Hart, Cuba en el corazón

Palabras de la Dra. Eloísa M. Carreras Varona, en agradecimiento a los elogios al recibir la Medalla Armando Hart Dávalos de la Universidad José Martí de Latinoamérica, en la ciudad de Mérida, Yuacatán, México, el 21 de octubre del 2022.

Dedico estas palabras a mi presidente Miguel Díaz Canel Bermúdes, quien desde su altura ética y genuina cubanía, representa las esencias más puras de las ideas martianas y fidelistas, las que asumió con dignidad y osadía para defenderlas con honor y valor.

Al recibir esta Medalla, en primer lugar, agradezco el inmenso honor con el que la directiva de la Universidad José Martí de Latinoamérica, nos ha acariciado el alma a mi entrañable hermano el Maestro Alberto Lara Basaldúa y a mí y claro que, al mismo tiempo, ostentar esta honrosa condecoración significa el compromiso de trabajar sin descanso en cada una de las batallas correspondientes por nuestras patrias hermanas de Cuba y México. Mucho más por las circunstancias especiales que concurren en este momento que viven nuestros pueblos, en ese sentido no puedo olvidar cada detalle y cada gesto de delicadeza intencionada que los Dres. Cuellar y   Bojórquez, lograron tejer con la celebración de este acto precisamente en su Campus Mérida y aquí nos han reunido con los líderes del Sindicato SIAMAR y su emblemática Biblioteca Armando Hart, en esta ciudad que fue venerada por Armando toda la vida, en la que prodigo la inolvidable y mítica amistad con Don Mario Menéndez y el propio Dr. Bojórquez, entre otros innumerables figuras de la historia y la cultura yucatecas, y eso, de seguro, queridos amigos, lo tendré para siempre con el cariño que merece en el lugar más sagrado de mi memoria. Y, asimismo, no puedo olvidar el detalle insuperable de que este acto, justamente tiene lugar en plena jornada por el Día de la Cultura Nacional Cubana.

Por todo ello las GRACIAS a los Dres. Cuellar y Bojórquez y con ellos, las gracias a los ángeles de la jiribilla y madrinas de todo el esfuerzo realizado, la Dra. Ginón Bojórquez, en Mérida y en Tamaulipas y Nuevo León, es más, en realidad en todo México, la Licencia Nereyda Rodríguez Enríquez, nuestra amada Lic. Enríquez. Para todos ellos, les pido por favor un fuerte aplauso de agradecimiento.

Amigos,

Recordemos que el pueblo cubano viene una larga historia, que comenzó a tejerse hace más de doscientos años, marcada por hechos y hombres, con su carga de heroísmo, sacrificio y enseñanza que cristalizaron en la forja de nuestra nación. Pero esa conciencia de nación se arraigó en un patriotismo inclaudicable, en un amor sin límite a la libertad, que fue fortalecido más tarde en el combate y en la guerra, con una sed por el conocimientos y cultura que se arraigó en el alma cubana, con una nítida visión universal que solo fue coronada con el triunfo de la Martiana Revolución de Fidel Castro.

Armando Hart, la noble figura que cobra vida en esta Medalla, viene de esas duras, encarnizadas, pero dignas y gloriosas luchas por la dignidad y la soberanía de nuestra patria, como bien ustedes conocen; y porque lo merece y no cejare jamás en ello, estoy segura que lo que ustedes han premiado hoy, ha sido mi firme voluntad de dedicar mi vida a estudiar y promover su vida y su obra, dedicada por entero al servicio no solo de su amada patria cubana y latinoamericana, sino también al, servicio de la humanidad.

Por todo ello, queridos amigos, hoy no será diferente, porque lo mejor que esta humilde servidora puede hacer para agradecerles a ustedes este inmenso privilegio es hablar de él. Y por eso pido permiso para compartir con vosotros este agradecimiento que he titulado:

Hart, Cuba en el corazón

El 26 de noviembre del 2017, Armando partió a la inmortalidad y para mí todo sigue inundado de él, desde luego que, desde entonces todo nuestro trabajo en el Proyecto Crónicas, está orientado en función de rendirle homenaje de respeto y recordación a su memoria para que pueda seguir prestando su servicio a la patria.

