Mon Rouge

A veces me vienen a la mente algunos temas de la manera menos inesperada, como hoy en el deteriorado Aeropuerto “Benito Juárez”, en el que espero mi vuelo de regreso a la linda Mérida después de una visita rápida al Consulado Español.

Me falta mucho para abordar, así que a manera de distracción paseo con toda calma en las tiendas que de manera estratégica están colocadas en el pasillo de la sala general. Con todo el tiempo del mundo husmeo hasta toparme con un colorete rojo que me guiñó el ojo en una tienda de artículos holandeses, marcas que nunca había visto.

Los que me conocen saben de sobra que pintarme los labios es una costumbre que tengo porque hacerlo me carga de energía. Los morros rojos tienen el poder de sacarme de la más profunda depresión como arte de magia, pero de igual forma mi TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) hace que no compre maquillaje de dudosa procedencia por aquello del plomo y demás sustancias tóxicas e insalubres que tristemente contienen y que por falta de regulación siguen circulando. El enrojecido y coqueto tubo me pedía a gritos comprarlo, me gustó mucho su color, fue tal la euforia que olvidé leer su nombre; soy de las generaciones pasadas que creen que todo artículo trae un sello e inspiración, para mí el título del tono de un maquillaje es tan igual como el que se le da a una obra de arte, como ejemplo les recuerdo el tono de los labios de Paloma Picasso del cual fui fan durante mucho tiempo hasta que se descontinuó. Ese color fuego sello de su firma que empoderó a muchas mujeres y logró a ella separarla de su famoso padre hasta convertirla en una artista independiente es de alabarse. A mí siempre se me viene a la mente ella cuando deslizo mi lápiz labial frente al espejo.

Cuando mis hijos de manera espléndida me han regalado pintalabios varias veces he desenvuelto uno que otro “Mon Rouge” que yo agradezco felizmente porque ya casi no se encuentran en el mercado latinoamericano, tono que en América sólo se puede encontrar en MAC Cosmetics bajo el nombre de “Russian Red” que al colocarlo en la boca te hace ser la Femme Nikita por un breve instante.

Hoy en día, es mejor usar otras tonalidades como si el mundo de la moda estuviera confabulado a impulsar depresiones y suicidios encontrando hasta el negro, color que ni loca me pondría. Yo le soy fiel al rojo y en especial al de Paloma Picasso, en un arrebato de nostalgia he llegado a comprarlo en eBay, es tan bonito que la pintora y empresaria Picasso de casi setenta años ha guardado en uno de sus frigoríficos una buena remesa bajo llave al considerarlo como seña de identidad.

El rojo de mi elección no es un simple color sino un símbolo estético de una época que viví al máximo; la ruidosa década de los 80´s, y sí, cuando quiero pasar desapercibida simplemente no me pinto la boca. Los cosméticos de antes inspiraban, se veía el arte incrustado, el plomo estaba más disfrazado en su envoltura y tonalidad, no tenían absurdas fragancias ni sabores como los de hoy, ni brillitos cursis, ni no manchaban; los de mi época dejaban marca, besar era un acto de amor verdadero o pasión desenfrenada, la mancha corrida que dejaba el beso era la mejor firma posada a manera de tatuaje.

Hoy la industria de la moda se ha degradado tanto como los valores, los besos se dan a cualquiera y donde quiera, total, nadie se va a enterar, los besos de ahora no dejan marca, quizás por eso el amor se olvida rápido, quizás por eso es tan efímero, tan irreal, reflejo de una sociedad en crisis, de la mentalidad que hoy en día prevalece, porque de lo contrario, explíquenme ustedes porque el colorete holandés que hoy compré trae por título, “Foxy Friday”, para castigo ya lo había pagado, no había vuelta atrás, sin pensarlo mucho para no seguir envuelta en drama fui a pintarme rápidamente los labios al baño tras haber escuchado que mi vuelo pronto saldría, mi boca estaba pálida y yo necesitaba entrar al avión con ella colorada por aquello de caerse y llegar al cielo toda desarreglada ¿qué pensaría San Pedro de mí?, aunque el tono de mis labios seguro me delataría con el Portero Celestial y sería la visa perfecta para que se me enviara a la brevedad al infierno, espacio en el que quizás el «Foxy Friday» pudiera resultarme más útil.

Nació en Torreón Coahuila, en 1968. Licenciada en Historia con un posgrado en Educación. Docente de asignaturas del área de Ciencias Sociales. Trabajó del 2016 al 2020 como Responsable Académica del Bachillerato Intercultural de Popolá en Valladolid, Yucatán y del 2016 al 2018 supervisando de manera académica a los 198 planteles del Telebachillerato Comunitario (TBC) en el mismo estado, actividades que la conectaron con las costumbres, tradiciones, formas de vida y el aprendizaje servicio propio de las comunidades rurales. Ha colaborado con la Dirección General de Bachillerato de la SEP en la creación del programa modular de primer semestre del TBC “Matemáticas, fuerzas y movimiento”, con la Universidad del Valle de México campus Mérida en la elaboración del programa de la asignatura Comparative History, así como en la revisión del programa de estudios del Bachillerato Intercultural de Yucatán bajo la supervisión de la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe CGEIB.