El libro de los espacios: la arquitectura de la literatura

Leer es siempre un traslado, un viaje, un irse para encontrarse. Leer, aun siendo un acto comúnmente sedentario, nos vuelve a nuestra condición de nómadas

Irene Vallejo

Los libros, aunque pareciera contradictorio, son necesarios y tan importantes como las vivencias mismas en el espacio construido, los sitios, edificios y lugares emblemáticos de la arquitectura, las historias mismas que se viven leyendo el libro y los espacios.

En el tiempo de colegial de arquitectura cuando se nos asignaba estudiar, eran al menos leer tres libros completos por cada asignatura, eso durante los primeros tres años de la licenciatura, sin contar además los temas y subtemas particulares y específicos de las materias.  En contraste; a los últimos grupos en diversas universidades que les pregunté cuántos libros de arquitectura han leído de manera completa su respuesta fue ninguno. ¡Qué gran tristeza!

Ahora pareciera que los estudiantes de arquitectura consideran los libros, sus conocimientos y la lectura, como un tedio, casi como pérdida de tiempo, porque no les interesa conocer más allá del aula, ni tienen la curiosidad o la espinita del misterio por investigar o cuestionar todo lo que se les explica en clase, se quedan hasta donde la limitada visión de su mundo conocido les permite, dejando pasar la gran oportunidad de vivir, viajar y aprender más allá, sólo con abrir y leer un libro.

La literatura nos concede a los arquitectos estrategias poco comunes y enriquecedoras para la creación arquitectónica; observar e interpretar el espacio construido desde otra sensibilidad, reflexionar críticamente sobre el pasado y el presente, así como la oportunidad de imaginar uno o varios futuros posibles, con la idea de una producción arquitectónica más sensata, consciente y sensiblemente social.

En el libro De qué hablo cuando hablo de escribir, Haruki Murakami nos conduce por una historia en el universo de la creación literaria, y es inevitable, al leerle, asemejar coincidencias entre ambas profesiones: arquitecto y escritor, lo cual nos sensibiliza a entender los caminos paralelos entre el diseño arquitectónico de un proyecto con la narración de historias que suceden y podrían suceder, creando personajes, usuarios, ambientes y espacios. En la actualidad, hay arquitectos explorando el camino de narrar historias y, consecuentemente, terminan creando mundos imaginarios en poesía, cuentos y novelas, como Joan Margarit, Arundhati Roy o Nicolás Cabral, entre otros.

Esta narrativa fantástica o histórica se logra convertir en realidad, en edificios basados en la literatura como el hotel hobbit en Nueva Zelanda o el College of Wizardry de Czocha Castle Polonia, el Castillo Kafka en España o el Prestwood Infant School, (Little Hall) de Inglaterra que recuerda a la novela infantil Fantástico Sr. Fox escrita por Roald Dahl. El hotel Radisson Sonya, también conocido como hotel “dostoevskiano”, que está inspirado en la famosa novela Crimen y Castigo del gran escritor ruso Dostoievski,ubicado en Newport (Estado de Oregon; USA); el hotel Sylvia Beach hace un homenaje a algunos genios de la literatura, donde puedes elegir entre todas las habitaciones aquella que corresponda a tu autor favorito, haciéndote sentir como si fueses la propia Agatha Christie, William Shakespeare, JK Rowling, Oscar Wilde o incluso Jane Austen, o como el arquitecto Steven Holl que decidió transformar un viñedo, creando una estructura arquitectónica inspirada en la novela Moby Dick de Hermann Melville.

El libro debe ser portátil, debe favorecer la intimidad de quien escribe y lee, debe acompañar a los lectores y caber en su equipaje

Irene Vallejo

Al escribir sobre los espacios de la literatura, también es inevitable mencionar las bibliotecas o librerías, lugares donde comenzamos nuestro camino intelectual. Recuerdo de estudiante tener acceso a una biblioteca en el segundo piso de un edificio antiguo, de muros gruesos de piedra a cal y canto, con ventanas abocinadas de madera y barrotes que daban la vista hacia unos jardines acogedores, desde ahí leí Charlas de un arquitecto de Sullivan, Mundo imaginario de Calvino, el Futuro de la Arquitectura de Wright, Saber Ver la Arquitectura de Zevi, Arquitectura sin arquitectos y Manual del Arquitecto descalzo que muchos años fueron libros de cabecera o bedside book,  así como muchos otros libros que abrían un panorama infinito al mundo de la arquitectura y la literatura.

Escalones en forma de libros en la FUNACH, en Tuxtla Gutièrrez, Chiapas; México.

Otro de los espacios que marcaron este apego a los libros es la Biblioteca Armando Olivares Carrillo de la Universidad de Guanajuato que se originó a partir de la Biblioteca Pública y Estudiantil del Colegio del Estado, en 1962 esta biblioteca ocupaba el espacio de la antigua capilla de los indios mexicanos, pero fue trasladada a su ubicación actual, en el inmueble de la Unidad Belén, recibió el nombre del primer rector de la Universidad. Guarda un acervo bibliográfico constituido por manuscritos y libros editados entre los siglos XV y XX, además de revistas impresas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con estanterías de madera, una luz natural muy tenue y cálidas lámparas en las mesas de lectura que ayudaban a apaciguar el frío del exterior, convirtiéndolo en una máquina del tiempo y de historias imaginarias.

