Ahora si los estudiantes van a aprender… ¿o no?

La educación es un fenómeno complejo que se encuentra en permanente transformación. Hay avances científicos y tecnológicos, cambios en las formas de enseñar, de evaluar y sobre todo, en las características de los estudiantes, quienes son diferentes a los de hace 10 años. Por lo tanto es importante cambiar.

Pero la transformación educativa se ha visto amenzada por una vorágine de reformas curriculares. Cierto, se necesita cambiar, pero pareciese que las reformas han sido proyectos sexenales que ni siquiera llegan a cristalizar su operación completa y ya han sido sustituidos. Cada nuevo plan de estudios escucho a las autoridades decir que ahora si los estudiantes van a desarrollar el pensamiento crítico, ahora sí van a ser analíticos, que ahora sí van a ser autónomos… no como con los planes anteriores. Entiendo que así lo digan, porque defienden su proyecto. Pero cuando escucho repetir a un director o un profesor el mismo discurso… eso ya es preocupante.

No niego que tristemente hasta hoy día se carece de ciudadanos que cubran esas características, y que esto se achaca a supuestos planes de estudio que priorizan la enseñanza enciclopédica.

La realidad es otra. Hay reformas que traen cambios importantes, pero de fondo, sobre lo que se pretende lograr en los estudiantes, no conozco plan de estudios alguno que favorezca estudiantes pasivos que no piensen ni razonen.

En mi experiencia, inicié enseñando con el plan 1993, y establecía que los alumnos debían desarrollar su creatividad, analizar procesos sociales, construir una visión ordenada y comprensiva del mundo. En 2006, se buscaba que los alumnos tuvieran juicio crítico, desarrollaran conocimientos, habilidades, actitudes y valores, convivieran respetuosamente, analizaran situaciones y tomaran decisiones responsablemente. En 2011 se estableció que los alumnos desarrollen habilidades superiores de pensamiento, solucionen problemas, piensen críticamente. En 2017, que los egresados debían mejorar su entorno natural y social, ser participativos, responsables e informados. En el actual programa 2022 de la Nueva Escuela Mexicana,  los alumnos deben desarrollar el pensamiento crítico, dominar habilidades de comunicación, establecer diálogo con respeto y con aprecio a la diversidad, hacer juicios argumentados sobre su realidad familiar, escolar, comunitaria, nacional y mundial. Se aprecia que hay una congruencia con lo que se ha pretendido desarrollar en los estudiantes y que los planteamientos no son nuevos. Entonces ¿Qué se necesita?

Sin duda el trabajo de los profesores. Es importante que tengan una visión global de lo que los estudiantes deben lograr y no centrar sus esfuerzos en los contenidos de las asignaturas. Pero no solo ellos, igual es necesario que las autoridades garanticen que las escuelas tengan las condiciones; salones con máximo 30 estudiantes, materiales disponibles, recursos en los salones, etc.  Es un reto mayúsculo, pero estoy convencido de que los profesores, que son nuestra mayor riqueza en el sistema educativo, tienen la capacidad profesional de lograrlo. Son los héroes anóminos que siempre sacan adelante a los estudiantes, a veces, a pesar de las reformas educativas. Mi admiración y reconocimiento a los profesores.

Doctor en Ciencias de la Educación con más de 25 años de experiencia en educación. Asesor Técnico Pedagógico de Secundarias en Yucatán, México y catedrático de los programas de Licenciatura, Maestría y Doctorado en el ámbito educativo en diferentes Instituciones del Sureste de México. Integrante de equipos Nacionales y Estatales en el proceso de la Reforma de la Educación Secundaria en el 2006 e integrante de mesas técnicas estatales del nivel de secundaria. Capacitador Nacional y Estatal en los procesos de reformas educativas en el 2006 y 2011. Tallerista y ponente en Congresos Internacionales, nacionales y locales del ámbito educativo y de la lectura y la escritura.