El Canek de Abreu, Breviario de su recepción local

Pero el hombre de estas tierras debe ser más exigente y más humano; debe querer la mejor realidad; la posible, la que madura y crece en sus manos.

Canek

La obra del yucateco Ermilo Abreu Gómez, en su mayoría publicada entre la década de los veinte y los sesenta, sigue siendo objeto de estudio y comentario. Una veintena de títulos destacados, entre los cuales Canek ocupa un lugar privilegiado, son materia de interés en trabajos de investigación o difusión, ya académicos o estéticos. La historia del héroe maya ha desbordado las cifras de edición y traducción en los registros literarios yucatecos, pues al rebasar los 80 años de haber visto la luz, se posiciona también como un material idóneo para promover la lectura en nuestro país y, particularmente, en nuestro estado.

Remitir puntualmente a lo que ha venido ocurriendo en Yucatán en cuanto a la recepción de su obra, acotada al fallecimiento de Ermilo, hace medio siglo, requiere de una empresa laboriosa y sistemática. Sin embargo, es posible trazar algunos bocetos que muestren un panorama provisional, en el que someramente puedan rescatarse diversos aspectos de una recepción, digamos póstuma, ya sea a partir de la memoria de quienes organizaron actividades literarias y homenajes en su nombre o de los análisis, reseñas y comentarios a su obra que han venido surgiendo paulatinamente, o bien, desde las acciones que el sector público y social realizan para que su más conocida obra continúe en manos de nuevos lectores.

Cuando Abreu Gómez tenía apenas seis años de fallecido, Eduardo Tello Solís apuntaba en 1977, en la edición número uno del suplemento El Búho, de Diario del Sureste, que “Yucatán espera el nacimiento de otro gigante de las letras que engrose el ancho número de literatos peninsulares”. Y, tres décadas después, en su artículo “El personaje Abreu Gómez” (Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán, 2007-2008), memora un aniversario del nacimiento de Ermilo, cuya fecha no precisa, pero que ubica entre los años 76 y 82. Tello comenta que se realizaron unas jornadas culturales, de las cuales se derivó una publicación coordinada por Raúl Maldonado Coello, Canek dijo: Y hoy decimos…, por lo que, a casi una década de su partida, se evidencia un vivo interés en discutir y divulgar las aportaciones ermilianas. El autor del artículo no especifica de quién fue la iniciativa, si exclusivamente suya, dadas las circunstancias de estar en ese periodo como funcionario en el área de cultura, según nos dice, o si, quizá, las jornadas obedecieron a una solicitud grupal de escritores o investigadores, o si, en el mejor de los casos, ambos intereses confluyeron.

Porque, con el paso de los años, sea por sus convicciones nacionalistas, ya por hablar de justicia y libertad y, desde luego, por el valor intrínseco de sus obras, e incluso por circunstancias azarosas, ─como el haber nacido en septiembre─, Abreu Gómez se convertía en una de las recurrentes figuras durante las celebraciones patrias, especialmente en las últimas décadas del siglo pasado, cuando aún importaba o convenía destacar lo nacional revolucionario en los ámbitos de poder político. Todo esto, a pesar de que Ermilo nunca dirigió sus pasos hacia tal vía, y, en palabras del mismo Valentín Campa, se mantuvo firme en su lealtad al Partido Comunista Mexicano. Pero su nombre y sus obras tenían cabida en las mesas de los programas; tanto las ponencias derivadas de la investigación académica como los homenajes y comentarios en publicaciones periódicas abordaban algún aspecto de su vasta producción y trayectoria.

Ermilo Abreu Gómez, 1894-1971.

Destaca en 1998 la obra de Jorge Pech Casanova, La sabiduría de la emoción: vida y Literatura de Ermilo Abreu Gómez (Conaculta/Fondo Editorial Tierra Adentro), de la cual Fernando Solana Olivares apunta: “Pech Casanova demuestra que en Ermilo Abreu Gómez se operó una nueva síntesis artística donde la mesura clásica puso en práctica una retórica de la contención y de la reticencia, una política expresiva de la discriminación, que así eludía el trillado camino de lo experimental y regresaba al poder mismo de la palabra como acompañante y testigo de la acción del ser. La imaginativa relectura ermiliana que Pech Casanova ha hecho como si fuera una red de combinaciones inéditas o una caja de resonancias antes inadvertidas, descifra otros planos significantes en la obra de este escritor peninsular, como el espacio de lo político en Canek, que “enseña cómo opera el poder y cómo debería de operar”, al mejor modo de la tradición literaria clásica, y su predicción libertaria, aquello que se llama segunda mirada o videncia y que es constitutivo de la penetración que el arte real concede, acerca de la aún pendiente problemática indígena que lacera al país. Éstas son las tareas canónicas del arte de la palabra, que Pech Casanova cumple con talentosa solvencia: leer de nuevo a nuestros predecesores para hacerlos hablar otra vez”.

