Continuando con esta serie de pequeños artículos sobre el feminismo yucateco después de Elvia, en donde hemos pretendido mostrar que este movimiento por nuestros derechos políticos y sociales, sin bien no ha sido lineal, ha tenido altibajos, aparentes pausas y momentos álgidos, se ha mantenido vivo y actuante hasta hoy. También afirmamos que, gracias a este movimiento, las mujeres actuales hemos logrado avanzar en la conquista de nuestros derechos enfrentando, como respuesta a nuestra lucha, la violencia del patriarcado en sus diversas formas, desde las más sutiles hasta las más mortales.
En este breve repaso, señalamos la importancia de la década de los treinta, donde en un ambiente de enfrentamiento entre Callistas y Cardenistas, el Frente Único Pro Defensa de Derechos de la Mujer (FUPDDM), formado fundamentalmente por maestras, se vinculó en Yucatán a importantes líderes sociales de las comunidades, siendo la más representativa Felipa Poot Tzuc. Nos faltó recordar en este periodo histórico, y nos disculpamos por ello, el Congreso Nacional de obreras y campesinas realizado en Yucatán el 1 de octubre de 1931, que como se puede observar en la fotografía estaba formado fundamentalmente por mujeres mayas que se reunieron para buscar mejores condiciones laborales y una participación política más activa.

También señalamos que, después de una pausa de aparente inactividad, en los años cincuenta, después de obtenido el derecho de votar y ser votadas, las mujeres yucatecas se incorporaron de nuevo a la actividad política y que en 1957 se realizó un Congreso femenil en Yucatán organizado por destacadas mujeres del Partido Revolucionario Institucional. Quedaron registros del mismo en el libro “Anhelos Libertarios de Mujeres Yucatecas”, de Guadalupe Ruiz. Esta obra nos informa que casi tres décadas después se realiza en Yucatán, en 1984, el Primer Foro por la integración de la Mujer al Desarrollo y en 1996 el Congreso de la Mujer Yucateca considerado por sus participantes el Tercer Congreso Feminista del Estado.
Estos dos encuentros, al igual que los realizados a principios de siglo, fueron auspiciados por autoridades del estado. El Congreso de 1996 fue convocado por la secretaria de gobierno estatal, abogada Mirna Esther Hoyos, y en él participaron mujeres hasta hoy significativas en la vida política del estado como la licenciada Ruby Betancur Moguel (subcoordinadora general); la ingeniera Adelina Montes de Oca, subcoordinadora regional; la licenciada Isabel Medina Burgos como subcoordinadora técnica y la autora del libro mencionado; Guadalupe Ruiz Bojórquez, quien hace la reseña, paso a paso, del programa y las actividades del evento.

Se realiza en Yucatán, en 1984, el Primer Foro por la integración de la Mujer al Desarrollo y en 1996 el Congreso de la Mujer Yucateca considerado por sus participantes el Tercer Congreso Feminista del Estado.
Georgina Rosado Rosado
Sobre las conclusiones y acuerdos del Congreso de la mujer yucateca, nuevamente por razones de espacio, sólo mencionaremos algunos que se refieren a la participación política de la mujer y que demuestran la continuidad y vigencia de las demandas de las participantes:
1) Se solicitó a los partidos políticos un mayor número de mujeres para ocupar cargos de elección; 2) A los representantes de los gobiernos, que integren a la mujer en todos los planes y proyectos del país, no sólo como beneficiarias sino como participante activa; 3) Crear un organismo que se encargue de dar continuidad a los trabajos del Congreso; 4) Dar un reconocimiento al trabajo político de la mujer campesina, otorgándole más espacio de participación, tanto en los ejidos como en los ayuntamientos.
Como podemos ver durante la segunda mitas del siglo XX las mujeres ligadas al partido oficial, a través de diversos eventos y programas, presentaron propuestas importantes con las que buscaban la igualdad plena de la mujer en relación al hombre, y mantuvieron viva las demandas de las primeras generaciones de feministas yucatecas.
Sin embargo, a finales del siglo XX e iniciado el XXI, la alternancia política, que en Yucatán benefició principalmente al Partido de Acción Nacional y el surgimiento de nuevos partidos a nivel nacional como el Partido de la Revolución Democrática y el Partido del Trabajo, diversificó la militancia partidaria de las mujeres yucatecas que exigían el cumplimiento de sus derechos ciudadanos.
Así mismo, surgen importantes y emblemáticas organizaciones de la sociedad civil comprometidas con el avance de las mujeres, revitalizando la lucha que las yucatecas venían realizando a favor de sus derechos. Destaca, por estar a la vanguardia y ser pionera en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, la Unidad de Atención Sicológica, Sexológicas y Educativas para el Crecimiento Personal, UNASSE, fundada por la doctora Sandra Peniche Quintal, feminista reconocida a nivel internacional por su valiente trayectoria. Y puntualizo que ha sido Sandra y su equipo, como pioneras en un tema tan polémico como nuestros derechos sexuales, quienes más han recibido persecución y violencia de los grupos de poder y de la derecha conservadora. Junto con UNASSE surgen en Yucatán otras organizaciones ciudadanas en Yucatán, como “Mujeres en Red” y “Mujeres en busca de la democracia” entre otras.

