje de la Luna de Trapo va a recitar algunos poemas que le escriben a ella. Ella como la musa de los poetas, se da a la búsqueda de poetas. Entonces va a llegar un momento en que la Luna va a entrevistar a un poeta invitado. Cada vez que se presente la obra va a ser un poeta diferente entrevistado por la Luna. Se espera que el poeta le dé algún consejo al público. Ahora bien, la idea original había sido con poemas de Sabines y de Humberto Ak’ abal, pero a última hora ya no pude obtener los permisos o derechos de estos dos autores. Entonces dije “¿por qué no recurrir a los autores vivos, los que pueden responder por sí mismos?”. Y cuatro poetas me dieron el permiso de una de sus obras, que son parte del repertorio de los poemas que se van a recitar dentro de Sueño de Luna de Trapo.

Maestra, sobre los poemas, ¿Usted investigó sí están relacionados con la Luna, o les dijo el título y ellos eligieron los poemas?

NR: No, yo les dije que me regalaran un poema de la Luna o un poema que hable de la Luna. No todas las personas a las que les pedí el permiso tuvieron la oportunidad de realizarlo, por diferentes motivos, no siempre se puede. Pero estos cuatro poetas fueron los que aceptaron y de alguna manera el hecho de que ellos hayan puesto por escrito la autorización de incluir su poema en el repertorio de Sueño de Luna de Trapo, pues fue algo que también le da viabilidad al proyecto, que es una de las tantas características que se toman en cuenta para seleccionar un proyecto.

¿Quiénes son los poetas que aceptaron colaborar con usted?

NR: Uno de ellos es Feliciano Sänchez Chan, otro es Fernando de la Cruz, Minelia Bonilla y Manuel Iris. Resulta que hay una historia detrás. Conocí a Manuel Iris cuando era niño, vivíamos en el mismo barrio, en Yucalpetén. Después de un tiempo, solo recuerdo vagamente a un niño morenito que era muy curioso. Pero lo recuerdo vagamente porque cuando ingresé a la Facultad en 2013 para estudiar literatura, me lo encontré a él. Y él se acordó de mí y me dijo, ¡ay, tú vives en Yucalpetén! Y recordó todos los detalles y me contó las travesuras que hacía cuando era niño. Entonces hablé con Manuel Iris, no solamente le pedí permiso para alguno de sus poemas, que muy generosamente me facilitó dos. Le dije, “cuéntame sobre ese niño, que yo recuerdo vagamente, cómo se convierte en poeta”. Y me contó una historia muy bonita, muy atractiva, de cómo él, siendo un niño, se pone a jugar con el diccionario. Entonces, algo que es muy interesante es que él, como poeta, pero ya como poeta adulto, dice que lo que quiere es traducir el silencio. Entonces es un elemento que yo tomo para integrarlo en la Luna de Trapo.

Lo que entiendo es que se basó en esa experiencia para llevar a cabo el proyecto Sueño de Luna de Trapo, ¿no?

NR: Así es, entonces el personaje que es Manolo, es un niño que contempla la luna, y hay algunas conversaciones de Manolo con la Luna, y en esas conversaciones salen fragmentos de la poética de Manuel Iris.

Si algún poeta quiere sumarse al proyecto, ¿También está invitado o invitada?

Natasha Rodríguez: Claro, claro, esa es la intención. Trabajar en colaboración con poetas. La idea es que se den más funciones. Porque como te habrás dado cuenta también, la obra pretende ser un escaparate para poetas, para dar a conocer a los poetas que están publicando, ofrecerles un espacio para compartir parte de su obra.

¿Es la primera vez que participa en el PECDA? ¿En qué otros proyectos ha participado? Me gustaría preguntarle por los premios que ha conseguido, maestra.

NR: En 2023 también tuvimos la beca del Circuito de las Artes Escénicas en Espacios Independientes Chapultepec. Justamente con ese circuito, como estábamos en la zona sur hicimos un recorrido de presentaciones con la obra Dulce Vida, una obra con el tema de las abejas meliponas. Fuimos a Campeche, Quintana Roo, Chetumal y a Villahermosa. También se dio una función aquí en Mérida, en el Teatro Casa Tanicho. Hemos tenido ya otras presentaciones con Dulce Vida. Y bueno, PECDA es digamos, como una página nueva en el grupo. El grupo se llama Luna de Trapo, fue creado en 2016 y desde el momento en que le puse nombre al grupo, el personaje de la Luna de Trapo estuvo rondando en mi cabeza. Por una u otra razón, no había podido salir a la luz, hasta ahora. Para mí es muy importante mencionar que cuando se inauguró Luna de Trapo, comencé con Laura Zubieta. Entonces las dos estuvimos como coproductoras, como compañeras de trabajo juntas y en todos los logros que hubo de 2016 a la fecha de 2024.Trabajar con Laura Zubieta ha sido muy muy valioso, muy, muy valioso.

