Hace unas semanas, Elon Musk anunció que «Tesla tendrá robots humanoides genuinamente útiles en baja producción para uso interno de Tesla”, esto nos pone en alerta de que pronto los robots con características físicas a las humanas podrían estar con nosotros.
Esto no es nuevo, ya en Japón, donde parecen vivir en el futuro, algunos robots son parte de la fuerza laboral, así como los robots de compañía que empiezan a llegarnos a través de algunas plataformas.
El robot Optimus de Tesla es sólo uno de varios robots humanoides emergentes, que se suman a los de Atlas de Boston Dynamics, Figure 01 de Figure AI, Phoenix de Sanctuary AI y muchos otros.
Por lo general, es una estructura bípeda con la capacidad de caminar y, a veces, saltar, y algunas otras proezas atléticas. Sobre esta estructura se pueden montar un par de brazos y manos robóticos capaces de manipular objetos con distintos grados de destreza y sensibilidad táctil.
Si se quiere que un robot parezca humano, se espera que se comunique como un humano, tal vez incluso responder emocionalmente.
Con la inteligencia artificial, sabemos que los robots podrán resolver cada vez más problemas; sin embargo, todavía hay muchas tareas que están más allá de la navegación digital, reconocer objetos, crear imágenes. Suponemos que pronto diseñarán robots para desempeñar tareas de limpieza o acciones repetitivas como las que se realizan en los trabajos industriales, así como una nueva generación de reemplazará a los robots que hoy sirven en algunos establecimientos turísticos como recepcionistas o guías, como el Riken Robear.
El caso de los robots humanoides es bastante impresionante, y aunque parece que estamos todavía lejos, con incorporación de empresarios como Musk, está carrera tecnológica se agudiza. ¿Estamos finalmente ante un punto para lograr esta hazaña que después se volverá contra nosotros?
Si bien esto va a mil por hora, todavía hay mucho por resolver, se requiere de lograr que los humanoides puedan comunicarse de manera más eficaz con los humanos, que puedan identificar frio, calor, lluvia, etc; desarrollar aún mas con la IA sus micro expresiones faciales y movimientos finos; además de abaratar costos, porque, mientras tanto, tener un robot en casa o en la oficina será sólo un lujo, una excentricidad para unos cuantos; es decir, no decir, no dejará de ser ficción, hasta que, como ha ocurrido con toda la tecnología, se socialice y llegue a las masas.
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