Y por supuesto, no podría dejar de mencionar el papel de las mujeres feministas en los medios de comunicación que en Yucatán tienen a su más importante y emblemática representante en Socorro Chablé, periodista y artista visual que a través de su Luna Maya, publicada durante diez años en el periódico Por Esto, no solo visibilizó a mujeres históricas como Elvia Carrillo y Felipa Poot, sino también con su gran capacidad y sensibilidad, ha difundido las condiciones de violencia que viven las mujeres yucatecas actualmente, así como de las políticas y programas necesarios para atender la problemática.
Es importante señalar que la lucha feminista local, nacional e internacional obligó a los estados a firmar convenios donde se comprometieron a crear institutos y políticas públicas a favor de las mujeres. Es por ello que debemos reconocer a Beatriz Solís, directora del primer instituto dedicado a la defensa de los derechos de la mujer en Yucatán (Instituto de la Mujer Yucateca), y por lo tanto, pionera en el diseño e implementación de la política pública con perspectiva de género. Le siguieron otras directoras del citado instituto, mismo que ha cambiando de nombre por razones políticas, pero sin transformar de fondo sus objetivos. Así también, es importante reconocer a las diversas directoras del Instituto Municipal de la Mujer del ayuntamiento de Mérida.
La academia también aportó su parte para mantener vivo el movimiento a favor de los derechos de las mujeres y desde principios de los ochenta, un grupo de académicas pertenecientes a la Unidad de Ciencias Sociales del CIR-UADY, incorporamos la perspectiva de género a las investigaciones y a la docencia. Para ello, creamos el primer cuerpo en nuestra entidad, dedicado a los estudios sobre la situación de la mujer y las relaciones de género, y nos abocamos, entre otros importantes temas, al rescate de la historia del feminismo yucateco.
Como vemos, las feministas no nos extinguimos, mejor aún, se han incorporado al movimiento nuevas generaciones que hoy llenan las calles y son capaces de frenar los avances de la ultra derecha yucateca. Igualdad Sustantiva, Mujeres Violeta, Sororidad Yucatán, Colectivo Libélulas, UADY sin acoso, entre otras, han tomado la estafeta y continúan la lucha por nuestros derechos y a favor de una vida sin violencia para nosotras ¡Bravo por todas ellas!

Un ejemplo digno de mencionar es la colectiva Maaya Ko’olelo’on, donde dramaturgas, literatas, académicas han unido sus voces para gritar: ¡Nunca más en nuestro nombre! ¡Nunca más la comodidad de nuestro silencio!
Georgina Rosado Rosado
Es fundamental destacar a las colectivas de mujeres mayas, que por la defensa de su territorio, su cultura, su idioma, así como por sus derechos como mujeres, han salido a las calles y se están organizando en diferentes ámbitos y formas para frenar la doble y triple discriminación que padecen. Un ejemplo digno de mencionar es la colectiva Maaya Ko’olelo’on, donde dramaturgas, literatas, académicas han unido sus voces para gritar: ¡Nunca más en nuestro nombre! ¡Nunca más la comodidad de nuestro silencio! o como dice nuestra compañera y amiga María Luisa Chavavarrea Chim: “Maaya Ko’olelo’on Kuxa’anon’on”.
Sin embargo, y pese a los extraordinarios esfuerzos de yucatecas pertenecientes a varias generaciones, orígenes étnicos y sociales por lograr el respeto a sus derechos, debemos reconocer que aún subsisten las brechas de género en diversos campos sociales, la violencia machista se sigue ejerciendo contra las mujeres, incluso los feminicidios se han incrementado en los últimos años. La cosificación del cuerpo femenino y la reproducción de los estereotipos de género se siguen dando a través de instituciones, publicas y privadas. Es decir el camino aún es largo y difícil, y es preciso que sigamos luchando.
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