No basta con comprender ni merodear el dolor, se requiere un trabajo profundo mental, somático y experiencias espirituales que nos lleven a la total conexión del ser, una orientación más compasiva e integradora.

Los seres sentipensantes son aquellos que encuentran un equilibrio entre el sentir y el pensar, algo que se dice fácil y parece serlo, pero no siempre es así...

Estamos constantemente estimuladas a perder la conexión con nosotras mismas ante un mundo demandante y violento, estamos condicionadas a protegernos del exterior. Esta desconexión nos lleva a reprimir nuestras emociones.

...“si no tienes tiempo, abre al azar el libro y lee esa página, cuando me siento mal eso es lo que hago, y pareciera que el libro me diera una respuesta a lo que estoy viviendo y termino sintiéndome mejor”.