En tiempos difíciles se fortalece la resiliencia de los y las cubanas

Sí, las personas que peinan canas en Cuba saben de lo que estoy hablando, pero sólo me referiré, y en poco espacio, a las muchas vicisitudes que la naturaleza y el azar nos han causado, nos han puesto una vez más a prueba y nos han golpeado duro en los últimos años.  No voy hablar del Bloqueo, ese nos ha acompañado siempre con la intención de reducirnos, humillarnos y hacer desaparecer todo vestigio de Revolución. Ahora, convocando a personajes sin escrúpulos, no amor propio que se prestan para mentir o divulgar retorcidamente realidades con malas intenciones.

Bueno, me referiré a la naturaleza y al azar, pues hemos sufrido mucho y no nos queda otra alternativa que enfrentar esas duras realidades, procesos en los que hemos encontrado  tesoros de esperanzas, resiliencias, afectos, orgullo, admiración, solidaridad y otras cualidades y capacidades potenciales que estaban ahí y emanaron cuando nos hicieron falta.

Cierto, estamos pasando trabajo, mucho más del imaginado o avizorado, pues la naturaleza y el azar le jugaron una mala pasada a nuestra isla; un accidente aéreo nos estremeció y conmovió, depresiones tropicales, fuertes vientos con frecuencia han provocado inundaciones costeras. Un tornado nos sorprendió y emergieron con fuerza iniciativas, creatividad, amor al prójimo, ayuda desinteresada. Otra vez se desbordó el altruismo y evidencias miles de que en Cuba hay millones de cubanos de buen corazón.

Tornado que azotó La Habana en 2019. Foto: rtve.es

El tornado, ¡vivencia inesperada, sólo visto en películas, fue una realidad y allí volvieron los cubanos, sobre todo los que habitan en la capital, unos y otras nos movilizamos y, qué manera de desplegar acciones para poco a poco soslayar, resolver, atenuar lo que se perdió, dañó, y nos dejó con secuelas. Luego del tornado se compartió lo que se tenía, muchos fueron al lugar de los hechos y colaboraron en todo lo que pudieron, otros rezaron, aunque no fueran religiosos. Los bancos de sangre rebosaron sus capacidades.

Cuando uno pasa por los lugares que el tornado destruyó se queda anonadado, no sólo por las muchas respuestas rápidas y la reconstrucción de muchos lugares, sino por que vuelven las imágenes que fueron trasmitidas por la televisión cubana y resulta increíble cómo el estado y el pueblo respondió y al menos se enfrentó con dignidad, consagración, esfuerzos miles a una situación sin precedentes.

 Una respuesta mancomunada de todos y todas, del gobierno y sus ciudadanos, dio al traste sobre todo con la convicción del valor de las cubanas y cubanos; la valentía, la tenacidad, compañerismo, el sacrificio y esfuerzo por ayudar a otros, con el acompañamiento de la solidaridad internacional, eso nos dio mucha fuerza, elevó nuestra capacidad de resiliencia, la que al parecer no tiene límites, pues ha seguido a prueba.

Pensamiento, comentarios, noticias giraron alrededor de saber más acerca de esos acontecimientos fatales que ya forman parte de nuestra historia. ¡Cuánto orgullo ver cómo personas de todas las edades se alistaron y fueron allí, donde se les necesitaba!

Las intensas lluvias que ya asumimos como parte de la vida cotidiana, inundan algunas zonas y las personas que viven en ellas, se han acostumbrado a tomar las medidas necesarias para atenuar los daños, allí se puede hacer más, acostumbrarse a las vicisitudes no favorece el bienestar, creo que estanca el desarrollo y, en este sentido, esas personas deben seguir apostando por resolver el mal que de vez en vez los aqueja, pues la costumbre no deja ver que alguna solución es posible y que hay que luchar por alcanzar el bienestar.

Explosión de gas en el Hotel Saratoga, en La Habana, en mayo de 2022. Foto: elpais.com

Vuelve otro accidente; la explosión del hotel Zaratoga en la Habana vieja a estremecer la isla. La respuesta fue la misma, socorrer a los lesionados, el personal de salud, los socorristas, los bomberos, el ministerio del interior todos los que se sabían claves y útiles en esa circunstancia allí llegaron a sus lugares de trabajo para atenuar todo el dolor, el impacto provocado. Se desbordaron los bancos de sangre, cuando fue necesario apoyar a quienes salieron lesionados y sus vidas dependió de ese preciado líquido que garantizó la vida de muchas personas. Esa fue una muestra de humanismo incalculable, repetida una y otra vez, además de ser una práctica organizada y sistemática en nuestro país.