Armando fue un ser que no descansaba, amanecía y terminaba el día lleno de proyectos, no conoció el tedio, la monotonía o la rutina jamás, porque era creativo, tenaz, perseverante y esforzado, inquieto e hiperquinético. Practicó en su actuar diario y cotidiano la filosofía de la ética y el optimismo revolucionario unida a su vocación de servicio a la patria y a la Revolución, lo cual significaba estar allí donde hacía más falta, en el momento oportuno para desbrozar del arribismo y la mediocridad el camino a la luz. Aparecían entonces su ternura, paciencia, mirada profunda y reflexiva, siempre dispuestas al diálogo de lo esencial y a la exposición de la verdad. Pero por encima de todas esas cosas él fue un hombre bueno, fue un ser bondadoso en la profundidad total de esta cálida y tierna palabra. Su vida estuvo bordada de sencillez, humildad y modestia, al punto que jamás reparó en el hecho de que, como dijera el poeta Miguel Barnet, su nombre ya estaba no solo en los museos, sino también en la leyenda.

Vivió convencido que gracias a nuestra cultura el pueblo cubano sabrá vencer cualquier dificultad que se presente por gigantesca que esta sea, tal y como supieron hacer los hombres de Baraguá ante las dificultades que tuvieron entonces, porque nuestra Cultura de emancipación es nuestra Cultura de Liberación, es nuestra Cultura de Baraguá, que sirve de sostén a nuestro pensamiento radical transformador americano.

No olvidemos que todas las ideas que llevó adelante en su gestión, nacieron a lo largo de su prolija creación en el proceso revolucionario cubano, y con ellas nos invita a sumarnos a la ofensiva de su propuesta cubana, fidelista y martiana, latinoamericana y antiplattista, para que no solo defendamos, sino que desarrollemos una Cuba cubana para siempre.

En ese sentido hay que volver a insistir en el electivismo filosófico cubano como fuente de sus ideas, justamente ayer el maestro Lara en nuestra platica acerca del futuro de Cuba, subrayaba con razón este cardinal asunto y su singularidad.

Hart, tras los pasos del Maestro Luz y Caballero siguió el principio: “todos los Sistemas y ningún Sistema, ¡He ahí el Sistema!” y, asimimo, tomó del electivismo su contenido profundamente antidogmático y científico, ético-patriótico-nacionalista, independentista-liberador-democrático-popular, autóctono-creativo, de pura inspiración martiana. Recordemos que en Hart la voluntad de “elegir” estuvo orientada a hacer prevalecer la integralidad de la cultura para orientar el camino hacia la práctica de la justicia; asimilando lo mejor del pensamiento universal, para conformar un paradigma propio, diferente y creativo, que fuera capaz de encontrar respuestas propias a nuestras necesidades y urgencias como nación y país. 

De igual modo, situó como aspecto central de su concepción filosófica, la práctica de educar y mejorar al hombre mediante la acción social y política, orientada hacia la transformación ética y moral por medio de la Educación, la Ciencia y la Cultura. Por eso José Martí, está en el centro mismo de su paradigma. Porque es la figura que descuella al enarbolar la importancia de la Educación y la Cultura, en la transformación revolucionaria y moral de la sociedad; recordemos aquellos planteamientos centrales del Apóstol cubano: “Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre”; “no hay mejor Sistema de Educación que aquel que prepara al niño a aprender por sí”. Y es que Martí da continuidad a esa línea de pensamiento independentista, anticolonialista y soberano, que nace de las entrañas más profundas de nuestra América, de los grandes próceres y pensadores cubanos y latinoamericanos. Precisamente, esa línea es el antecedente inmediato de la tradición del pensamiento radical latinoamericano, que el filósofo argentino Néstor Kohán ha llamado “la hermandad de Ariel, o la familia martiana o la tradición bolivariana”. De la cual la Generación del Centenario es también heredera, discípula y continuadora, porque esa Generación hunde sus raíces en esa fecunda tradición.

Esa corriente tiene entre sus principales planteamientos, su acendrado espíritu antiimperialista, su denuncia y enfrentamiento al capitalismo y al imperialismo en el terreno económico y cultural; la defensa de la soberanía, la independencia nacional y la identidad cultural de nuestros pueblos, así como la unidad latinoamericana. Para Hart, precisamente, esa tradición del pensamiento radical latinoamericano, responde a lo que él denominó: una Cultura de Liberación. Ese concepto, también fue llamado por él: Cultura de Hacer política, Cultura de Baraguá o Cultura de Liberación Nacional, Social y de Resistencia. En definitiva se trata de la Cultura patriótica, que viene de la tradición que se gestó en el proceso de independencia nacional, latinoamericanista y antiimperialista, de vocación universal que tuvo lugar en nuestra Patria desde el siglo XIX, en cuyas raíces está la tradición del pensamiento radical latinoamericano y fue forjada en el combate por la transformación del mundo en favor de la justicia y ha estado volcada hacia la acción. En ella se articulan los conceptos ética, política y cultura y las aspiraciones humanistas a favor de la justicia para los pobres y de los explotados. 

