Marie Delgado es una artista andaluza, nacida en Chiclana de la Frontera (Cádiz). Es directora e intérprete en La Tarara Company cuyas obras están marcadas por un lenguaje estético y visual lleno de visceralidad, violencia y humor. Festivales internacionales en México, Polonia y España han reconocido su trabajo teatral y en 2022 fue incluida entre las diez dramaturgas del año. Como intérprete ha trabajado con Angélica Liddell, Isidoro Valcárcel, y María Cabeza de Vaca, entre otros artistas. Actualmente reside en Madrid y desde ahí nos habla de su serie de happenings INADAPTADAS.
¿Cómo surge la idea de crear la serie de happenings INADAPTADAS?
Todo empezó con un dolor de ovarios. Estaba en Sevilla y tuve que sentarme en un banco, retorciéndome. Recuerdo a un hombre riéndose al verme doblaba: mira a esa, le ha dao un apretón. La crueldad, a plena luz del día, en la mirada del otro. Me distraje observando a la gente para olvidar mi agonía.
Las calles están llenas de gente marginal: inadaptados, prostitutas, locos y yonkis. Siempre me han inspirado. Es muy liberador ser abiertamente un outsider de la sociedad. Esa sensación es la que busco experimentar cuando salgo a la calle a hacer happenings.
A diferencia del pacto establecido con el público cuando va al teatro, en la calle estoy más expuesta a la vida, la arquitectura, los transeúntes y lo inesperado. Y aprovecho esa oportunidad para sacar mi hostilidad, mi locura y las rarezas que la gente no suele de ver de mí como persona. Porque en la vida real soy encantadora, femenina y delicada, codificada socialmente. Actuar en la calle, sin previo aviso y sin cobrar entrada, permite a mis personajes recorrer la ciudad a otro ritmo, como las inadaptadas que son.
¿Qué buscas en la calle como creadora?
La idea de hacer happenings surge de la inspiración e influencia que tienen los trabajos de Tadeusz Kantor, Jan Fabre y Harmony Korine en mis creaciones. En sus primeras acciones de calle se mezclaban la ficción y la realidad de un modo singular. Y el día que sentí esa pulsión, cogí una peluca y un disfraz, y me lancé a la calle con un personaje inventado a ver qué pasaba.
Se trata también de un momento artístico concreto y personal. Como creadora e intérprete quería crear sin agobios y expectativas, con estas acciones busco experimentar el arte por el arte. Cuando mi trabajo está enfocado a exhibirse en un teatro o festival, hay un proceso más meticuloso detrás: crear un dossier, distribuir la pieza, ensayar para fechas concretas y vender el trabajo. Mi necesidad viene de liberar la creación del proceso mercantil.
¿Por qué INADAPTADAS?
Podría decir que es una cuestión de forma: personajes insatisfechos, frustrados, marginados por la sociedad. Pero también hay algo de fondo: mi propio sentido de inadaptación a la era en la que estoy viviendo. Le llamo disforia de época. No me siento identificada con este momento histórico, ni estética ni espiritualmente. Me gustaría vivir en los años veinte… o los treinta… Bueno, en verdad entres los 20 y los 80. Aunque un poco de los 90 también estaría bien. Esa desidentificación es lo que vuelco en mis obras. Eso y la chalaúra.

¿Qué gana Marie Delgado con los happenings?
Las acciones de calle, que no persiguen sino la experimentación artística, han desaparecido prácticamente. Yo no veo a otros artistas en acciones de calle en Madrid, por ejemplo. Y lo entiendo, ¿quién se toma el tiempo de investigación creativa fuera de una sala de ensayo, sin intenciones de vender el resultado de ese trabajo? Es comprensible, nuestra situación profesional en España es decadente. Con INADAPTADAS persigo mi curiosidad creativa, mi desarrollo artístico individual, y exploro lo que me mueve en determinadas etapas de mi vida.
En tus happenings hay un fuerte componente identitario. Personajes extremos en su enfado, su sensualidad o su locura. ¿Cómo construyes esas identidades tan hiperbólicas y a la vez tan humanas?
Son personajes frustrados. Eso es lo que encuentro fascinante de contar. Intento recrear a los locos de la calle, en especial a los locos de Andalucía. Gente que no se ha encontrado ni se va a encontrar, pero que poseen esa nobleza y poder intuitivo del sur. Esas personas me inspiran muchísimo.
Estoy muy orgullosa de ser andaluza. Lo que más me inspira creativamente es el poder de Andalucía y, sobre todo, Cádiz. El lenguaje de la calle de Cádiz está lleno de códigos, imágenes, contradicciones y personajes grandiosos.
Svetla, por ejemplo, surge de la curiosidad por mis orígenes. Rastreando en el árbol genealógico de mi madre, tratando de encontrar ese vínculo con los países del este, me motivó hacer un personaje ruso. En mi familia siempre se ha hablado de raíces eslavas mezcladas con la sangre gaditana. Svetla es desagradable, tosca, masculina. Está amargada y es infeliz con su vida.

