¿Por qué hago lo que hago?

Foto: Annie Bordas @anniebor

El día 5 de Julio de 2013 cambié mi vida. En realidad, ya llevaba tiempo detrás de aquel cambio, pero aquella mañana se materializó en forma de carta: la Secretaría General de Educación de la Comunidad de Madrid me confirmaba la concesión de la Excedencia Voluntaria que había solicitado meses atrás. A partir de aquel momento se abría un horizonte tan amplio como desconocido para mí.

Los últimos siete años los había dedicado a trabajar en colegios públicos de Madrid, sobre todo, como de profesora de música; y de teatro y danza, cuando me dejaban; y de lengua, matemáticas, ciencias, etc, cuando el centro lo necesitaba.

Foto:@elenaloniego

Fuera del colegio seguía aprovechando las horas libres que me quedaban para trabajar con compañías de teatro y danza, para seguir formándome y, fines de semana y veranos, para actuar aquí y allá.

Como los buenos rockeros, mi lema era I´ll sleep when I´m dead”.

El inicio del cambio se produjo en aquello años, el día que encontré el Proyecto LÓVA. Claro, que esto, yo no lo sabía. LÓVA conectó mis dos pasiones y actividades diarias: la artística y la pedagógica. LÓVA daba cabida en el colegio, y fuera de él, a incontables propuestas y personas estimulantes que me hicieron dormir aún menos de lo que ya lo hacía. Digamos que el proceso que promovió fue: ordenar lo que ya sabía, ponerlo a mi servicio y, ¡tachán! descubrir un sinfín de nuevas posibilidades creativas.

Lo que más me fascinó fue tomar conciencia del poder transformador del “escenario”. Hasta aquel momento, yo actuaba, bailaba y tocaba por puro placer. A partir de entonces, mi sensibilidad se abrió a los procesos personales, internos y externos, que suceden mientras creas. Asumí la dimensión comunicativa del arte, no solo con los demás, si no con uno mismo. Entendí el poder de las herramientas que tenía. De su alcance aun sigo sorprendiéndome.

Y más allá de encontrarle a todo esto un uso pedagógico o terapéutico (que obviamente lo tiene de forma inherente), empecé a conocer proyectos artísticos que traían al escenario propuestas cargadas de verdad. Esa verdad de la que me habían hablado tanto en la escuela de teatro, la encontré trabajando con proyectos que subían a escena a personas que, a priori, no eran artistas. Proyectos dirigidos por profesionales que creen en la capacidad artística de todas las personas y defienden que el arte no sea un privilegio de unos pocos. Los dos años posteriores a recibir aquella carta, me dediqué a bailar y a viajar por el mundo trabajando con proyectos y artistas que se movieran en esa vertiente. Vivir propuestas como Five Days to Dance, Quijotadas, Esto es Ritmo o Rizoma amplió mi lenguaje creativo. Multiplicó las posibilidades de lo que hasta aquel entonces yo pensaba que era “subir a escena”.

Y de estos pastos, nació MOVE arte para todos. Creé MOVE como movimiento en transformación. Como espacio donde vivir el arte y participar de procesos creativos. Como lugar donde tomar conciencia de otras posibilidades de realidad, de cuestionamiento y reflexión ante lo impuesto, de resistencia a lo dado, de búsqueda de otros caminos, de descubrimiento herramientas y vías expresión.

MOVE toma la danza-teatro como lenguaje que llega a la palabra, la música, la expresión plástica desde el movimiento físico del cuerpo, desde la danza. A través de ella, los seres humanos nos conectamos con nuestra esencia primigenia, con lo que tenemos y lo que somos y, así, ampliamos nuestra percepción de lo que acontece. Cuando desarrollamos la conciencia de nuestro movimiento en el espacio, nos abrimos a nuevas perspectivas de nosotros mismos y de lo que nos rodea. Expandimos nuestra sensibilidad, la agudizamos.

Tomar conciencia es tener el poder para decidir. Hacerlo además en grupo, en equipo, es bonus track. Como dice el proverbio chino “Si caminas solo iras más rápido, si caminas acompañado llegarás más lejos”.

Todas las propuestas de MOVE buscan que el que llega a un taller o proceso creativo como participante o a un espectáculo, como público, sea un agente activo. No me interesa que las personas que vienen solamente lo pasen bien o vean algo “bonito”. Me interesa que aquello que perciban les mueva, les genere preguntas o les proponga respuestas a sus inquietudes.

