Expertos han identificado un nuevo término relacionado con la pandemia del nuevo coronavirus, pero que no tiene nada que ver con los síntomas médicos de esta enfermedad. Simultáneamente al esparcimiento de la COVID-19 en todo el mundo, avanza, sin el más mínimo control, otra epidemia no tan silenciosa y asintomática, pero que, al igual que este mal, está generando mucho daño y puede ser tan peligroso como el SARS-COV-2.
Infopandemia le llaman unos, infoxicación otros, pero al final son dos palabras que reflejan el comportamiento de lo que analistas en comunicación denominan la rápida difusión de noticias falsas relacionadas con la situación actual, que va extendiéndose en las autopistas de internet y las redes sociales y están contaminando todo cuando tocan.
Ya conocíamos de las fake news, que mucho daño ha hecho en los entornos mediáticos, pero el surgimiento de la Infopandemia, como un escalón superior de la Infoxicación, viene a alertarnos, pues no detiene su marcha.
Tan peligrosa como la pandemia de la COVID-19, la Infodemia se reproduce y expande, y se ha convertido en una de las palabras del momento, desde que el director general de la OMS, en medio de un mundo totalmente interconectado y globalizado, la trajo a colación. Ahora se habla del tránsito de la infoxicación informativa individual hacia la epidemia informativa colectiva (infodemia), que no es un término nuevo, pues ha aparecido en otros momentos relacionados igualmente con epidemias.
De acuerdo con expertos, a esta última se le reconoce como gran cantidad de información que hay sobre el tema, muchas de las cuales son bulos o rumores, o la clasifican como una epidemia nociva de rumores que se generan durante los brotes.
Una de sus características es la sobreabundancia de información, alguna rigurosa y otra no, que hace difícil para las personas encontrar recursos fidedignos y una guía de confianza cuando la necesitan.
Es tan maligna como el virus porque funciona mucho con la siquis y con la manera en que las personas pueden enfrentar un desafío como este, y no es solo desde el punto de vista de salud, sino que abarca toda la sociedad, pues ahí se puede manipular cualquier tipo de información tanto para bien como para mal. En estos meses de cuarentena en casa, hemos sido bombardeados continuamente con informaciones que pueden influir en nuestras conductas.
Hay que estar más alertas que nunca y tener cuidado con muchas cadenas de mensajes, algunas circulan en sitios web, unos más serios que otros y tienen amplificación en espacios personales bulos que son reconocibles si me miran con cuidado, si se apela más a la razón que a las emociones. Debemos aprender a diferenciar las aspiraciones de ganar seguidores, Me Gusta o retuits, con los intentos más enfocados en sembrar la incertidumbre y el caos.
Sobre la COVID-19 es casi interminable la lista de informaciones falsas, que van desde la aseveración de que el calor mataba al virus, hasta que los niños no eran propensos a enfermarse, pasando por absurdos donde se afirmaba que, con gárgaras durante 7 días, de agua con sal, el virus era eliminado.
En el caso de Cuba, los ataques emprendidos se han dirigido directamente a descreditar el sistema de salud pública y junto a ello, generar un clima de intranquilidad e inseguridad para los ciudadanos, cuando se «crean» noticias alejadas de la realidad.
La utilización manipulada de los partes diarios del Ministerio de Salud y su tergiversación ha estado presente, incluido un sitio diseñado para la manipulación política contra el país, que se adelantó al parte con cifras falsas y elevadas de pacientes positivos que no tenían nada que ver con la información que minutos después se estaba dando en la conferencia de prensa de las 9 de la mañana.
Es no sólo manipular los tratamientos milagrosos, sino incluso la información y hacer ver que no hay transparencia en lo que se está informando. Por eso veracidad y confiabilidad, claves dentro del mundo de la información, cobran ahora más protagonismo.
Cuando la información resulta escasa florecen las oportunidades para los manipuladores de los medios y se les facilita generar el caos. Rapidez, oportunidad, transparencia, amplitud y precisión no han faltado en esta carrera contra el tiempo y la COVID-19. Se ha utilizado todo el arsenal con que cuenta el país. Hoy los sitios web de varios organismos son fuente segura de información, los medios de prensa mantienen su actividad 24 horas y una conferencia de prensa diaria aborda sin tapujos la situación existente.
El presidente de la República encabeza todos los días una reunión de análisis de cómo se encuentran las medidas de enfrentamiento a la enfermedad y los consejos de defensa abren sus puertas a los medios. La creación de aplicaciones para ofrecer información inmediata, con contenido veraz, ha sido, también, bien recibida. Conocer las fuentes de información, autores, contexto, actualidad, fecha de publicación, fuente, citas falsas, casas editoriales y aplicar un pensamiento crítico junto al análisis de la información y el sentido común, son buenos antídotos en la lucha contra el enemigo invisible.
Y mientras esto ocurre a lo interno de la sociedad cubana, los entornos digitales se «Infoxican» con todo un arsenal contra la mayor de las Antillas.
Aquí se reitera a cada momento, ante la inexistencia a corto plazo de una vacuna contra la COVID-19, que la mejor vacuna es el aislamiento social, que ya algunos comienzan a llamar físico, que persigue eliminar el contacto persona a persona para detener el contagio.
Ante la Infoxicación y la Infopandemia, la mejor de las vacunas es la información verídica, que en nuestro caso se sustenta en un gran enjambre de medios públicos en diversas plataformas y la extensión en las autopistas de internet de sitios web de organismos e instituciones, hoy una de las vías más seguras para acceder a información de calidad. En este último caso, la vacuna está disponible, depende de la voluntad de cada quien.
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