2024: Centenario del Asesinato de Salvador Alvarado

Este mes de junio se cumple un siglo del asesinato del General Salvador Alvarado y con relación a su muerte en 1924, existen varias versiones de cómo ocurrió ésta. Según las distintas afirmaciones hay versiones que apuntan que ocurrió el 9 y otras que lo fue el 10 de junio; de que fue al despuntar el alba o al caer la tarde; de que fue emboscado o murió fusilado; de que murió en un enfrentamiento de su pequeña tropa contra el ejército de sus enemigos; de que se le inhumó y posteriormente exhumó su cadáver para hacer el parte militar y el acta de defunción; de que sus restos mortales descansan en Frontera, Tabasco o que están en un panteón en la ciudad de México, en fin, hay una cantidad importante de versiones en torno a su muerte y las razones de ésta. De lo que no hay duda, es que las aspiraciones presidenciales de Alvarado, sus diferencias con Venustiano Carranza por las decisiones de su sucesión presidencial, la posterior inconformidad con Obregón por el modo de designar al candidato que lo relevaría en la presidencia y la incorporación de Alvarado en la rebelión delahuertista fueron determinantes para tratar de quitarlo del camino político y control militar en las zonas a su mando.

En su obra investigativa el historiador Francisco Méndez Lara nos señala que una de las facetas menos estudiadas de Salvador Alvarado es su papel en la sucesión presidencial de 1920. Indica que Alvarado modificó su postura política conforme avanzó la contienda, pasando de una actitud belicosa que lo llevó a crear su propio partido político contra los generales Pablo González y Álvaro Obregón a ser aliado del grupo sonorense en la lucha contra la imposición del candidato carrancista, el ingeniero Ignacio Bonillas. Posteriormente el propio Alvarado estaría interesado en llegar a la presidencia de México.

Nos dice igualmente que, al iniciar 1919 en la esfera política nacional una de las cuestiones más señaladas era la relativa a la sucesión presidencial en la cual destacan particularmente dos generales de división: Álvaro Obregón y Pablo González, pero no todos tenían en cuenta que había otros interesados en la silla presidencial como el propio Salvador Alvarado. [i]  La sucesión presidencial de Obregón propició una división entre las facciones políticas del país, e incluso dentro del propio gabinete de Obregón, donde ambos tenían simpatizantes y antiguos conocidos de campañas militares.

Diversas causas alimentaron el enfrentamiento entre el presidente de México y el general sinaloense pues ambos tenían opinión adversa del otro, la cual fue alimentándose al transcurrir el gobierno obregonista.

Con relación a la opinión que sobre Obregón tenía, Alvarado fue tajante y “consideró al tradicional caudillismo latinoamericano como uno de los principales obstáculos que enfrentaba la realización de la reconstrucción social aparejado a este fenómeno iba la ausencia de partidos políticos organizados que fortalecieran la vida institucional”.[ii]

En 1923, en plena rebelión delahuertista [iii] Salvador Alvarado es nombrado jefe de la infantería de dicho bando. A dicha rebelión contra el gobierno, además de él se sumaron Enrique Estrada, Manuel García Vigil y Fortunato Mayacote entre los principales.

El movimiento delahuertista adquirió mayor relevancia cuando para sorpresa de muchos el general divisionario Guadalupe Sánchez, jefe de las operaciones militares en el estado de Veracruz, había desconocido al gobierno del general Obregón para apoyar la causa abanderada por Adolfo de la Huerta. Lo anterior, afirmaba categóricamente el general Sánchez, se daba porque el gobierno obregonista pretendía imponer como futuro presidente de México al general Plutarco Elías Calles; por violar la soberanía de los estados de San Luis Potosí y Michoacán; por impedir la independencia del Poder Legislativo y finalmente por fomentar la anarquía e indisciplina en el ejército, por lo que después de advertir que contaba con veintidós mil hombres bajo su mando, armamento y parque suficiente, y contando con el apoyo de la opinión pública nacional, invitó a los jefes de operaciones militares y gobernadores de la República a secundar su movimiento con el fin de salvar la paz y la democracia en el país. [iv]

Con relación a la participación de Salvador Alvarado en dicho movimiento, había ocurrido que las operaciones militares de los rebeldes no tuvieron éxito y sintiendo la causa perdida, Alvarado después de regresar del autoexilio en Estados Unidos de América, y ya incorporado al movimiento de nuevo, pretendió dirigirse con un grupo de sus seguidores al territorio de Guatemala, pero es sorprendido por las fuerzas obregonistas cerca del rancho El Hormiguero, ubicado entre Tenosique, Tabasco y Palenque, Chiapas y es fusilado (según algunas fuentes) en dicho lugar el 10 de junio de 1924, sin habérsele formado causa alguna, siendo ejecutado dicho fusilamiento por su captor, el Teniente coronel Diego Zubiaur, subordinado de las tropas obregonistas al mando del General Federico Aparicio.

