Violencia escolar y lectura: creando territorios de paz. Entrevista a Raúl Lara Quevedo.

El arte de transformar con la palabra es un don que lo caracteriza, su manera peculiar de adentrarnos a la narración de cuentos lleva a los estudiantes a escuchar y reflexionar sobre los retos de la vida actual. Ameno y siempre dispuesto a conversar, en días pasados sostuve una plática con el maestro en intervención de la violencia Raúl Lara Quevedo, donde nos compartió parte del trabajo que realiza, desde la docencia y el fomento de la lectura.

Desde que las letras tocaron a su puerta, llegaron para instalarse, generando un cambio en su vida, para que hoy, después de un largo camino recorrido, cuente con una importante experiencia a través de diversos proyectos desarrollados en favor del fomento y activación lectora, donde prepondera el interés por atender las necesidades sociales y de cada persona, como un ser valioso y capaz de desenvolverse en el contexto que vivimos.

Algunas vivencias personales lo llevaron a la formación como maestro en intervención de violencia, es así como crea estrategias de prevención a la violencia escolar a partir de la lectura. Las semillas que ha sembrado en la cultura y las artes reflejan un verdadero compromiso por los otros. Su ímpetu por compartir la palabra lo ha llevado a ser locutor, conferencista, catedrático, escritor y un ferviente impulsor de las letras. Actualmente labora en la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y sus líneas de investigación son la inclusión social y equidad, la lectura y la cultura, entre otros tópicos.

En las páginas siguientes compartimos la conversación que sostuvimos con el maestro Raúl Lara Quevedo sobre la importancia de la lectura en los contextos de violencia escolar y como una herramienta vital para la construcción de territorios de paz.

—Maestro Raúl, nos podría comentar ¿cómo nace la inquietud de atender necesidades sociales a través de la lectura?

—Nace desde las vivencias personales de exclusión social, estas condiciones me motivaron a estudiar literatura y luego aplicar el conocimiento a temas sociales, así como al desarrollo de proyectos como Rutas Literarias Yucatán A.C., la cual me permitió trabajar con adultos mayores, niñas y niños que han sufrido violencia, con menores infractores, adultos con VIH, entre otros.Entonces pude constatar a la lectura como un instrumento de paz y de diálogo, como una herramienta para reconocer y atender los problemas sociales actuales, tales como violencia escolar, de género, inclusión social, discriminación, salud mental, etc.

—¿Nos podrías compartir tu experiencia como coordinador de LEER UADY?

— Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) ha profesionalizado los círculos de lectura, en el 2015 surge LEER UADY como un programa permanente en el fomento y activación lectora con el propósito de generar en los estudiantes el pensamiento crítico desde la literatura. Nos dimos a la tarea de detectar las necesidades lectoras de la comunidad estudiantil por medio de un proceso diagnóstico, el cual nos permitió identificar los gustos e intereses literarios de los jóvenes. Con esta información focalizamos las estrategias y así surgen los talleres y charlas académicas atendiendo temas actuales, por ejemplo: “Género y poder en caperucita roja”, que permite mirar las violencias desde lo masculino y cómo normalizamos estas violencias en las narraciones orales que reproducimos. Luego surge la conferencia “El arte del insulto”, que habla de la violencia de género desde los dichos y los insultos, donde el auditorio se ríe la primera parte, pero la última media hora es cuando proporcionamos los datos acerca de los feminicidios y los crímenes de odio. Es importante que las y los estudiantes connoten la naturalización de la violencia y cómo la reproducen en sus relaciones interpersonales. Actualmente colaboro en la investigación e incidencia de La liga de la lectura que coordina la doctora Eloísa Alcocer Vázquez, en el cual nos encaminamos a socializar el proyecto de lectura de la universidad como un instrumento para desarrollar espacios de equidad y de inclusión social en jóvenes de bachillerato.

Raúl Lara Quevedo,

—Ante los contextos de violencia que vivimos en la actualidad, ¿cómogenerar en las y los estudiantesespacios más seguros de sana convivencia desde la lectura?

—La meta principal del fomento y activación lectora es humanizar los procesos de convivencia. Como profesor me he percatado que cada día hay menos referencias de comunicación entre los estudiantes y sus tutores, lo que se traduce en una falta de validación y de autoestima, de igual manera cada día vivimos más situaciones de violencia pero parece que tenemos la mirada entumida, no nos percatamos de que estamos viviendo un momento complejo, invisibilizamos las violencias actuales, no las nombramos y la lectura permite acercar al individuo a estas realidades y reflexionar desde la ficción.

