El gran desafío, tanto para el docente como para el alumno, es encontrar ese equilibrio entre grado de desafío de una actividad y el grado de habilidad de la persona que la realiza
Howard Gardner
Antes que todo, debemos partir de que, en el año 2006 se celebra la “Primera Conferencia Mundial sobre la Educación Artística”, organizada por la UNESCO y el Gobierno de Portugal, en dicha conferencia se elabora un documento, el cual es esencial para todos los que, de una u otra manera, nos dedicamos a la docencia dentro del campo de las artes. Este documento lleva por nombre “La Hoja de Ruta para la educación artística” y nos permite posibles formas de contribuir al campo de la creatividad y la sensibilización cultural del siglo XXI, a través de la educación artística.
Desde mi particular punto de vista, podríamos señalar que la Educación Artística es un factor esencial para promover la creatividad, el desarrollo intelectual de los niños y jóvenes, el pensamiento crítico y el desarrollo de competencias socioemocionales, desarrollando así el autoconocimiento y preparando a los estudiantes para el mundo contemporáneo, sus símbolos y sus significados; una herramienta de transformación social sin precedentes.

Por tanto, creo firmemente que en este S. XXI, el cual ya ha transitado su segunda década, debemos pensar, en primer lugar, en los hacedores de artes que son también docentes: ¿Docente-artista o artista-docente? Particularmente, opino que ninguno de los dos, si no que el docente de educación artística de hoy es una combinación de ambos, dando como resultado un docente de educación artística, que gestiona y promueve el arte en el aula y la escuela, y lo coloca al servicio de la educación artística. Se convierte en el enlace entre lo invisible y lo visible, vinculando a padres de familia, la escuela, el alumnado y el propio quehacer de su profesión, en torno a las artes.
En este sentido, las artes hacen posible a través del alumnado que el padre de familia perciba lo que no se ve de manera tangible en la vida escolar de sus hijos, en la cual, el alumnado no sólo se prepara para una representación artística de fin de año escolar, ni es solamente el aprendizaje de una coreografía o la memorización de un texto. La educación artística y el desarrollo de ésta, pone en manifiesto los saberes adquiridos en otras academias y reorganiza dichos saberes para un fin común, el desarrollo integral del alumno.

Es por esta razón que la minuciosa tarea de la gestión docente y educativa es esencial en la academia de artes de toda institución educativa, ya que es la que propone y facilita al cuerpo docente temas que propicien la lectura de la realidad en la que se desarrolla el alumnado y facilita el camino hacia el pensamiento crítico.
Dentro de estas diversas formas de expresión artística en la etapa escolar, encontramos una que se me hace sumamente esencial: el Teatro.
En pedagogía es casi un lugar común escuchar la frase “educar para ser mejor persona”, pero es importante traerla a colación para señalar la estrecha relación que tiene con el teatro.
El término persona tiene hoy diferentes significados, siendo el más común: individuo de la especie humana (Diccionario de la Lengua Española, 2001). Y así es, como persona se vincula con la pedagogía, porque la educación permite el mejor desarrollo de los individuos. De esta manera, en mi muy particular punto de vista, la Educación Artística en especial el teatro, es un factor esencial para promover el desarrollo intelectual, el pensamiento crítico, el desarrollo de competencias socioemocionales y la creatividad, que desarrollan a su vez, el autoconocimiento y preparan a los estudiantes para el mundo contemporáneo, sus símbolos y sus significados.

El teatro, específicamente, ayudará en la construcción de camino, así lo mencionó Berta Hiriart en el 2020, en una de las mesas de reflexión organizadas por teatro UNAM, donde se abordó, entre otros temas, Teatro y educación.
Por lo tanto, la educación del teatro, dentro del área de artes, en la educación artística, se convierte, en el enlace entre lo invisible y lo visible, vinculando a padres de familia, la escuela, el alumno y el docente, en torno a las artes.
En este sentido, principalmente, la materia de teatro hace posible, a través del alumnado, que el padre de familia perciba lo que no se ve de manera tangible en la vida escolar de sus hijos y su desarrollo socioemocional.
Una representación artística (teatral), no es solamente la memorización de un texto o coreografía. El desarrollo artístico en el alumnado pone en manifiesto los saberes adquiridos en otras academias y reorganiza dichos saberes para un fin común; sobre todo, facilita la lectura de la realidad en la que se desarrollan los alumnos y motiva la agudeza del pensamiento crítico.

A pesar de lo planteado en aquellas mesas de reflexión en el 2020 por expertos como José Agüero, Berta Hiriart, Mónica Juárez, el gran tema a discutir es el papel de la Secretaría de Educación Pública y las prácticas artísticas, en especial, el teatro y las artes escénicas en las escuelas de México.
Los programas curriculares de Educación Artística plantean y brindan enormes posibilidades de formación y desarrollo en el proceso de aprendizaje de las artes; sin embargo, la realidad nos muestra una situación diferente.
Usualmente, en las escuelas de educación básica existen áreas académicas a las que se les dedican la mayor parte del horario escolar, tales como: español y matemáticas, puesto que son asignaturas que están consideradas como prioritarias e importantes dentro de los currículos académicos.
Si bien, la Educación Artística se encuentra en el currículo académico de la educación básica; este expresa que, para su impartición, se cuenta solamente con dos horas a la semana, por grado. No obstante, aunque las instituciones escolares hagan hincapié en la importancia de la creatividad y la educación artística en la formación del alumnado, existe un sentimiento generalizado dentro de los docentes de educación artística, de no ser percibidos de la misma manera que al profesorado de las asignaturas prioritarias.

Llevo algunos años en el área artística pedagógica de una institución educativa, y en especial, más cercano al área de teatro, por lo que considero que la impartición del teatro y las áreas artísticas en la etapa escolar deben ser enfocadas en la formación 360° del individuo, para que nuestro alumnado alcance un desarrollo integral, y que este pueda ser capaz de desenvolverse en el ámbito social, emocional, cultural, escénico y en el caso del docente-artista, una mayor apertura pedagógica y psicopedagógica. Es así, que el teatro y las artes en la educación deben tener como gran objetivo, conectar con experiencias movilizadoras del contexto social y comunitario, teatro como dispositivo de crecimiento individual y de trasformación de la sociedad.
Como agentes de cambio en el ámbito de la educación artística (en especial todos aquellos que nos dedicamos al que hacer de la docencia artística), deberíamos tener en cuenta que el teatro y las artes escénicas refuerzan las competencias disciplinares de los niños y jóvenes como lo son las habilidades cognitivas e incentiva la creatividad, el emprendimiento y la curiosidad por ámbitos diversos del conocimiento y la cultura. Desarrolla y potencializa el pensamiento crítico, genera interés en el aprendizaje y flexibilidad de pensamiento, estimula las habilidades comunicativas, fomenta el trabajo en equipo y promueve el respeto, la tolerancia y la interacción social.
Por último, y no menos importante, el alumnado a través de los diferentes lenguajes artísticos, afianzan la capacidad de interiorizar y discurrir acerca de los conocimientos y experiencias adquiridas, así como en la percepción del mundo que les rodea de una forma más reflexiva.
Los invito a leer la Conferencia Mundial sobre la Educación Artística de la UNESCO (Lisboa, 6-9 de marzo de 2006) y escuchar algunas de las mesas de reflexión en torno al tema, organizadas por la UNAM en el 2020.
https://www.infoartes.pe/unesco-educacion-artistica-2006/
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