La diversidad en la discapacidad

Instalación para invisibilizar la sordoceguera. Mérida, Yucatán.

Escribir sobre diversidad nos lleva a considerar lo diferente, lo distinto y en el devenir de la historia, el sólo término ha desbordado sentimientos, cualquiera que ellos sean, no se pretende decir que son buenos o malos, simplemente es una condición del ser humano y cada quién se debe hacer responsables de ellos, pero volvamos a centrarnos en el término diversidad. Como sociedad nos ha costado mucho conceptualizarlo, tomar posturas y ver cómo se va transformando a través del paso del tiempo. La diversidad nos hace únicos e irrepetibles, esa es la condición del ser humano, podemos nacer el mismo día, la misma hora, el mismo año y ser diferentes.

Al ser parte de una sociedad estamos en una dinámica de deconstrucción y construcción, en la que como cita Maturana, H. (2017) “Todo vivir humano ocurre en conversaciones y es en ese espacio donde se crea la realidad en que vivimos”, así que constantemente estamos en la búsqueda de construir conceptos que nos lleven a entender al ser tan complejo. que es el ser humano y sus circunstancias.

En una sociedad que necesita explicarse lo que ocurre en su realidad, le da nombre y las agrupa por características, contextos, habilidades, capacidades, modos de ser y sentir, entre ellas están la cultural, étnica, lingüística, sexual, biológica, funcional, puede haber más o estarse gestando una nueva diferencia, una nueva diversidad. 

Es una necesidad del ser humano, el explicarse y ponerle nombre a lo que vive en la cotidianidad. Y en ese sentido hay un grupo de la población que a partir del Foro “Vida independiente y diversidad” en el año 2005, realizado en España, se empieza a acuñar el término “Diversidad funcional”, es Javier Romañach quien nos pone a reflexionar, que es necesario reconocer la existencia de las distintas maneras del funcionamiento social y que están determinadas por las diferencias físicas, sensoriales y de procesamiento.  Su trabajo se centra en cambiar el término de “discapacidad”, ya que tienen una connotación que se centra en las restricciones que las personas enfrentan para poder tener una calidad de vida digna. El trabajo con las personas con una condición de discapacidad ha pasado por varios modelos de atención: asistencial, médico, rehabilitatorio, educativo, social, ecológico, con enfoque de derechos y modelo de la diversidad.  Ponerle un nombre a lo largo de la historia ha permitido crear políticas, estrategias de atención y en apariencia dar respuesta a las necesidades de la población citada. Pero la realidad ha rebasado las expectativas, si bien hay acciones a nivel de políticas públicas para cumplir con los acuerdos firmados a nivel internacional y nacional para dar atención a la población con una condición de discapacidad, no hay presupuesto que alcance para cubrir las necesidades de salud, educativas, de empleo y recreación. Por lo tanto, cuando ahora hablamos de diversidad funcional, el reto se vuelve complejo, ya que con este concepto se incorpora a todas aquellas personas que por sus características inherentes a su condición humana, debe tener garantizada una participación ciudadana de forma plena y efectiva.  Se pretende no hablar de discapacidad (visual, sensorial, intelectual, psicosocial u otras condiciones) sino que toda persona sea reconocida por la premisa de ser único e irrepetible y que es sujeto de derechos. Las interrogantes que surgen a partir de este movimiento de diversidad funcional serían: ¿Cómo sociedad, estamos informados sobre lo que implica la aceptación a la diversidad? ¿Sabemos las implicaciones que tiene la atención de la diversidad en materia de políticas públicas? ¿Aceptamos la diversidad, en su concepción amplia? Y muchas otras que a cada lector le pueda surgir. Seguiremos trabajando por visibilizar la diversidad, la diversidad funcional y que todo ser humano tiene derecho a tener una calidad de vida digna.

Emelia Herández Payán
Nacida en la Ciudad de México el 14 de noviembre de 1960. Profesora egresada de la Esc. Nacional de Maestros, licenciada en Problemas de aprendizaje y licenciada en la atención de Ciegos y débiles visuales, maestría en Educación: Campo Desarrollo Curricular y doctorado en Educación. Con múltiples cursos en el área educativa, educación de personas con discapacidad visual, sordoceguera y discapacidad múltiple entre otros. Experiencia de docente en educación primaria, educación especial, educación media superior, superior y nivel de posgrado. Participante en la AC Red incluyente por la Discapacidad. Consultora de la Perkins Internacional para el proyecto Pixán de la Península de Yuactán (Yucatán, Campeche y Quintana Roo).