Esperanza para la Amazonia

Hace algunos años, específicamente en 2019, las frecuentes noticias sobre los incendios en los bosques y selvas de la Amazonía, en especial las provocadas en el área que le pertenece al estado brasileño, hicieron que diversas voces se levantaran y clamaran por proteger el llamado “pulmón de la tierra”, ya que esa área contiene el 10% de todas las especies de la tierra, absorbe el 25% de las emisiones de carbono y produce el oxigeno y vapor de agua necesario para el sistema de enfriamiento de la tierra.

La respuesta a esas solicitudes y reclamos del recién electo presidente de Brasil, Jair Messias Bolsonaro, fueron cortantes. Defendiendo la soberanía de su país respecto a las áreas de las amazonas brasileñas, las cuales representan el 60% del total de la Amazonía, dejaba muy claro que si era su voluntad las quemaba o destruía por que son de ellos y no le debían nada al mundo en cuanto a protección ambiental.

Ante estas soberbias declaraciones, vino a mi mente la división del mundo y específicamente de América, legitimada en las bulas papales Inter Caetera, Eximice Devotionis y Dudum Siquiden del año 1439 por Alejandro VI (Rodrigo Borgia), las cuales estipulaban que las tierras descubiertas en esos años eran propiedad exclusiva de los monarcas portugueses y españoles, por supuesto sin considerar a los antiguos dueños de esas tierras, decretando inclusive la excomunión a quienes osadamente viajaran a las llamadas Indias sin la autorización de los reyes de Castilla. Tal decisión causó enojo a los otros reyes de la época, como Elizabeth I de Inglaterra y Francisco I de Francia, quien llegó a declarar: “el sol alumbra para mí tanto como para los demás. Me gustaría ver la cláusula en el testamento de Adán que me excluye en el reparto del mundo”.

Más de 500 años después, parece que los seres humanos que habitan el planeta tierra aún no entienden que todos somos, en primer lugar, ciudadanos del mundo y por lo tanto responsables del uso socialmente justo y ambientalmente sustentable de la casa que habitamos. No sólo Brasil o los países que comprenden su limites, como Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela, son los dueños o responsables de la Amazonía, sino todos los seres del mundo.

Aunque se comprende y respeta que cada país es libre de regir su destino de acuerdo con sus principios y su voluntad, en el caso de un bien común que representa un beneficio para toda la humanidad, es necesario que los dirigentes del mundo estén abiertos a escuchar, atender los reclamos y empezar a des-fronterizarse mentalmente.

Foto: AFP

En estos cuatro años del gobierno de Bolsonaro, fuimos conociendo al hombre elegido por los Brasileños para dirigirlos, distinguiéndose por su locuacidad al expresarse sin ningún reparo y respeto a las minorías, por lo que se le empezó a conocer y nombrar como el “Trump del trópico” por la similitud de sus declaraciones, tales como las abiertamente homofóbicas, expresando que si tuviera un hijo homosexual se lo quitaría a latigazos; las misóginas burlándose de la esposa del presidente francés Macrón; armamentistas pronunciándose a favor de que todos los ciudadanos brasileños porten armas; violentas, asesinando sin juicios a muchos habitantes de las favelas por considerarlos delincuentes tan solo por su físico y sus reiteradas declaraciones a favor de la tortura; racistas, con sus declaraciones constantes de que no protegería a ningún indígena o grupo indígena, ni les otorgará un milímetro de tierra en reserva, ni resguardaría la concedida en años pasados y de acuerdo con las últimas noticias, llegó a decir que “comería indio”; y para rematar, hipócritas, al declararse defensor de la familia, aunque va por su tercer matrimonio y tiene familia con las tres.

Con esos atributos de su presidente tuvieron que lidiar nuestros hermanos brasileños durante cuatro años, pero hoy se presenta una esperanza al renovarse su gobierno, aún cuando el país está polarizado y la mitad aún apoya a Bolsonaro, lo que dificultará el retorno de Lula y la implementación de medidas para revertir los daños, tanto en la extrema explotación de minas, como al favorecer a los ganaderos para la invasión de tierras, desforestando y quemando grandes territorios, la esperanza ya se manifesta en la voz de los luchadores por la tierra y el clima.

John Kerry representante de Estados Unidos para el clima, declaró que: “confía que el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, hará lo necesario para salvar la Amazonía, al contrario del mandatario saliente, Jair Bolsonaro, ya que el líder de la izquierda brasileña está comprometido con el clima, algo que demostró con las políticas que llevó a cabo cuando fue presidente entre 2003 y 2011”.

Otros personajes como actores de la talla de Leonardo DiCaprio,  exhortaron a los jóvenes a la defensa de la Amazonía, después de publicarse los resultados de las elecciones brasileñas: “El resultado de las elecciones brasileñas presenta una oportunidad para cambiar el curso de la Historia, no solo para Brasil y la Amazonía, sino para el mundo”.

El incendio en las amazonas no fue uno como muchos piensan, fueron muchos y la mayoría de ellos provocados y también son muchos los años que se requerirán para que se recuperen las selvas y bosques destruidos, así como las especies que han muerto o huido por el fuego, de ahí la importancia en apoyar por todos los medios posibles a las instituciones y a las valientes personas como Sonia Guajajara o Celia Xakriabá, activistas indígenas que luchan al igual que otros para poner un alto a las políticas destructivas del Amazonas, portando ropa negra y pancartas que claman: “Amazonía en llamas”.

Laura Elena Rosado Rosado
Originaria de Mérida, Yucatán es egresada de la Licenciatura en contaduría pública por la UADY y Máster en Grandes Religiones por la Universidad Anáhuac. Entre los cursos y diplomados que ha cursado se encuentran el Diplomado en cultura religiosa, historia, arte y religión en el área maya impartido por el CIESAS y la UNAM y el Diplomado en historia del arte universal por la Universidad Modelo. Es además, estudiosa sobre la historia de Yucatán con diversos cursos en el Centro Cultural Prohispen y el Colegio Peninsular Rogers Hall. Entre sus publicaciones se encuentra los libros “Llévanos en tu zabucán” y “En cuatro tonos de Rosado”. Ha participado también en publicaciones como el libro “Mujeres en tierras mayas” coordinado por Georgina Rosado y Celia Rosado Avilés y es frecuente colaboradora en diversos medios de comunicación impresos.