Queridos lectámbulos:
Hemos recorrido un año juntos, doce ediciones, 500 artículos publicados y más de 130 mil lectores. Sin embargo, más que números y estadísticas, hemos compartido doce meses que han sido muy significativos para todos.
2020 marcó un cambio radical en nuestra perspectiva de vida, a México nos tocó en marzo, justo después de las marchas feministas, que también impactaron al mundo, que anunciaron un día #sin nosotras, como si fuera el preludio de lo que serían muchos días sin las personas que amamos. El viernes siguiente, después del aquel 8 de marzo, las escuelas cerraron y comenzó la incertidumbre, el temor y las ausencias.
En medio de todo ese escenario de dolor y confusión, la desinformación y las teorías de conspiración que golpeaban nuestros sentidos, pudimos ver —como sucede en los tiempos de crisis— lo peor y lo mejor de la humanidad. Parecía que el virus nos estaba quitando todo: la rutina, la libertad simple de salir a la calle, de reunirnos con la familia y amigos, de abrazarnos, de estudiar, de trabajar; incluso, en algunos espacios públicos nos prohibieron hablar en voz alta y cantar. El Covid nos quitó de golpe la presencia de muchos seres queridos. Pero, no podía quitarnos todo, no la esperanza, no la palabra, que es parte nosotros, la que desde cualquier parte donde estemos es capaz de unirnos a pesar de las circunstancias.
Es por eso que ante la necesidad de encontrarnos, decidimos crear un espacio que permitiera explicarnos a nosotros mismos lo que estaba pasado. Así nace, en julio, la idea de una revista que fuera punto de partida para la expresión de las ideas acerca del arte, la cultura y los hechos que nos estaban marcando. Desde el confinamiento de nuestras casas, unos en México, en Yucatán y Baja California; y otros, en La Habana, Cuba, trabajamos la primera edición que vería la luz en el mes de septiembre del 2020.
Desde entonces, poco a poco, se han sumado colaboradores y lectores. Entre estos, un grupo de artistas desde España, en medio de la insólita nevada madrileña, decidieron también contarnos sus historias, ayudando en gran medida a de-construir el pensamiento colonial que nos persigue y, a su vez, hermanándonos con otros latinoamericanos que viven la aventura del exilio.
Lectambulos, durante su primer año, resume esta etapa histórica que atraviesa la humanidad, desde la mirada de cada uno de nuestros colaboradores, que nos han llevado a conocer lo que acontece en sus diversos espacios personales.
Sin duda, el virus del Covid-19 nos recordó la fragilidad de la vida, nos mostró nuestros errores en la manera de comunicarnos con los otros y con la naturaleza. Nos dejó claro que el planeta se regenera porque está vivo. Nos regaló imágenes maravillosas e impensables para los ojos de las generaciones contemporáneas: delfines y cines en Venecia, venados jugando a la orilla del mar, jaguares en los hoteles desocupados de la Riviera Maya, la recuperación de la capa de ozono.
Quiero pensar que hemos aprendido la lección y que, quizá, después de esto abracemos la vida con más fuerza, sensibilidad y sabiduría. Pero, aún nos falta camino por recorrer en esta pandemia.
Hoy, vivimos una nueva realidad, una “nueva normalidad” en la que la crisis nos ha llevado también una debacle económica, volvimos a los trabajos y se ha dado el regreso a clases presenciales, hemos salido de a poco, dejando en el peso de nuestras decisiones la vida de nuestras familias. Por eso, en esta edición de septiembre, a un año de distancia, nos preguntamos ¿Salir o quedarnos en el encierro?
No sabemos que vaya pasar más adelante, pues el futuro siempre es incierto, tan sólo podemos imaginar, especular y creer. Pero, lo que sí sabemos con certeza es que debemos caminar juntos para no sentirnos solos.
Son muchos los nombres que hacen posible esta revista, a todos ellos, como a cada uno de ustedes que nos siguen, les damos las gracias por permitirnos sentirnos vivos y acompañados a través de la palabra.
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