Dubai, Emiratos Árabes Unidos.- El plan era simple: alejarnos de todo, perdernos en las montañas, desconectar. No imaginamos cuán literal sería eso de perdernos.
Tomamos un camino equivocado. No asfalto, no tierra compacta, solo piedras. El Kia Sportage se arrastraba entre rocas que amenazaban con destrozarle el vientre. Cinco kilómetros, una hora de avance. La noche cayendo rápido, sin una maldita referencia de dónde acampar. La única opción era seguir.

Uno de mis amigos subió al techo con dos luces, tratando de iluminar la nada. El otro, aferrado a los estribos laterales, guiando como podía. Avanzábamos a ciegas, con el viento silbando entre las montañas como una advertencia.
Cuando finalmente encontramos un lugar, la tormenta de arena nos golpeó sin aviso. Nos encerramos en el auto, sintiendo cómo la naturaleza nos ponía a prueba. Nadie dijo nada, pero el mensaje era claro: no pertenecíamos allí.

Cuando todo se calmó, nos pusimos manos a la obra. Con la mínima luz que teníamos, levantamos la tienda de campaña, armamos las sillas plegables y encendimos el fuego. La leña crujía, el olor a carne asada llenaba el aire. Hablamos de todo y de nada, compartimos historias, y cuando no hubo más que decir, nos quedamos en silencio, solo mirando las llamas danzar en la oscuridad.

No todos lograron dormir. Dos de mis amigos pasaron la noche en vela, tensos, atentos a cada ruido. Porque sí, hubo ruidos. Pasos en la oscuridad. Sombras moviéndose entre las rocas. Cuando las linternas iluminaron, ahí estaban: burros salvajes, mirándonos fijamente, como si nos hubieran descubierto en su territorio. Más tarde, zorros merodeando, buscando algo que ni siquiera queríamos imaginar.

Y, sin embargo, lo logramos. Sobrevivimos a la ruta, a la tormenta, a la incertidumbre. Nos fuimos lejos, más lejos de lo que planeamos. Y en el fondo, eso es lo que hace que un viaje sea inolvidable. No la comodidad, no el plan perfecto. Sino el caos, el miedo y la certeza de que hay historias que solo entienden aquellos que las vivieron.
Nota: Varias de las fotos son tomadas de noche, aunque parezca de día: Modo nocturno Samsung Galaxy S24 Ultra.
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