I
La mitificación que sobre la figura de Ernesto Che Guevara recae, ha generado la divulgación generalizada de su imagen como un ser fetichizado en la mayoría de los países capitalistas, pues se exaltan aspectos de su personalidad al tiempo en que se ocultan otros. Para la industria controlada por el capital, su proyección es un producto más, explotable y carente de su valor real. Pero también dentro de algunos sectores de la izquierda, su nombre representa una diversidad, quedando en el olvido sus postulados y principios concretos que lo llevaron a entregar su vida por la humanidad siguiendo la causa revolucionaria-socialista.
Son una fuente de conocimiento sus postulados marxistas y sus aportaciones al pensamiento latinoamericano antiimperialista, anticolonialista y socialista. Destaca su ideal de hacer realidad el sueño martiano y bolivariano de una América unida, mediante la indispensable desaparición del sistema capitalista para la instauración del socialismo-comunismo. Todas sus aportaciones tuvieron el objetivo de mejorar las condiciones de la vida humana. Las aportaciones del Che han sido analizadas hasta cierta medida, quedando aún pendientes muchos aspectos.
Las voces que han dado lugar a su divulgación y estudio, han puesto los cimientos de una tarea que ahora al cumplirse un nuevo año de su asesinato en Bolivia, alcanza vigencia urgente, pues la agudización de las contradicciones sistémicas, entre las potencias económicas como al interior de las sociedades, se expresan de manera mucho más violenta y devastadora para el porvenir de la humanidad. Estamos en tiempos que avizoran una nueva conflagración global con alcances insospechados para la humanidad; el genocidio y el fortalecimiento del neofascismo, así como la decadencia del imperialismo estadounidense marcan una época que traerá cambios ante los que las fueras revolucionarias y de izquierda deben estar a la altura.
II
El estudio del marxismo latinoamericano es un pendiente en las academias de ciencias sociales dominadas por las modas y los prejuicios; puesto que se alejan de las aportaciones autóctonas de nuestra América. En su lugar, han dado paso a corrientes extranjeras y, en los últimos tiempos, posmodernas. La ausencia de su estudio también es una deuda en el seno de los movimientos sociales.
La disputa en el campo de las ideas por la hegemonía cultural-ideológica, es controlada en la mayoría de casos por postulados favorables al capitalismo, aceptando como verdades las falacias del “fin de las ideologías” y de manera velada el “fin de la historia”.
Ante este panorama, se justifican de no contemplar para su estudio al marxismo, y mucho menos, su interpretación y actualización realizada desde nuestra patria grande. Así, nombres como José Carlos Mariátegui, Julio Antonio Mella, José Revueltas, Roberto Fernández Retamar, Fidel Castro y, desde luego, Ernesto Che Guevara, son olvidados u ocultados de manera abierta y descarada, para en su lugar utilizar ideólogos a modo, menos profundos, o definitivamente simples repetidores de la hegemonía cultural capitalista.
III
Los contextos donde surge, las raíces que lo nutren, sus interpretaciones heterodoxas de la realidad, su confrontación con las hegemonías tanto imperialistas como del propio movimiento revolucionario, hacen del marxismo latinoamericano una ventana de la filosofía surgida como respuesta a la dominación, explotación y marginación, tanto intelectual como material, que se ha vivido y vive aún, en nuestros países hermanados por la historia y la cultura.
Es en ese marco, en el del movimiento filosófico y político donde tiene su nacimiento el pensamiento revolucionario del Che; éste es un hecho concreto que se niega para dar lugar a la idea de un idealismo especulativo, con el fin de denostar o rebatir la profundidad de las reflexiones guevaristas. Contrario a lo que se divulga en las cúpulas del poder, la verdadera raíz de los ideales, conceptos y reflexiones del Che, surgen de la realidad concreta latinoamericana y se nutren del contacto que tuvo con esta misma realidad. Es decir, no son formulaciones de escritorio, son reales miradas directas y palpables de la explotación, la marginación y la permanente negación de la vida humana que desde tiempos de la conquista se padece en nuestra Patria Grande.
El Che conoció la América nuestra, la hizo suya, se convirtió en un “Soldado de América” y encaminó su praxis a la transformación de la realidad para el mejoramiento humano. Su obra intelectual está ligada con sus pasos en la vida y su vigencia tiene origen en ese mismo hecho, en el trágico acontecer continuo de la agonía humana en el seno del capitalismo.
IV
La travesía en dos viajes que realizó el Che por Suramérica y Centroamérica, previa a su incorporación definitiva a la causa revolucionaria en Guatemala, le permitieron entender de manera directa los padecimientos de obreros, campesinos, indígenas, mujeres y hombres, quienes estaban confinados en los rincones más recónditos de la geografía nuestra (esos mismos rincones a los que jamás llegarán quienes hoy niegan su vigencia y aportaciones). Ahí también, en medio del olvido histórico de los vilipendiados, se reafirmó en el Che, algo que lo distinguió desde su juventud: su pasión por la lectura.
Los libros que fue encontrando o le fueron proporcionados por quienes convivieron con él en estos dos viajes, abrieron su pensamiento hasta alcanzar la confirmación de su tendencia socialista y marxista, hecho que el mismo Che reconoce en distintas cartas enviadas durante su derrotero a su madre.
En esas misivas hablaba del estudio de obras y lectura de autores, sobresaliendo Marx y Engels, además, de libros como Siete ensayos de la interpretación de la realidad peruana de Mariátegui, textos que concretarían su formación con su accionar en los movimientos emancipatorios como el cubano. El Che se formó como marxista lejos de las aulas y en directa convivencia con la realidad estudiada; su praxis le dio las bases para la comprensión de las necesidades de nuestra América.
V
Lo asesinaron hace cincuenta y siete años, lo pretendieron desaparecer, aniquilar su ejemplo y su virtud. Lo convirtieron en mercancía, una moda, un fetiche; pero se olvidaron que, en cada uno de los marginados, de los vilipendiados, proletarios y explotados, olvidaron que en cada indígena discriminado o en cada campesino despojado, en cada obrero (mujer y hombre) explotado, en la juventud que se rebela, en la madurez que persiste, en cada rincón del mundo en resistencia, Ernesto Che Guevara, nace y renace, cada día más fuerte, más revolucionario-comunista y mucho más vigente que nunca.
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