Chile, a 50 años del golpe

Foto: AFP

Tengo la certeza de que, por lo menos,
habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición

Salvador Allende, 11 de septiembre de 1973

El 11 de septiembre de 1973, Salvador Allende, presidente de Chile, emitió su último mensaje a su patria a través de la radio, eran las horas en que el Golpe Militar ya había comenzado a bombardear los principales puntos de poder del Gobierno socialista. En ese mensaje, hoy cargado de una emotividad indescriptible, Allende dijo: “Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.

Salvador Allende

A punto de cumplirse 50 años, la juventud y la clase obrera chilena llevan tiempo dando muestra de lucha y resistencia contra la opresión sistémica del capitalismo, el ejemplo histórico de Allende y de miles de asesinados por la dictadura de Augusto Pinochet sigue reapareciendo en cada protesta y en cada acción reivindicativa de los derechos del pueblo, incluso hoy, cuando en teoría un Gobierno progresista dirige la vida chilena, aunque en los hechos el presidente Gabriel Boric ha dejado mucho que desear. Al respecto, Joan Garcés, quien fuera asesor político de Salvador Allende durante su Gobierno entre 1970 y 1973, ha indicado en una entrevista que: “El Gobierno actual, como los anteriores desde 1973, silencia 50 años después la causa principal, exógena, de la desestabilización interna del sistema sociopolítico y económico entre 1970 y 1973” (La Jornada, 1 de septiembre de 2023, p. 21).

Augusto Pinochet

El señalamiento de Garcés sobre las causas exógenas refiere al silencio que se guarda sobre el papel del imperialismo estadounidense en el Golpe Militar y el establecimiento de la sangrienta dictadura de Pinochet, y aunque esto es algo ya sabido, pero no reconocido de forma cabal, ahora nuevamente se pretende de manera intencionada ocultar esa mano que meció la cuna del terror, misma que se extendió por toda Sudamérica, con las dictaduras en otros países como Argentina, Colombia, Venezuela, Uruguay, Brasil, Paraguay, entre otras naciones de dicha región, pero sin olvidar que en realidad toda Latinoamérica y el Caribe ha padecido esa política injerencista y bélica del ahora imperio yanqui en decadencia.

El asesinato de Allende en el Palacio de La Moneda y de miles de chilenos (mujeres y hombres) durante la dictadura, respondió al rostro real de la política imperialista estadounidense y al interés del capitalismo, cuyos fines no son otros que la acumulación de riqueza en pocas manos mientras la pauperización de las mayorías se incrementa, y la prueba para los aún incrédulos, es que después de la instauración de la dictadura militar golpista, la política económica en Chile dio lugar a la instauración del neoliberalismo, como una nueva etapa del capitalismo latinoamericano. Fue en Chile donde los “Chicago Boys”, bajo la tutela de Milton Friedman, comenzaron la devastación de los derechos humanos y sociales de la clase trabajadora y de los sectores populares chilenos, siendo esta política extendida rápidamente a toda América Latina y buena parte del mundo; los efectos negativos los conocemos muy bien.

Hoy, en Chile se sigue luchando por los derechos humanos y sociales de la población marginada y explotada, los intentos de una nueva Constitución que rompa con el marco legal heredado de la dictadura es una de muchas acciones, y la juventud y la clase obrera en las calles es otra, pero en conjunto Chile es una esperanza aunque su actual Gobierno lo oculte.

Cristóbal León Campos es Licenciado en Ciencias Antropológicas con Especialidad en Historia por la Universidad Autónoma de Yucatán. Integrante fundador de la Red Literaria del Sureste México-Nuestra América. Es editor de Disyuntivas. Cuaderno de Pensamiento y Cultura. Colaborador de Por Esto!, La Jornada Maya, Novedades de Yucatán, De Peso y diversos medios impresos y digitales. Coautor del libro Héctor Victoria Aguilar. Esbozo para una biografía (SEGEY. 2015), coeditor del libro Migración cubana y educación en Yucatán. Actores, procesos y aportaciones (SEGEY, 2015), autor de En voz íntima (Disyuntivas ediciones, 2017). Miembro de la Asociación Mexicana de Estudios de la Caribe (AMEC) y del equipo de promoción de Archipiélago. Revista cultural de Nuestra América (UNAM-UNESCO), miembro de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC). Fue coordinador académico de la Casa de la Historia de la Educación de Yucatán de 2010 a 2019. Actualmente es Coordinador de la Cátedra Libre de Pensamiento Latinoamericano «Ernesto Che Guevara».