Siguiendo las pistas: Ahora, Israel y Palestina

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En algunas de nuestras reuniones de la confraternidad hemos comentado de los intereses hegemónicos de Estados Unidos e Inglaterra por balcanizar las 27 regiones que forman parte de la Federación Rusa para crear estados independientes, con el fin de que se adhieran a la Unión Europea y, en consecuencia, a la OTAN; dando a entender que, de inmediato, serían aceptados y, con ello, se fortalecería la unidad de los europeos, creando un bloque con la suficiente fuerza para establecer (imponer) la verdadera y ansiada paz.

¿Paz real o paz, según su concepto? La paz inducida y proyectada en imágenes que ya no satisface a nadie porque es falsa, es la máscara de los poderosos que se vende a las naciones, con el objeto de supeditarlos, de implantar sus condiciones, a fin de extraer sus recursos para beneficio de las potencias, grandes o medianas, pero con sistemas coloniales que se imponen sin misericordia.

Siempre es y será vergonzoso el saldo de una guerra que lastima, invariablemente, a los más desamparados y con el beneplácito de las fuerzas que gobiernan. La guerra asimétrica de Israel y Palestina es un claro ejemplo de desquites de ambas partes: Israel demostrando su poderío, haciendo ver que es un ejército poderoso, bien armado, que ha supeditado, desde hace muchos años, a los palestinos haciéndolos vivir en condiciones de miseria, más allá de los mínimos niveles de pobreza, convertiendo su territorio en la cárcel más dura y abierta del mundo ante el silencio de “las naciones civilizadas”. Pareciera que se torna en un ejemplo para aquellos pueblos o naciones que no se someten a las condiciones del poder; y, el mundo guarda vergonzoso silencio, más los europeos sometidos por las fuerzas del imperio.

Pérdida del territorio palestino desde 1946

No quiere esto decir que no tenga Israel su derecho de existencia. Tiene derecho a una tierra y a un lugar, como todas las naciones; pero, sin atropellar los derechos de los otros pueblos que ya estaban establecidos antes que ellos. Su existencia territorial se debe al manejo de los intereses de la soberbia inglesa que, en ese tiempo, era el gran poder y con la colonización de los territorios árabes, determinaba quienes sí y quienes no, tenían ese derecho; y, dato curioso, su principal colonia, Estados Unidos, prosiguió con el ejemplo, a nivel global, hasta convertirse en la potencia hegemónica mundial.  

Pero, se trataba de enmarcar un ejemplo a los pueblos que quisieran subordinarse. Entiéndase bien, el verdadero castigo no son las bombas que caen en el terreno creando mini temblores, ni los edificios demolidos, desmoronados sin piedad; no son los vuelos rasantes y amenazantes de aviones de propulsión a chorro que intimidan a la población ni las sirenas que ululan juntas y crean un horrísono lamento del herido del alma por el camino al panteón; no es tampoco el tableteo interminable de las armas ligeras ni los sonidos de los cañones vomitando metralla y destruyendo lo que, con esfuerzo más que increíble, más allá de lo humano, hicieron y lograron los encarcelados en esa prisión abierta, la más grande del mundo, quienes con dolor vieron caer por tierra, demolidos, sus sueños y su ilusiones, que no por precarios dejan de ser sueños, y lamentar, impotentes, como su mundo es aniquilado, devastado, con la  sonrisa abierta de los fascistas que dieron la orden: Netanyahu.

Muertos en Gaza / EFE

El verdadero castigo está en la aniquilación humana a la que son sometidos con la complacencia y silencio del mundo: sin electricidad para, al menos, poder curar y operar a los heridos; sin agua ni para sus servicios básicos, porque la mayoría se queda para los campos agrícolas de los israelitas; porque todas las puertas fueron selladas y sólo dejaron la de sur, obligando a la gente a huir hacia ese punto provocando un tumulto, un terrible colapso ante la desesperación de escapar de lo inevitable y al menos, poder voltear y ver, con una última lánguida mirada, los escombros de lo que fue su hogar.

La orden del gobierno fue: tierra arrasada, que ya no exista Palestina y, en consecuencia, cuando todo haya concluido, se levantarán las edificaciones que, con propiedad, sean del agrado de los nuevos colonos.

Pese a todo el horror de esta guerra mediática, las demás naciones sometidas por los imperios coloniales hacen esfuerzos por liberarse de ese yugo. Por ello, obligan a Francia a abandonar sus posesiones en África y generar movimientos nacionalistas, progresistas, para crear naciones independientes, mismas que buscan establecer nuevas alianzas con las otras corrientes progresistas y, con algunas de ellas, incorporarse al desarrollo que conlleva la Ruta de la Seda; negociar la adquisición del armamento que requieren y les vende Rusia, efectivos nuevos y en condiciones diferentes.

 Mohammed Saber / EFE

Es necesario dejar en claro que los poderosos crean las condiciones que les son favorables a sus intereses. Entiéndase bien, nadie da nada gratis. Compromiso es compromiso, sí, pero sin coloniaje.

¿Existe el peligro de la expansión de la guerra de Israel y Palestina a los demás países colindantes? Es probable, no deseable; pero, siempre es necesario entender que las situaciones del expansionismo israelí cuentan con el beneplácito de la Pérfida Albión, generadora del origen del problema y de su antigua colonia, hoy el actual imperio, por los grandes recursos que tienen esos territorios.

Esto nos lleva a considerar que los organismos internacionales ya fueron sumamente rebasados hasta casi hacerlos inoperantes: Naciones Unidas, Unión Europea, el G 20, quienes ya no tienen las condiciones de operatividad para poder zanjar las controversias y se encuentran todas plegadas a la declinante fuerza del imperio.

José Perulles López nació en Mérida, Yucatán, en noviembre de 1935. Ha sido maestro desde educación primaria a Universidad. Es Maestro en terapia de pareja y familia. Su interés y estudios en geopolítica, le ha llevado a impartir conferencias sobre temas de polìtica internacional. Es escritor de la novela costumbrista "Pozo Amargo ".