En la Historia cubana contamos con el paradigma martiano, en el que se destaca la importancia de la Educación y la Cultura, en la transformación revolucionaria y moral de la sociedad; recordemos aquellos planteamientos centrales del Apóstol cubano: “Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre”.

Hart nos reveló que, en esa Cultura de Emancipación, está el pensamiento revolucionario y de acción política que en la actualidad nos puede asegurar la posibilidad de enfrentar la encrucijada colosal en la que nos encontramos.