Desde pequeñas aprendemos a modelar comportamientos y valores aceptados socioculturalmente que inconscientemente repetimos en la edad adulta, estamos influenciadas por el contexto donde crecimos y hemos adquirido maneras de ser y hacer, las cuales en el camino se convierten en condicionamientos que hoy reflejan nuestra realidad actual.
En la infancia aprendimos a negar nuestros sentimientos, silenciando nuestras verdaderas necesidades, anhelos y deseos, muchas veces anulando nuestros propios intereses. Así empezamos a autotraicionarnos, rechazando nuestra manera natural de ser. De cierta forma renunciamos a ser quienes somos.
La terapia Gestalt consiste en encaminar al ser humano a “ser lo que realmente es”, se enfoca en trabajar en todo aquello que bloquea este proceso y en recuperar la conexión de sus partes exiliadas, en reconquistar aquellas sensaciones y conductas reprimidas. Es como ir quitando las capas que tienes sobre ti y que no te pertenecen, y abrazar las que sí, pero que por alguna razón rechazas.
Fritz Perls, creador de la terapia Gestalt, señala que: “No puede haber ninguna renuncia de alguna parte de nosotros mismos, sin pérdida de vitalidad. Al rechazar un sentimiento o impulso de obrar en determinada forma, interrumpimos el flujo de energía que nutre a nuestro ser orgánico”.
Por lo tanto, la vitalidad viene como resultado de nuestra autenticidad, recuperar nuestra energía vital es recuperar nuestro poder, esto conlleva a aceptarnos en nuestra complejidad y a aceptar nuestro ser en su totalidad, incluyendo lo que rechazamos, quizás aquí, vendría cuestionarnos ¿qué es lo que obstruye nuestra energía vital? o ¿qué parte de mí rechazo o reprimo?, ¿de qué manera silencio mis propias necesidades? Parte de la desconexión que atravesamos es por negarnos a nosotras mismas o por negarnos a experimentar y expresar lo que sentimos.
La autenticidad viene de honrar al ser quien verdaderamente eres, es una conexión con la libertad, congruencia y honestidad, aunque eso signifique desafiar lo que otros esperan de ti. Para el psicoterapeuta Nathaniel Branden la autenticidad es honrarnos y respetarnos a nosotras mismas, es perder el miedo de ser quién eres, o como nos diría Fritz Perls: “Sé cómo tú eres, de manera que puedas ver quién eres y cómo eres. Deja por unos momentos lo que debes hacer y descubre lo que realmente haces. Arriesga un poco si puedes. Siente tus propios sentimientos. Di tus propias palabras. Piensa tus propios pensamientos. Sé tu propio ser”.
La autenticidad implica múltiples renuncias, soltar los condicionamientos del pasado y permitirte descubrir una nueva forma de ser, abrirte a la posibilidad de experimentar, arriesgar y elegir algo diferente, de atreverte. También implica estar para ti, escuchar tus necesidades, priorizarlas, satisfacerlas y honrar cada una de ellas.
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