La persona dubitante

De entre todas las características que ha de revestir a un ser humano debiera estar por encima de todas la de ser un eterno investigador, mantener la duda siempre acerca de la razón de las cosas. Lo peor que le puede suceder es comenzar a considerar que alguna cosa está ya hecha y es inmutable.

No hay nada que pueda considerarse inalterable en nuestra realidad; quien así lo afirme no ha estudiado la historia del universo, del mundo y de la humanidad. Pongamos un ejemplo: cuando una cultura ha tenido la intención de perpetuarse, lo más que ha logrado es retrasar su caída, pero siempre su fin ha llegado, aún cuando hayan tenido que pasar miles de años.

Toda persona con intención de superación, y en este caso están todos los que están en la búsqueda de la verdad y el mejoramiento del género humano, debe reconocer que en el universo lo que predomina es el cambio: nacen y mueren estrellas y planetas, galaxias se transforman. La humanidad, en su devenir, no se comporta de distinta manera.

Lo que sucede es que llega un momento en que para alcanzar cierto equilibrio emocional se hace necesario establecer un orden que proporcione estabilidad, seguridad de que me encontraré mañana con lo mismo que veo hoy.

Queremos sentirnos tan seguros que no nos atrevemos a dudar de nosotros mismos; llegamos a considerar que en lo que respecta a nuestro humor y carácter, a nuestras habilidades sexuales y a nuestra capacidad de pensamiento o razonamiento, tenemos un nivel de competencia que nos hace aptos, y si me apuran un poco más, llegamos a creer que tenemos un poco más que los demás. Por salud mental nadie se acepta aburrido o gruñón, amante poco hábil o tonto de capirote.

Si todo es cambio, si nada es seguro, así en términos absolutos, ¿habrá cualquier cosa de la que se pueda decir “esto no se toca, no cambia nunca”?

Puesto de esta forma, puede parecer hasta cierto punto irreverente, pero puede decirse: “Aún los libros considerados “sagrados” y todo uso o costumbre son susceptibles de cambio”. Lo sé porque ha sucedido, si esto no fuera cierto, ¿los libros considerados “sagrados” nacieron con el universo, con este planeta o con los primeros homínidos? No, nacieron de la necesidad de una explicación de las cosas y de una guía para la vida.

Y los rituales que observamos realizarse en las diferentes corrientes de creencias, entonces, ¿esos sí nacieron con la humanidad? Tampoco, también se dieron las circunstancias específicas que hicieron que se inventaran y que con el tiempo sufrieran las alteraciones que fueron necesarias. Un ejemplo son las misas, que antes se desarrollaban en latín y ahora en el idioma de cada región del mundo.

¿Soy yo menos hábil? O dicho de otro modo ¿soy menos hombre libre que aquellos que pensaron en los actuales saberes, costumbres, rituales y fórmulas litúrgicas? Que no, no puedo aceptarlo.

Y no es que se esté proponiendo que se cambien en este momento, sino establecer el punto de que para un ser humano pensante no debe haber nada que no pueda ser discutido, siempre y cuando exista la razón para ello. Nada como dogma, todo por la razón y el triunfo de la verdad.

Si antiguamente fue la ciencia la que hizo avanzar a la humanidad, más razón hay para decir todo lo anterior, puesto que las bases de la ciencia tienen por sustento la comprobación o refutación, con la reflexión de por medio, para alcanzar la verdad. No hay ciencia dogmática, o no es ciencia.

Por otro lado, no basta con mantenernos en la duda si no existe el esfuerzo de resolverla, sabiendo además que nadie nos asegura que por esforzarnos tendremos siempre la razón. “Quien siempre cree tener la razón es muy posible que sea un pobre pensador (arrogante, sin interés por la investigación, incapaz de ver otras alternativas, etc.)”, asegura Edward de Bono.

La tarea de toda persona con un poco de iniciativa, es estar en la disposición constante para la investigación, mantener todo el tiempo una duda razonable que le permita alcanzar nuevos niveles de entendimiento; es ejercitar su pensamiento y para ello la intención es el primer paso.

Les dejo algunas citas con respecto a este tema, obra de grandes pensadores:

“Una cosa sobre todas hace sugestivo el pensamiento humano: es la duda”. Anatole France.

“Quien no duda, no reflexiona; quien no reflexiona no ve, permanece en la ceguera, la perplejidad y el error”. Al Ghazali.

“Es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error”. Alessandro Manzoni.

“Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; mas si se conforma con comenzar con dudas, llegará a terminar con certezas”. Francis Bacon.

“Los más obstinados suelen ser los más equivocados, como todos los que no han aprendido a dudar”. Samuel Butler.

“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”. Aristóteles.

Oscar García Solana
Escritor y docente mexicano. Licenciado y Maestro en Educación por la Escuela Normal Superior de Yucatán ensy. Doctor en Educación por la Universidad Anahuac-Mayab. Autor de numerosos artículos sobre educación y autor de más de una decena de libros.