Una librería que marcó de igual manera la concepción del espacio para la literatura, y que rememora una época de tertulias de escritores, artes y letras es la librería Lello (Livraria Lello, en portugués) inaugurada en 1906 y siendo el arquitecto Francisco Xavier Esteves, quien dotó a la librería de su aspecto actual. Ubicada en Oporto, Portugal, con una decoración neogóticaArt Nouveau, una gran escalera sinuosa de color carmín de diseño tan intrépido y sorprendente descrita por Lonely Planet como una “flor exótica”, con sus mil detalles, estanterías de yeso que imita la madera labrada donde se elevan interminables repisas de libros y, a mitad del espacio literario, una impresionante escalera central curveada de color rojo que serpentea y se bifurca para subir al segundo piso. En el techo, un vitral de tonos azules que llena de luz cenital toda la librería y cuya inscripción reza en latín: Decus in Labore (Decoro en el trabajo).

Librería Lello, Oporto

Considerando como el espacio icónico de los libros, papiros y pergaminos a través de la historia conocida, es la biblioteca de Alejandría que fue, en algún momento, el alma del conocimiento y la literatura de todo el mundo; siendo un “edificio construido con enormes bóvedas, sobre las cuales hay inmensas ventanas. Las cámaras interiores ocultas están separadas entre sí y permiten la realización de varios actos rituales y observancias secretas. Salas de asientos y pequeñas capillas con imágenes de dioses ocupan el borde del nivel más alto. Más allá de estos edificios, un pórtico levantado sobre columnas y orientado hacia el interior recorre la periferia. En medio de todo esto se encuentra el templo, que se eleva sobre preciosas columnas y está construido a una magnífica escala de mármol. En el interior había una estatua de Serapis tan grande que la mano derecha tocaba una pared y la izquierda la otra.  Rufino de Aquilea, Historia Eclesiástica 11.23

Del cual solamente queda en pie una columna, tan imponente y propia para dar señal que ahí fue la cuna del conocimiento en la antigüedad, la llamada Columna de Pompeyo con unas dimensiones de 20,46 m de altura, con un diámetro de 2,71 m en su base y un peso de  285 t. de granito rojo de Asuán. Incluyendo su base y su capitel, la columna alcanza los 26,85 m de altura. la tradición hablada sugiere que esta columna sea la única superviviente de las 400 del pórtico de la biblioteca de Alejandría.

Para hacerle un poco de justicia a su historia, en 1989 se inició la edificación de la nueva Bibliotheca Alexandrina, financiada por la ONUDespués de 12 años, en 2001 se inauguró este nuevo espacio de 80 mil metros cuadrados, de los cuales 20 mil corresponden a la sala de lectura, la más extensa del mundo. El despacho noruego Snøhetta ideó una estructura redonda que, además de ser a prueba de fuego, está recubierta por paneles que permiten el ingreso de la luz solar de forma indirecta, una característica que protege el estado de los ejemplares, sobre todo de los libros raros y manuscritos antiguos.

Bilioteca de Alejandría

Además, en la fachada de piedra se pueden notar grandes inscripciones alfabéticas de diversas civilizaciones del mundo. Estas fueron cuidadosamente realizadas con el artista Jorunn Sannes que utilizó para labrar las rocas las mismas técnicas ancestrales que los antiguos egipcios. Con recorridos exteriores que dan al mar o espejos de agua, un planetario y escalinatas que dirigen el espacio hacia nuevas salas, la biblioteca; una obra arquitectónica contemporánea que también ha marcado la idea del espacio para la literatura, la historia, la cultura y sobre todo el conocimiento.

La arquitectura debe verse como un libro que, en lugar de escribir historias, crea espacios en los cuales existen o existirán esas historias, tan reales como dignas de cuentos y novelas, y a su vez la literatura nos hará imaginar posibilidades para una arquitectura acorde, social, sensible, sensata, sublime, creativa o simplemente actual y real.

Gonzalo Coral
Arquitecto y Maestría en Arquitectura por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán. 2004 y 2010 Profesor de la Facultad de Arquitectura de la UADY de 2011 al 2017, de la Universidad Vizcaya de las América, del Centro Universitario de Valladolid (CUV) y la Universidad de Yucatán (UNY). Arquitecto responsable de los proyectos de Restauración de catorce edificios religiosos patrimoniales en el Estado de México derrumbados por el sismo de 2017. Asesor en dos proyectos sociales de vivienda en comunidades rurales sobre autoconstrucción asistida (en PLANCHAC 2015 Vivienda Popular como unidad doméstica sustentable; Medio ambiente y cultura) y Construcción de vivienda vernácula (en Tahdziú 2005). Y como Investigador asociado en el área de Seguridad en la construcción en los conjuntos de vivienda en serie del proyecto CONAVI – CONACYT clave 236282 y clave SISTPROY UADY 2015001. (2015 – 2016) Arquitecto copartícipe en la reconstrucción de viviendas destruidas por el sismo de 2017 en localidades de Chiapas, coordinando a estudiantes de Arquitectura participantes. Docente de las asignaturas de taller de materiales, Restauración, Taller de Proyectos y Teoría e historia de la arquitectura regional, Diseño Bioclimático, Así como de diversos cursos de materiales y sistemas constructivos, Técnicas de restauración y Autoconstrucción asistida de vivienda. Actualmente investigador sobre eficiencia en el uso de materiales entre los que destacan la madera, la tierra, la piedra y otros materiales naturales, así como la realización de proyectos arquitectónicos de vivienda.