Siguiendo con el tema de sus inicios en el teatro, me gustaría conocer sobre su trayectoria artística.

NR: Bueno, lo que pasa es que yo comencé desde niña, fui actriz infantil. A los once años tomaba clases de teatro en la delegación de Coyoacán con Mariela Flores. Al año siguiente trabajé en una obra llamada Mujercitas, que dirigía José de Jesús Terrazas. Solamente estuve como un año y, cuando tenía trece años, trabajé en una telenovela llamada Caminemos; dirigida por Julio Castillo y producida por Irene Sabido. Por esa obra, a mí me dieron un premio, un Teleguía de Oro, como la revelación infantil femenina. Pero estoy hablando de hace mucho tiempo. Después estuve estudiando un tiempo en el Centro de Capacitación de Actores de Televisa, hasta los dieciséis años que ocurrió la devaluación del ochenta y dos. Se acabó. Quise regresar cuando tenía dieciocho, que ya estaba estudiando Literatura Dramática y Teatro en la UNAM, pero mi vida dio otro giro porque después estaba trabajando en una compañía de seguros, fui desertora de la UNAM y ya andaba de novia con el papá de mis hijos, me casé, nacieron mis hijos y bueno, esa es otra historia. Pero en el año noventa y cuatro no vinimos a vivir a Mérida. Entonces, ya estando aquí en Yucatán, intenté volver a retomar mi actividad artística y fue a partir de los títeres que la pude recuperar.  

Para finalizar, tengo mucha curiosidad de saber qué enseñanzas le ha dejado su experiencia como titiritera.

NR: Pues muchas, muchas enseñanzas. Cuando comencé en el 2000, mi grupo se llamaba Titiriestrella. Entonces, sí empecé con una idea muy romántica, pensando que iba a difundir valores como titiritera. Pero justamente la experiencia te demuestra que va muchísimo más allá. Porque la conexión que puedas hacer con el público es muchísimo más amplia. Ahora sí que los valores se quedan como a un lado, como en segundo plano, cuando hay una construcción de identidades, una construcción de ideales, una construcción del contexto. Hay mucha construcción en ese ir y venir con el público. Por ejemplo, en una ocasión, un cuento que se llamaba Canguro en la Luna, en el que sacaba yo un títere que era el Señor Mundo, y este Señor Mundo tenía un termómetro en la boca. Entonces el personaje que era el canguro se da cuenta de que el mundo está enfermo. Empieza el mundo a toser y a soltar basura y desechos tóxicos, desechos nucleares. Después, una persona conocida que había llevado a sus hijos al teatro y que vieron esa función, de repente me platica que sus hijos, al salir del teatro, salían comprometiéndose, a no tirar basura y a cuidar el mundo, a tener limpio el planeta. Salían con una serie de reflexiones que yo dije, “bueno, es que el impacto que puede tener lo que presentas en escena en el público, es muy valioso”. El darme cuenta, de alguna manera, de que hubo unos niños que salieron reflexionando después de ver esa obra, pues me hace ver ese compromiso tan grande que se tiene al tener un títere en las manos y presentar una obra.

Es Licenciada en Antropología Social por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY). Ha participado en la logística del congreso UC-Mexicanistas en el marco de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) entre 2014 y 2024. Es columnista en Novedades Yucatán y también ha publicado en Universo de Letras de la UNAM “Unalome” y “Para aquellos amores que existieron”. Participó con la ponencia “Un paseo por Mérida en resistencia” en el Encuentro Cultural y Literario “Mérida en su caleidoscopio”. Además en su tesis de licenciatura se interesó por investigar sobre la violencia de género y sus obstáculos en las instituciones públicas. Se ha desempeñado como docente en educación básica y educación superior. Ha sido jurado de diversos eventos. También ha participado como ponente en distintos proyectos desde su formación como antropóloga.