La lectura es una herramienta fundamental que permite sensibilizar a los jóvenes, por medio de la palabra y de la narración de historias me permito llegar a los estudiantes, tocar situaciones que están viviendo, representar de manera paralela sus experiencias y conversar sobre ello. En estos tiempos nos hace falta empatizar, nos sentimos solos y solas en multitud, necesitamos la certeza de que alguien está atravesando, o pasó o puede pasar por algo que yo estoy viviendo hoy, necesitan esos puntos de referencia. Y la lectura justamente eso nos brinda, el reflejo y un rebote de las realidades actuales, desde el pretexto de la lectura mi meta en toda conferencia es que el usuario aprenda algo de sí mismo, que conecte con sus emociones, con su historia y experiencia personal, la cual permita el diálogoy reflexión del mundo que habitamos.

—¿Qué estrategias lectoras recomiendas a los docentes para trabajar situaciones de violencia?

—Hay que descolonizar los procesos lectores, persiste una mirada colonial al proceso de lectura, es decir, “leer libros en castellano o de ciertos autores”, pero me he percatado que cuando le llegas al estudiante con un lenguaje común, te interesas en su contexto, vinculas la narración de la lectura a su entorno actual, le devuelves el protagonismo al estudiante y a su historia, entonces generamos empatía. Las y los jóvenes observan las dinámicas de diálogo del docente, de igual manera se dan cuenta que pueden utilizar los contextos de las narraciones para resolver conflictos, un ejemplo de ello es cuando narro “El ruiseñor y la rosa”, de Oscar Wilde, al finalizar, los estudiantes se dan cuenta de que hace falta el diálogo entre los personajes, que no se valoró el esfuerzo de cada personaje y, finalmente, la importancia de valorar lo que se tiene alrededor. Es valioso escuchar sus historias, porque conectan con sus recuerdos y memoria.

Johan Galtun y Pierre Bourdieu afirman que la violencia viene de la naturalización e invisibilización, y como un símbolo cultural que es entendido y reproducido. Si llegamos a las y los estudiantes explicando este entorno complejo que vivimos difícilmente empatizan pero si abordamos el tema desde la lectura o la narración y utilizamos estrategias de sensibilización, conectaremos con los alumnos desde un lenguaje común, entonces veremos a usuarios interesados e involucrados en el tema.

En este sentido, platicar de los textos, mostrarles dinámicas de diálogo desde la labor docente ya es una herramienta de réplica.

—¿Por qué es importante capacitar a las y los docentes sobre el tema de la violencia?

—Se da por sentado que el castigo es el elemento corrector de una actitud o conducta lacerante, Michel Foucault nos dice que el castigo genera más estrés y tensión social, no tenemos modelos de acompañamiento para el receptor y generador de violencia que no los saque de la revictimización y agresión respectivamente, ambos son resultado de una familia o de un contexto adverso, donde se aprende a replicar la violencia. La escuela tiene que detectar y acompañar las situaciones de conflicto, aplicar el protocolo y canalizar a los estudiantes.

Cuando coexistimos y sobrevivimos en un entorno de violencia ya es peligroso porque el ser humano aprende y se acostumbra a vivir en un ambiente hostil, se normaliza la agresión, en este caso el receptor o receptora se entume ante la violencia y replica en otras personas, no se normaliza que existe un poder judicial o que hay redes de apoyo donde pedir asesoría. Carl Rogers nos dice que el proceso de entumir es dejar de sentir ante la violencia que se normaliza.

Sin duda, mi pasión es la docencia, me he percatado de lo importante que es trabajar con las y los docentes sobre el tema, son la parte fundamental del sistema educativo, la mayoría tiene un alto compromiso, quieren hacer la diferencia con sus estudiantes, si en el aula hay un docente motivado el estudiante aprovechará al máximo. Pero, sin duda, requieren del acompañamiento, las y los docentes no tiene que ser expertos en todo, pero sí tienen que conocer las redes colaborativas, los círculos de ayuda donde puedan acudir los y las afectadas, conocer las estrategias y el protocolo de acción para las y los estudiantes.