La Covid-19, sorprendió al mundo, pero nosotros ya estábamos dañados por la madre naturaleza y el ensañamiento político de los que lideran el norte. ¡Qué decir de la pandemia, luego de la muestra de altruismo del gobierno cubano, al facilitar a turistas de un crucero inglés el regreso a su país a través del aeropuerto José Martí de La Habana!

Los años de pandemia movilizaron la ciencia cubana demostrando, no sólo su coraje y entrega, sino su sapiencia, la preparación de los científicos cubanos y la entrega de aquellos que desde sus puestos de trabajo garantizaron y salvaron vidas sin mitigar sus tiempos de descanso. Sí fueron actitudes heroicas que ojalá no tengan que repetirse. La ciencia cubana mostró su alto nivel y desarrolló cinco candidatos vacunales para proteger al pueblo y ponerlo al servicio de quienes lo solicitaran de otros países. Cuba merece ser mencionada cuando de respuesta científica de hable, en medio de una crisis sanitaria, con ésta y otras evidencias cuenta el país a pesar de su desarrollo obstaculizado por el bloqueo de Estados Unidos.

Este pueblo tiene una larga historia de abnegación y sacrificio, también de victorias y alegrías, pero se merece mucho más, se merece vivir en paz, disfrutar de sus esfuerzos y sabidurías. Mostrar su cultura y sus avances en diferentes esferas de la vida y sobre todo gozar de su independencia y autonomía, sin que gobiernos foráneos intervengan o decidan sobre nuestra soberanía.

No cabe dudas de que somos un pueblo resiliente, apenas estamos viviendo una “nueva normalidad», saliendo de la terrible pandemia que azotó a la humanidad, y el azar coloca su impronta nuevamente, con otro accidente que vuelve a comprometer la vida y la salud de muchas personas, que pone al país en una situación compleja, sin precedentes. El rayo que cae en la base de supertanqueros de Matanzas y provoca un incendio de gran magnitud y difícil control.

Otra vez las muestras de heroísmo, altruismo, nuevamente los medios de comunicación incansables, ofreciendo información fidedigna y contrarrestando al enemigo que no ha cesado de manipular y distorsionar la realidad que enfrenta el país. Aunque dentro y fuera del país tenemos enemigos que apuestan por aniquilarnos, pero la fuerza de los que apostan por vivir independientes, con vergüenza y dignidad, con el orgullo y amor propio que nos caracteriza desde que existimos, es mucho mayor y sobre todo es auténtica.

Nuestra resiliencia no tiene límites, pero ojalá que no dependa de situaciones adversas. Seguro la naturaleza y el azar ya deben haber satisfecho la dosis que nos tenían reservada. Sigue emergiendo entonces la esperanza, la dedicación, la entrega, la disciplina, la tenacidad, entre otras virtudes y cualidades que seguramente llevarán la delantera en el tiempo que nos demore recuperarnos, reconstruir lo que hemos perdido y avanzar mucho más.

Por estos días la frase “Fuerza Matanzas” es una consigna de resistencia para toda Cuba. Resistiremos y avanzaremos, con nuestras brechas y grietas que seguro se transformarán y revertirán, emergiendo en un entramado social, cultural, económico más sólido, fortalecido e invencible.

Es Licenciada en Psicología, Master en Sexología, Doctora en Ciencias Psicológicas, Profesora Titular e Investigadora. Es autora de varios libros y numerosos artículos en revistas cubanas y algunas extranjeras. Es miembro de la Comisión de Grados Científicos de Salud Pública y de varias Asociaciones Científicas cubanas. Actualmente conduce una sección fija sobre orientación psicológica y sexológica de la Emisora Habana Radio, de la Oficina del Historiador de La Habana. Dirigió por muchos años el Centro de Estudios sobre la Juventud (CESJ), perteneciente a la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, fue jefa del Departamento de investigación y Docencia del Centro Nacional de Educación Sexual CENESEX, donde se desempeña en la actualidad como especialista de esa institución, abanderada de la inclusión social en Cuba. Es miembro de varias Asociaciones Científicas (Psicología, Pediatría, SOCUMES y SOCUDEF). Ha recibido varios reconocimientos, entre ellos, la Orden “Carlos J. Finlay”, otorgada por el Consejo de Estado de la República de Cuba y Reconocimiento especial “Ángel Custodio Arce” otorgado por la Cátedra de Género, Salud y Educación Sexual de la Universidad de Ciencias Pedagógicas de la Habana.