Es importante señalar que “En sus inicios, el choque armado se planteaba en términos de lucha estrictamente nacional, en la que existía cierto equilibrio de los recursos disponibles a manos de cada uno de los contendientes. Sin embargo, pronto irrumpió un elemento foráneo frente al que los rebeldes delahuertistas se encontraron pronto en desventaja. El gobierno de Obregón, previo reconocimiento de su gobierno por Washington, se hizo de un activo invaluable, a saber, el apoyo militar de Estados Unidos. Las diversas formas de actuación de este país en contra del movimiento rebelde serían fatales para el delahuertismo, que después de la sorpresa inicial vería la reducción de los espacios ganados”. [v]

Según el historiador Alfonso Taracena al hacer alusión a la salida de Alvarado hacia Chiapas, nos dice que “apresuraba su fuga al encuentro con la muerte”,[vi] pues al parecer sabía que la situación de la fuga sería difícil, lo que puede comprenderse cuando antes de dejar Estados Unidos para dirigirse a México, le había escrito a su esposa que era preferible que ella fuera la viuda de un valiente y no la esposa de un cobarde.[vii]

Con relación a los hechos que llevaron a su asesinato, al salir de Villahermosa le habían informado que el general Aparicio, quien había militado con el grupo felicista, se había unido a los rebeldes y lo andaba localizando para darle muerte. [viii]

Según el cronista de Baridaguato Óscar Lara Salazar, Aparicio, un guerrillero tabasqueño, le guardaba rencores por la muerte de un hermano que había sido partidario de Félix Díaz y le achacaba a Alvarado participación en la ejecución de su hermano.

Nos dice Lara que al amanecer el día 9 de junio de 1924, los oficiales de Alvarado recibieron noticias de que Federico Aparicio trataba de traicionarlo. En las oficinas telegráficas de Tepetitán comprobó que el forajido había tenido contacto con el enemigo. Continúa explicando Lara que entonces Alvarado encolerizado ordenó:

—Fusilen a ese traidor…

—Mí general, permítame —dijo Aparicio—hay una mala interpretación, yo le soy leal y defenderé a usted con mi propia cabeza. Entonces intervino el señor Manuel Antonio Romero, gobernador de Tabasco, diciéndole; —Yo le suplico señor general Alvarado, retire la orden que acaba de dar porque Aparicio es leal al movimiento.[ix]

Durante la entrevista Aparicio insistió que no era un traidor y le prometió lealtad, como hemos mencionado y como demostración de amistad, le obsequió un caballo tabasqueño dorado y de gran alzada, según quienes estuvieron presentes. Tal vez debido a este obsequio Alvarado desconfió al relacionar de inmediato el regalo con el caballo alazán que Guajardo le obsequió a Zapata, como hemos mencionado en párrafos anteriores.[x]

Con relación a los hechos que llevaron a su asesinato, al salir de Villahermosa le habían informado que el general Aparicio, quien había militado con el grupo felicista, se había unido a los rebeldes y lo andaba localizando para darle muerte. [xi] Más adelante en un pueblo llamado “El Hormiguero”, llegaron a un punto donde se abren dos caminos que conducen a Tenosique. Aquí se dio una acalorada discusión entre los guías sobre cuál era el camino que más convenía que tomaran para llegar a un resguardo más seguro para sus vidas.

Continúa diciendo Lara, que el general Alvarado se adelantó sin el menor asomo de desconfianza a reconocer las veredas. Sin embargo, de manera intempestiva, de los breñales salieron soldados de Aparicio a quienes Alvarado les preguntó alguna cosa relativa a la región, creyéndolos habitantes de las rancherías, sin recibir respuesta. Solo se pudo distinguir en medio del camino al teniente coronel Diego Zubiaur, quien, apuntando con su pistola al pecho del divisionario y casi a quema ropa, le vació la carga de la misma, al momento que muchos más de sus correligionarios aparecían disparando sobre Alvarado y sus colaboradores. Según esta versión, el cuerpo del General Salvador Alvarado caía al suelo a las 3:15 de la tarde del 9 de junio de 1924, porque una bala le había traspasado la cabeza, en tanto los traidores gritaban vivas a Obregón y mueras a Alvarado.

Así, aquella tarde, oscura por los amagos de la tormenta, entre centellas y detonaciones celestes, quedaba tendido sin vida el general sinaloense Salvador Alvarado.

Referencias

BARRUERO GARCÍA, Adriana. “Ideas políticas y sociales de Salvador Alvarado”, de Diego Valadés. Biblioteca Jurídica Virtual

del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM p.1. Recuperado el 24 de enero de 2024 en: http://biblio.juridicas.unam.mx

CASTRO, Pedro. Álvaro Obregón. Fuego y cenizas de la Revolución Mexicana, (2009). Ed. Biblioteca Era/Gobierno Federal; México.  ISBN 978-607-445-0248. P. 284.

