Alicia nos recuerda que somos parte de un “sistema” y por lo tanto estamos inmersos en él sin escapatoria alguna, actuamos en conjunto de manera mecanizada tal y como lo hace el conejo, el Sombrerero Loco y la liebre al estar en un “feliz, feliz no cumpleaños” sin fin, cíclico, enloquecedor, absurdo y a veces placentero.