A veces, después de una función, alguna persona de profesión artística me ha venido a recriminar que mis propuestas lo único que generan son intrusismo en la profesión. Es decir, que el hecho de ver bailar-interpretar a personas que no tienen ni la técnica ni las aptitudes de un profesional es quitar el pan al experto y denostar la profesión. Procuro no entrar en discusión. Seguramente, si estuviera en Francia, Holanda o Reino Unido ningún profesional se sentiría amenazado por una creación colectiva comunitaria.

El hecho de que a escena suban personas que no tienen un objetivo de profesionalizarse, pero sí de expresarse, me parece que es la forma más emocionante y real de contar y crear. Esas personas, no tienen técnica, pero tienen verdad.

Y con esto, no digo, que los buenos bailarines y actores no emocionen o que sus interpretaciones no tengan verdad. Sigo siendo intérprete de danza, de música y de teatro, y admiro a los compañeros de profesión con oficio y compromiso. También soy una gran consumidora de arte escénico, disfruto y me emociono viendo a un gran artista como la que más y reclamo que haya más cultura asequible en todos los rincones de este país (no solo en las grandes ciudades).

Al igual que cuando digo que todos somos seres creadores, que todos podemos bailar y hacer música, no estoy afirmando que todos podamos ser Sylvie Gillem o Mozart. Si lo llevamos a otro contexto, podría decirse que, todos podemos jugar al fútbol, pero no todos podemos ser Messi. Y mira, aprovechando que ha salido el deporte rey, ¿te imaginas a un grupo de colegas que quedan para pasar un día en el campo y, además de llevar un balón para echar un partidillo, hacen una selección de músicas para inventarse unas coreografías? O que, como en la genial Amanece que no es poco, la música de fondo del bar donde tomamos el carajillo de la mañana, fuese una soprano en directo cantando “Lascia ch’io pianga”. Y que los parroquianos comentaran “Qué bien canta, la jodía” antes de marchar a la oficina… ¿Te imaginas?

En fin,…

Foto: @miguel_angel_garcia

Lejos de querer convencer de que con el arte se puede cambiar el mundo y hacer de él algo mejor, seré más terrenal y menos utópica. Creo que, si en el mundo fuese prioritario el desarrollo de nuestro ser artístico y creador, todo sería diferente. No sé si mejor, pero sí diferente. De momento pienso que si, desde bebés, nos iniciaran en lenguajes artísticos estaríamos menos aborregados. Porque cuando alguien puede utilizar un lenguaje artístico se coloca en un lugar personal y propio donde imagina, y proyecta, toma decisiones, elige y se expresa. En vez de repetir lo que se ha hecho siempre.

El arte racionaliza el inconsciente y propicia la sincronía del caos.

Que cada uno decida si así, el mundo sería mejor. Sí insisto en que sería diferente. Y desde luego a mí, me gustaría bastante más. Porque no nos engañemos, yo no creé MOVE para cambiar el mundo sino para cambiarme a mí.

Querida lectámbula o lectámbulo,
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Artista, pedagoga y emprendedora cultural. Fundadora y directora artística de MOVE, arte para todos. Su formación recorre la música, el teatro, la danza, la pedagogía y la gestión cultural. Bailarina, música o actriz con diferentes compañías nacionales e internacionales: Teatro William Layton, Teatro Estudio Tamir, Pioré Danza, Sharon Fridman.Projects in Movement o Maurizio Agró Compagnia Musico Teatrale. Siempre interesada en la vertiente social y educativa del arte, compagina su actividad artística con la docencia. Colabora con protectos artístico-sociales: proyecto LÓVA (España), Cardboards Citizens, Street Wise Opera and Collective Encounters (UK), New Yoork Metropolitan Opera Guild and Chicago Arts Partnerships (EEUU) y mARTadero (Bolivia), Inka Samana y Orquesta Juvenil de Loja (Ecuador), entre otro. Impulsa el proyecto social y participativo del Teatro Fernán Gómez de Madrid. Directora artística y coreógrafa de Aquario, creación con la comunidad china para la clausura del Año Nuevo Chino de Usera (Madrid). Memoria Conectiva, como creación con personas mayores de 60 años para las Jornadas del INAEM de Inclusión Social en las Artes Escénicas. Caer en Ti en el Festival Danza en la Villa 2021 y Espacio MI en el Festival Visibles 2022/23, espectáculos creados con personas mayores de 60 años y jóvenes entre los 15 y 20 años. Asesora de movimiento escénico para las directoras y dramaturgas: Carolina África en El Cuaderno de Pitágoras (Centro Dramático Nacional) y Paloma Pedrero en Isla Amarilla (Compañía Caídos del Cielo). @elenaloniego https://www.movearteparatodos.com/elena-lopez-nieto/