En la Cultura de Liberación, se colocó como lo primero y esencial, la decisión de luchar por conquistar a cualquier precio la liberación humana, el amor a la libertad y la independencia nacional. Asimismo, forman parte de esa noción de la Cultura de Liberación, la idea de la rebeldía, la disciplina, el sentimiento de eticidad que constituye un elemento que define la cubanía consecuente, como expresión de la acción política. Se trata, en fin, de una Cultura que tiene entre sus atributos fundamentales, la opción ética que está en la “médula y el corazón de la Cultura Cubana y Latinoamericana, que para Armando es la Cultura de esencia e inspiración martiana”.

Por eso estas ideas que se tornan imprescindibles en el mundo de hoy, y vienen a tener en José Martí a su guía y máximo inspirador, porque de él parte toda una línea de pensamiento que llega al siglo XX, la cual está integrada por una numerosa nómina de hombres enteros, herederos directos del paradigma martiano, que podemos simbolizar en los inolvidables Comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro.  

Hart nos reveló que, en esa Cultura de Emancipación, está el pensamiento revolucionario y de acción política que en la actualidad nos puede asegurar la posibilidad de enfrentar la encrucijada colosal en la que nos encontramos.

Desde los inicios la lucha tuvo para él un contenido profundamente ético, piénsese en su elocuente afirmación: “Para mí todo empezó como una cuestión de carácter moral”. Esa frase demuestra el enorme peso que tuvo la ética en la formación de su carácter y a lo largo de toda la vida. Para él, el tema de la ética es el tema central de la política.  

Subrayaba que no podemos olvidar que nos encontramos en un mundo necesitado de ciencia, de ética y también de utopía, en el que las instituciones educacionales deberán empeñarse en reafirmar los valores espirituales y los paradigmas éticos que demanda la Humanidad para que esta logre salvarse de un desastre de proporciones incalculables, porque como bien se conoce, la Humanidad está enferma de gravedad y ello se expresa en la quiebra de los valores culturales, éticos y jurídicos de la civilización. 

Bien conocemos que desde la superpotencia imperial se lleva a cabo una política guerrerista e intervencionista que pone en peligro la existencia de la humanidad. En el mundo lo que se ha globalizado es el materialismo vulgar y ramplón, al que se ha sumado la plena inseguridad, incertidumbre y el desajuste como consecuencia de la COVID. El caos y la inmoralidad, reinan por doquier. Existe un veleidoso dominio sobre los poderosos medios de comunicación, el desarrollo de las tecnologías cada vez más sofisticadas operando con una profunda distorsión y disociación en toda la gigantesca superestructura del mundo contemporáneo; la manipulación de la subjetividad en favor de la enajenación de los individuos y la atomización de las colectividades al punto de haber perdido por completo hasta el más mínimo resorte ético están a la orden del día.

Y esta tensa situación se incrementa para nuestro pueblo debido a la influencia del poder de los grupos anticubanos de extrema derecha, en su afán de aumentar las presiones y sanciones de todo tipo contra nuestro país, quienes desde del 9 de febrero de 1995, lograron aprobar la ignominiosa Ley Helms-Burton, con la cual creció de manera ostensible la hostilidad anticubana. Con posterioridad y basado en ese engendro, cada una de las administraciones norteamericanas, han venido atacando a mi país de forma creciente, abyecta, indigna y despreciable. Por eso en cada segundo que transcurre crece la agresión de los reaccionarios de extrema derecha contra nuestro pueblo y gobierno y ello hace crecer la vergüenza y la dignidad de los cubanos por defender la patria, al precio de nuestras propias vidas, si fuera necesario. 

Por todo ello tenemos que seguir su ejemplo y sobre todo tenemos que seguir leyéndolo. Porque en sus textos se insiste en que la batalla a favor de la vida y de la paz, solo se ganará con las ideas y la cultura y que nuestra región latinoamericana y caribeña con su tradición intelectual puede y debe hacer una contribución esencial a este loable propósito de salvar a la humanidad, porque es la región del orbe que posee los elementos de cultura necesarios para ello.  