Resulta curioso que hable de fragilidad e invisibilidad, cuando la vemos contorsionarse y bailar con una fuerza inusitada…
Es el contraste lo que enriquece. Svetla es gris y está deprimida, triste. Y su movimiento va a la contra: es duro, marcado, violento. Depende también de la picá que me dé. Lo que hago es teatro físico, tanto en mis creaciones con La Tarara Company, como en mis proyectos individuales. Estoy continuamente probando nuevas formas, plasticidades. Y tengo obsesiones que van por temporadas. Con TARÁNTULA estaba investigando la contorsión y la flexibilidad de mis brazos. Eso es lo que marcó la calidad de movimiento de Svetla.
Svetla amenaza con matar a todo el mundo, Miley solo quiere sentirse deseada por los hombres, y la heavy de This is Rock and Roll mother fuckers, vive un éxtasis bipolar callejero. Todas son violentamente sensuales. ¿Cómo llegas a esto?
Mi esencia creativa es tragicómica, abordo las desgracias de mis personajes desde el humor. Y aunque no me identifico con ellas, porque yo tengo muy claro lo que quiero (mientras que mis protagonistas están perdidas y en crisis), sí que hay algo de ellas en mí. En el enfado de Svetla me reconozco, cuando no se me abren las puertas automáticas del Mercadona, por ejemplo, pienso joé soy invisible o qué. Y en personajes como Miley puedo volcar mis obsesiones sobre el mundo de la imagen. Un personaje que dice abiertamente que usa su sensualidad para sentirse querida.
Son dos cualidades que podrían ser parte de mí perfectamente: mi enfado con el mundo y el trabajo con la sensualidad.
¿Qué es la belleza para Marie Delgado?
Ahora, con el tiempo y mi estado actual de madurez, pienso que la belleza es la bondad, la autenticidad, la pureza, la verdad de la gente, el coraje, el alma…todo eso es lo realmente hermoso. Yo he aprendido a ver esta parte, en los demás y en mí y eso me ha salvado de tantas pamplinas superficiales que vas sufriendo en esta profesión y en el mundo en general.
Hablando de belleza, ¿cómo diseñas la imagen de tus personajes de calle?
“Los disfraces están bien” dice Svetla en un momento. Y es así. Soy intuitiva para la creación y la estética y, sobre todo, confío en el azar. Cuando caracterizo a un personaje me gusta jugar con elementos que, a priori, parecen discordantes estéticamente. Una peluca así, esta prenda de por ahí, una buena prótesis nasal, y complementos que surgen espontáneamente en el proceso. Es la raíz canalla del carnaval de Cádiz. Y yo soy chiclanera, es mi esencia.
Escojo elementos mundanos, cutres y aleatorios. Por separado, estos elementos parecen no tener sentido, pero en conjunto cobran sofisticación. El resultado siempre es hermoso, nunca he buscado la fealdad del todo. Tengo intuición para lo bello y, repito, confío en el azar en todos los sentidos: estético, interpretativo y vital.
¿La intuición se afianza con el tiempo?
Creo que sí. Son más de diez años dirigiendo La Tarara Company, y otros tanto creando como actriz y dramaturga. He ganado confianza, seguridad e intuición en mis procesos creativos. Además siempre estoy abierta a colaborar interpretando con otras compañías y dirigiendo a otros artistas, eso contribuye a que el aprendizaje sea mayor.
¿Cuál es el ritual de un happening?
Una hora antes de salir, empiezo la caracterización: maquillaje, ropa, complementos y decisiones del momento. Siempre pido consejo a Jose W Paredes. Él lleva la cámara y me sigue con ese ojo intuitivo que entiende perfectamente los movimientos, los ritmos y los espasmos de mis personajes.
Ya con el personaje, salimos a la calle. Siempre tengo el recorrido y las situaciones pensadas. Pero me dejo llevar por lo que esté pasando en la calle, por el azar. Sé dónde haré las coreografías, qué acción hacer en cada lugar y llevo una mochila con espadas, látigos, o lo que vaya a usar.
Jose W Paredes me sigue y me va ayudando durante el recorrido. Lo ha hecho en todos los happenings, a excepción de TARÁNTULA 2. Ese día fue Ana Couldnot quien siguió a Svetla. Paso un tiempo experimentando los movimientos, y cuando observo que ya he explotado el recurso, me voy a otro sitio. El recorrido puede durar unas dos o tres horas. Según la picá que me dé o lo que esté probando.
En todos los vídeos se te ve despojarte de algún elemento del vestuario frente a la cámara y decir: ya está…
Me gusta que la gente vea mi cara. Quitarme la nariz al final. Me parece bonito y cursi desprenderme de la máscara del personaje que, en mi caso, es la nariz. Y que la gente vea el cansancio de mi rostro de tantas horas vagando por la calle. Que vivan ese viaje. Casi siempre termino riendo porque estoy cansada. De vuelta en casa, agotada, veo las imágenes y me hago fotos y vídeos con la destrucción del maquillaje que ha quedado, para generar material para mis redes sociales.
¿Cómo eliges diez minutos de metraje de tres horas de happening?
El material de montaje lo elegimos entre Jose W Paredes y yo, y él lo edita. Lo hacemos inmediatamente después de la acción callejera. Elegimos el metraje, se añaden los textos concretos que he escrito con antelación, y también añadimos textos nuevos aprovechando las circunstancias que la calle nos haya dado ese día. En este proceso es importante cuidar el elemento del humor, ya que al ser personajes tristes, oscuros y raros, la raíz cómica es fundamental. Y esa es la esencia del carácter andaluz: tragedia y comedia extremas. Al final, nos quedamos con entre seis y diez minutos y tiramos lo demás.
Digamos que son dos experiencias creativas el mismo día: primero la acción callejera y luego el montaje audiovisual.
Y ya está…