Raúl Lara Quevedo conduce el programa radiof{onico «Tilde» que se transmite todos los martes a las 16:00 horas por Yucatán 92.9 FM

—¿Qué competencias o habilidades requieren desarrollar las y los docentes de Yucatán para intervenir en situaciones de violencia?

—La competencia del Ser y Estar, porque el conocimiento ya lo tienen. La docencia no es un trabajo, es una vocación, si no tienes la vocación entonces será un trabajo, y cuando es trabajo uno da lo que toca. Como docentes podemos desde la palabra y las lecturas abrazar al alumno, devolverles un: “eres importante”, “reconozco tu esfuerzo”, etc.

Se requieren docentes que escuchen más allá de la palabra, que observen y detecten situaciones de riesgo en las y los alumnos para frenar la reproducción de acciones violentas.

Es importante realizar talleres de sensibilización para los estudiantes, docentes, directivos, padres y madres de familia, no podemos olvidar que todas y todos somos el resultado de una sociedad, si no hacemos un cambio, una pausa de cómo resolver los conflictos desde la mediación, pues seguiremos reproduciendo los modelos violentos, mecánicos y sistemáticos. Considero que podemos incidir en las infancias y adolescencias desde talleres de acompañamiento y reforzamiento emocional. En lo personal, desde el pretexto de la lectura, busco rasgos de humanidad, hay muchas infancias y adolescencias complicadas, hostiles, con discriminación, pero cuando encuentran una persona que les devuelve palabras importantes les hace reconocer que son valiosas por el simple hecho de existir y resistir.

—En la actualidad los métodos de prevención y erradicación de la violencia tienen poca efectividad, al respecto y con base a tu experiencia, ¿cómo se interviene en una situación de conflicto?

—El modelo de intervención inmediata aplica que hay estrategias tanto para el generador y receptor de violencia. En el caso de las y los receptores de la violencia hay que evitar la revictimización, es decir, culpabilizar o hacerlo responsable de la agresión que recibió. Permitir que exprese lo que está sintiendo, muchas veces en automático decimos “no llores”,pero hay que permitir que liberen su emoción. Y finalmente canalizar a las redes de apoyo para su atención y fortalecimiento

En el caso del generador o generadora de violencia igualmente debe ser atendido y acompañado en el proceso, ya que, si no se atiende, continuará replicando el mismo ciclo de violencia a otras personas. José Luis Alcántara nos dice que la violencia es como una cascada, uno genera violencia pero el que recibe va encontrar donde replicarla, y como afirma Zygmunt Bauman, en Modernidades Líquidas, cuando el individuo no tiene la capacidad de manifestar su voluntad social termina reventando los limites colectivos, es decir, sino se encuentra los vehículos para canalizar lo que siente, el individuo descargará sus sentimientos en otra persona, porque toda violencia es entendida, reproducida y repetida.

—Finalmente, ¿qué recomendaciones les compartes a las y los docentes para desarrollar estrategias que contribuyan a realizar una mediación de conflicto?

—Lo primero es tener los manuales de atención inmediata a la violencia escolar, ahí pueden encontrar seis pasos:

1) La violencia no se justifica.

2) No revictimizar.

3) Atender al generador o generadora y receptor o receptora con respeto.

4) No confrontar.

5) Impedir la perpetuación de un círculo vicioso a través de la sensibilización a los espacios de convivencia del usuario.

6) Derivación inmediata a redes de apoyo o especialistas.

No hay que esperar una situación de violencia para actuar, mediemos desde nuestras prácticas docentes. Fortalece, valida, reconoce, recuérdale a cada estudiante que es importante, que se sientan valorados. El experto en el salón y los usuarios es el docente. El reto es cómo ir humanizando a una sociedad que quiere mecanizar, ahora más con el tema de la digitalización de la educación, quienes trabajamos en la lectura nos convertimos en agentes disruptivos. El tema docente es humanizar el proceso educativo.

Licenciada en Historia por la Universidad Autónoma de Yucatán, diplomada en tanatología y fomento a la lectura. Actualmente estudia la maestría en psicoterapia humanista. Colaboradora del libro "Gesto y espacio: permanencia y arquitectura en Yucatán" (Segey 2015) y autora de la columna Tribu F en el diario Novedades Yucatán. Es creadora del taller Journaling & escritura terapéutica dedicado a mujeres que desean encontrar su voz y compartirla con el mundo. Contacto: arlinebc@hotmail.com/Instagram: arlinebc