En las páginas escritas por el Dr. Hart, florece esa decisiva arista temática que prevalece en la obra que nos legó, de la que emerge su noción y discernimiento de una Cuba cubana, desde una perspectiva antimperialista, en cuya base y trasfondo se encuentra la esencia puramente martiana de sus ideas y pensamientos; la que viene a tener en su enfoque ideológico una propuesta que está marcada por esa “forma abierta, creadora, antidogmática, crítica y culta que tiene de ver y entender la historia, la cultura y la política”. Por lo que su obra es también una contribución al análisis que estamos urgidos en el contradictorio momento presente. Recordemos que él subrayó que el hilo central que caracterizó a la cultura cubana y, especialmente, la cultura política cubana desde su surgimiento en las postrimerías del siglo XVIII y hasta hoy, es su acercamiento a una cultura política militante de vocación latinoamericana y universal, en la que, por razones obvias, no se produjo antagonismo entre lo político y lo cultural. Por lo que, el pensamiento de Hart, en toda su obra, se enfrenta a la nueva mentalidad plattista sin Enmienda que, en su opinión, es la misma de siempre, por su rancia esencia injerencista y neocolonialista.

Amigos, la humanidad atraviesa hoy, la crisis más aguda por la que ha pasado la llamada cultura occidental en toda su historia, acentuada desde luego por la COVID; en la que han quebrado los principios éticos, políticos, jurídicos y las ideas filosóficas que tras larga evolución sirvieron de fundamento al propio sistema capitalista. En esta situación ha surgido un nuevo tipo de lumpen de origen cubano, desclasado y amoral; para el que es natural la descarnada grosería, la obscenidad, la chabacanería, la indecencia, la vulgaridad, la liviandad, la mentira, capaz de cualquier bajeza, con una narrativa canallesca y soez, que representan lo peor del vale todo.

Se han reunido en una banda grotesca y pintoresca; una tropa de “cipayos, colaboracionistas, algunos traidores y derrotados”. Esa pandilla canallesca y adyecta, se jacta de ser nuestros adversarios y enemigos. Que lo son, pero no solo de la Revolución, sino también de la nación cubana y la humanidad toda.

 Justamente para enfrentarlos en esta Guerra cultural y en el combate contra ignorancia, estamos obligados a blindarnos de ideas y cultura, a armarnos de la razón, la verdad y la ética y para ello la brújula que nos ofrece el pensamiento, la vida y la obra de Armando, como ustedes bien conocen… es gran valor, provecho y utilidad. No olvidemos que la educación, la cultura y la ética son hoy más necesarias que nunca antes y son la bandera esencial en la salvaguarda de nuestros pueblos, tal como nos lo confirma el Dr. Hart en la totalidad de sus textos.

En cada una de sus páginas, él nos situó en el bando de los que aman y construyen con la verdad, en la guerra de pensamiento que se nos hace y en la que se juega a la desmemoria de las más jóvenes generaciones de cubanos que no vivieron y aún desconocen determinadas etapas de la Revolución. De igual modo, podemos encontrar en su obra, las claves para la comprensión de la conciencia de ser cubano y la voluntad de serlo que se ha manifestado a través de toda nuestra historia hasta el momento presente.

Por todo ello como afirma el entrañable amigo, el Dr. Eliades Acosta Matos, aunque físicamente ya no está entre nosotros, Hart ha regresado al combate. Porque vuelve a cabalgar en sus textos, vuelve a cabalgar junto a Fidel, el Che, Martí y toda la gloriosa Generación del Centenario, en este noble y entrañable acto, bordado con las generosas manos de nuestros hermanos mexicanos al servicio de la gran patria latinoamericana.

Por eso permítanme reiterarle mi agradecimiento a todos los implicados, representados en la nobleza de los hermanos Cuellar y Bojórquez, gracias amigos queridos, muchas gracias por una vez más acariciarme el alma y hacerlo regresar para siempre, con esta hermosa Medalla en este entrañable e inolvidable acto de hoy.

Hasta la victoria siempre.

Muchas gracias.

Eloisa Carrera Varona
Editora y escritora, investigadora cubana por más de dos décadas de la vida y obra de Armando Hart y fundadora de la Asociación Hermanos Saíz. Esposa y compañera de batallas del Doctor Armando Hart Dávalos. Investigadora de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí (BNCJM) y directora del Proyecto Crónicas.