Ante la presión que aumenta para establecer un mundo multipolar, la reacción de los «defensores del y los Imperialismos», Estados Unidos – Inglaterra, no se ha hecho esperar.
Habrá que entender que esa presión se ejerció para transformar el Mercado Común Europeo, hacia una estructura militar, a finales de la segunda guerra mundial, y tenía —y aún tiene—, como propósito deliberado, mantener cohesionados a los países europeos entorno a Estados Unidos, inflamando con constantes mensajes de odio a Rusia y generar un gran temor al poder económico de una China, que pese a todo, se extiende a todos los continentes por la apertura de nuevas rutas de la seda, mismas que se convierten en inversiones y desarrollo.
La forzada cohesión de los países europeos tiene el marcado propósito de enfrentar y contener a Rusia, bajo la tutela de Estados Unidos e Inglaterra; lo que le permite suponer a los imperios que, si se diera una nueva guerra, sería en Europa. Al mismo tiempo, la doblegación de los países que aún no ingresan a la OTAN tiene una clara muestra del nerviosismo ante los imperios: Estados Unidos e Inglaterra, porque éstos suponen que podría darse el caso de que algunos lleguen a un acuerdo con Rusia y China, cosa que dificultaría la protección del bloque.
Si bien el Plan Marshal contribuyó a la recuperación europea, ese documento incluye numerosas cláusulas secretas como: la creación de un mercado común que sirviera a Europa y al mismo tiempo enfrentar a la Unión Soviética.
La creación de la actual Comisión Europea se dio y se usa como la interface que estableció las normas para crear, dicha comisión Comisión Europea y que, en sesión especial, fue aprobada por el Parlamento Europeo.
Washington exige que esta unión incorpore a todos los países que estuvieron en el Pacto de Varsovia y adhiera a los nuevos, con el propósito de ampliar, en número y tamaño, a la Unión que esté más próxima a Rusia, pero sin romper su dependencia a la OTAN, misma que se encuentra representada por la figura del secretario general, el señor Stoltemberg, ex primer ministro de Noruega, quien, junto con Josef Borrell, el de Asuntos Exteriores de la Unión, son los brazos ejecutores de las órdenes de los Imperios. Presentan conductas que se aproximan al fascismo.
En 2003 se impone la adopción de la Estrategia de Seguridad Europea, que es una calca al carbón de la National Securiti Strategic de el presidente estadunidense George W Bush; y con la diligencia de la presión de aceptación de Paul Wolfowitz, exsecretario de Defesa de Estados Unidos, se logra tal propósito, aprovechando la guerra de Ucrania, misma que sirve a Estados Unidos, con cierta forma diplomática, para presionar y rearmar a Alemania.
Aprovechando el conflicto de la guerra, se dan otros movimientos que pareciera son mensajes crípticos: la incorporación de Lituania a la OTAN, cuando ésta tiene una frontera de mil cuatrocientos kilómetros con Rusia y en las fronteras de los países Bálticos; el establecimiento de una alianza de Japón y Australia para proteger el Pacífico Sur; el acercamiento del primer ministro nipón y una referencia de su visita a Ucrania que define un pacto de defensa mutua, la cual clarifica la indivisibilidad de Taiwán y el respeto al estrecho del mismo nombre. Todo como un mensaje a la China continental. El creciente militarismo de Japón en apoyo a los imperios (Estados Unidos—Inglaterra) que, desde su poder, negocian la guerra de Ucrania contra Rusia, que se dio, debido a que, desde hace doce años, Ucrania bombardeaba impunemente las poblaciones de la región del Dombás.
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