Lara Salazar, Oscar. Así murió el general Alvarado. Periódico La Voz del Norte. Periódico cultural de Sinaloa, de fecha

domingo 19 de febrero de 2012. Recuperado el día sábado 16 de junio de 2018 en: http://www.lavozdelnorte.com.mx/2012/02/19/asi-murio-el-general-alvarado/

MÉNDEZ LARA, Francisco Iván. Salvador Alvarado y las elecciones de 1920, una candidatura olvidada, (2017) SECUENCIA,

Revista de historia y ciencias sociales N|99 del 31 de agosto de 2017.  Ed. Instituto Mora/CONAHCYT. P. 1. Recuperado el 12 de febrero de 2024 en: https://secuencia.mora.edu.mx/Secuencia/article/view/1439

Plasencia de la Parra, E. (1998). Personajes y Escenarios de la Rebelión Delahuertista. México: Instituto de Investigaciones Históricas UNAM. P. 267.


[i] MÉNDEZ LARA, Francisco Iván. Salvador Alvarado y las elecciones de 1920, una candidatura olvidada, (2017) SECUENCIA, Revista de historia y ciencias sociales N|99 del 31 de agosto de 2017.  Ed. Instituto Mora/CONAHCYT. P. 1. Recuperado el 12 de febrero de 2024 en: https://secuencia.mora.edu.mx/Secuencia/article/view/1439

[ii] BARRUERO GARCÍA, Adriana. “Ideas políticas y sociales de Salvador Alvarado”, de Diego Valadés. Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM p.1. Recuperado el 24 de enero de 2024 en: http://biblio.juridicas.unam.mx

[iii]. La Revista de Yucatán N° 2835, del 7 de diciembre de 1923. En: Sánchez Novelo, Fulo M. (1991). La Rebelión delahuertista en Yucatán. Mérida, Yucatán, México: Ed. Diario del Sureste (Talleres Gráficos del Sudeste, S.A. de C.V. P. 9.

[iv] Sánchez Novelo, Faulo M. (1991). La Rebelión delahuertista en Yucatán. Mérida, Yucatán, México: Ed. Diario del Sureste (Talleres Gráficos del Sudeste, S.A. de C.V. P. 9.

[v] Castro, Pedro. Álvaro Obregón. Fuego y cenizas de la Revolución Mexicana, (2009). Ed. Biblioteca Era/Gobierno Federal; México.  ISBN 978-607-445-0248. P. 284.

[vi] Taracena, Alfonso, Historia de la Revolución…, V. I p. 464. En: Plasencia de la Parra, E. (1998). Personajes y Escenarios de la Rebelión Delahuertista. México: Instituto de Investigaciones Históricas UNAM. P. 266-267.

[vii] Citado en Carey. P. 201. En: Plasencia de la Parra, E. (1998). Personajes y Escenarios de la Rebelión Delahuertista. México: Instituto de Investigaciones Históricas UNAM. P. 267.

[viii] Como Aparicio había sido enviado por el General Cándido Aguilar para operar en los límites de Chiapas y Tabasco, se llegó a afirmar después que éste lo había mandado a asesinar. En: Plasencia de la Parra, E. (1998). Personajes y Escenarios de la Rebelión Delahuertista. México: Instituto de Investigaciones Históricas UNAM. P. 267.

[ix] Lara Salazar, Oscar. Así murió el general Alvarado. Periódico La Voz del Norte. Periódico cultural de Sinaloa, de fecha domingo 19 de febrero de 2012. Recuperado el día sábado 16 de junio de 2018 en: http://www.lavozdelnorte.com.mx/2012/02/19/asi-murio-el-general-alvarado/

[x] Plasencia de la Parra, E. (1998). Personajes y Escenarios de la Rebelión Delahuertista. México: Instituto de Investigaciones Históricas UNAM. P. 267.

[xi] Plasencia de la Parra, E. (1998).  Óp. Cit. P. 266.

Cursó la licenciatura en Ciencias Antropológicas en la especialidad de Historia y Licenciatura en español. Tiene Maestría en Ciencias Sociales y estudios de Maestría en español. Es Doctor en Ciencias de la Educación. Profesor y director en distintas escuelas de educación básica en Yucatán; docente y Director Académico de la Universidad de Oriente y Docente y Director Académico de la Universidad José Martí de Latinoamérica. Actualmente es director de la Escuela Secundaria Estatal “Adolfo Cisneros Cámara” y Docente de la Universidad Santander. Fue miembro de Primer Consejo Académico Nacional, para la Evaluación de la Educación Indígena en México, organismo entonces presidido por la Dra. Sylvia Shmelkes. Recibió la Medalla “Raquel Dzib Cicero” 2016 y en 2019 el Gobierno del Estado de Yucatán lo designó como “Maestro Distinguido”. Es Miembro de la Asociación Yucateca de Especialistas en Restauración y Conservación del Patrimonio Edificado A.C. (AYERAC); Integrante de la Comisión Internacional de Intercambios Académicos de la Asociación de Educadores de Latinoamérica y del Caribe (AELAC), con sede en la Habana, Cuba y Miembro del Consejo Directivo de la “Asociación Carrillo Puerto y Yucatán”, A.C.