Estas tan sencillas palabras son la parte más importante de un proceso altamente dinámico y sumamente complejo del que disfrutaban nuestros abuelos y los abuelos de los abuelos en el tiempo grandioso de los mayas, y que nosotros, hoy en día, hemos descuidado ocupando nuestros enfoques energéticos en nimiedades
Los meridanos, los yucatecos en general, y muchos mexicanos, estamos entre el miedo y la desesperanza, porque vemos con grandes ojos las ofertas en todo el país del infaltable, ahora sí, ¡Vuelvan a confiar en mí! Les prometo que ahora sí me voy a preocupar por su seguridad, de su bienestar, de su progreso, de su desarrollo, etcétera y más etcétera.
Hoy en día, vivimos en este sentido, el peor de los mundos, pues persiste en muchos hogares la dominación patriarcal, que ha permitido por siglos, que argumentos misóginos y machistas sean utilizados con “naturalidad” e impunemente contra las mujeres.
De todos los males de la humanidad, el desamparo ante nuestra naturaleza biológica es uno de los más potentes, la conciencia de vislumbrar el camino que viene nos vuelve tremendamente vulnerables y el miedo de enfermar o morir, nos va aplastando la fortaleza.