¿Cómo reacciona la gente en la calle ante un happening?
Generalmente con curiosidad. Hay interés, fascinación y empatía. Siempre he tenido un feedback positivo. No ha habido violencia, ni me han insultado. Solo una vez, un jonki, dijo al verme: se cree ese tío que va a ser una mujer, pensando que era yo un travesti o transexual en Madrid.
En ocasiones me acerco a la gente, y la cámara siempre ha conseguido grabar el momento. Lo hago sin molestar a nadie. Me acerco para que el público viva una experiencia contemplativa y dejar constancia de ello con la cámara.
Tu trabajo con La Tarara Company ha sido premiado en México, Polonia, España; como actriz has trabajado en Francia, Alemania, Israel, Brasil, y actualmente estás afincada en Madrid donde sigues creando…
¡Y bajo a Chiclana siempre que puedo!

¿Cambia tu forma de trabajar con los happenings y con la compañía?
Mi trabajo con los happenings me ha dado entidad como creadora. Se puede decir que es lo primero que hago sola, sin mi grupo, siendo absolutamente responsable de todo el proceso. Y en cuanto más crezco, más maduro y mejor creadora soy. Los happenings son cada vez más potentes, reveladores, tienen más alma. La calle me ha ayudado a encontrar mi identidad.
La Tarara Company es mi familia, mi vida. La creación en colectivo sigue otro proceso. Y mi trabajo con la compañía no deja de estar alimentado por mis hallazgos individuales y los del resto del grupo.
A veces pienso que no sé a dónde me llevará todo esto que hago. Ni siquiera estoy segura de que a la gente le guste. Ahora siento que quiero seguir haciéndolo, pero no sé qué sentiré en el futuro. Últimamente pienso que la esencia de todo está en la importancia de vivir, de estar a gustito y ya está.
¿Qué esperas para el futuro como artista escénica?
Con los happenings quiero llegar más lejos, estoy preparando algo sobre un personaje que se llama Gwendolyne, trabajando el concepto baby doll de los años sesenta. La calle me llena de fuerza y me comprobado que soy capaz de absolutamente todo y que me gusta vivir. Enfrentarme a lo bohemio, a la chalaúra. No sé a dónde me llevarán las acciones de calle, porque a veces me siento ridícula por hacerlas y pienso en no hacerlas más. Pero otras, cuando valoro lo genuino de este trabajo, digo: por qué no lo voy a hacer joé, si yo soy así.
Me encantaría crear una gran colección de happenings, seguir creciendo y compartiendo las etapas vitales y creativas por las que atravieso. Las acciones de calle me motivan mucho, me quitan mucha presión sobre el resultado: la liberación del arte por el arte.
¿Y en cuanto a tu trabajo como directora y actriz?
Me da miedo el triunfo, lo mismo que temo no triunfar. No estoy segura si a la gente le gusta lo que hago, y a veces dudo que vaya a conseguir algo. Mientras tanto, lo que me motiva es seguir creando con La Tarara, con los happenings y dirigiendo a otros artistas. Estoy en ese camino en ahora y es lo que me gustaría hacer en el futuro: seguir colaborando con otras creadoras y tejer proyectos bonitos. Pero sobre todo ser feliz y chuflona, como me siento ahora. P’alante todas, hay que seguir el camino de la vida. Que venga lo que tenga que venir.

El trabajo artístico de Marie Delgado puede seguirse en @latararacompany y @mariedeltru
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