 Debemos sumar otras contribuciones que emergieron de actividades promovidas por escritores e instituciones culturales y educativas, pues recuerdo al pasar tan solo una ponencia de Brenda Alcocer sobre San Francisco. Escenas poéticas de su vida, pero estoy omitiendo decenas de comentarios vertidos durante los aniversarios, aportaciones de colegas y artistas e intelectuales de otras disciplinas que destacaron la figura y la obra de nuestro autor. Buena parte de este interés proviene todavía de la comunidad estudiantil del Centro de Educación Artística que lleva su nombre. Quizá las más antiguas contribuciones se conserven a través de un registro impreso, porque en aquellos tiempos el Diario del Sureste editaba El Juglar, suplemento donde se difundía buena parte del acontecer literario local. De igual modo, la revista Navegaciones Zur que, en una ocasión, tal vez en el 97 o 98, publicó un número dedicado a los maestros de la narrativa yucateca.

Como lo quería Ermilo, sin duda, ha sido Canek el sello de su estilo: tan liso y llano, que no lo notara nadie que lo leyera. Su valor no radica solo en la forma como se inscribe en el marco de la literatura sobre los pueblos originarios, sino justamente por los recursos de lenguaje que refieren perfectamente el conocimiento y dominio de ese material verbal sobre el que disertaría en su Didáctica de la lengua y la Literatura española y otros escritos en torno al idioma. Estas reflexiones fueron consumadas en la escritura sobre el héroe maya. Y es importante traer al presente ese modo en el que ahora, desde la edición con fines de promoción lectora, Abreu Gómez continúa dialogando con nuevos receptores.

Así, entre las diversas ediciones de la obra que inmortaliza a Ermilo, podemos citar la que distribuyó y promovió de manera gratuita la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán en 2008, en un diseño que dio cabida en el mismo libro a otra importante obra del autor, Cosas de mi pueblo. Estampas de Yucatán. El volumen incluye un extenso prólogo de Rubén Reyes Ramírez. Con apoyo de la mencionada Secretaría, se fomentó el interés por la lectura en diversos espacios que no siempre cuentan con apoyo de mediadores o promotores; por señalar algunos, están las cárceles, los espacios de espera en oficinas y centros de trabajo, así como centros educativos de municipios o comisarías alejados de la capital meridana, desde los cuales la juventud yucateca de Tixpehual, por ejemplo, accedió a la obra, se sintió identificada con los sentimientos y actitudes de personajes como el héroe maya, Guy y la impredecible o fugaz Exa y reflexionó sobre el origen de algunas acciones violentas.

A la vuelta de una década, surge otra iniciativa, del Fondo de Cultura Económica, que en su Colección 21 para el 21 incluye reconocidas obras nacionales, entre las cuales no podía faltar Canek, con un tiraje de 100 mil ejemplares que Abreu jamás hubiera imaginado. La Colección fue distribuida el pasado 12 de noviembre, en el marco del Día Nacional del Libro, entre los mediadores del Programa Nacional de Salas de Lectura de todo el país, y es así como Yucatán recibe una oportunidad renovada, que  llega, a su vez con capacitaciones y actualizaciones que transforman las maneras de aproximarse a la obra y estimulan el diálogo y el pensamiento crítico entre sus lectores.

Ahora, bien, en cuanto a homenajes más cercanos de parte de las autoridades municipales correspondientes, se puede mencionar que en 2013, la Dirección General de Cultura del Ayuntamiento de Mérida presentó la pieza del mes en el Museo de la Ciudad con el tema “Ermilo Abreu Gómez, XLII Aniversario luctuoso”, en el que se expusieron, entre otras piezas significativas, la publicación que mencionó Tello Solís, y que tiene como portada un trabajo de Fernando Castro Pacheco; el libro Cartas a Ermilo Abreu Gómez, de Brígido Redondo, y el libro Vida y obra de don Ermilo Abreu Gómez 1894-1971, ensayo de Nidia Esther Rosado, detalles que reseñan diversas publicaciones periódicas, al igual que el Sistema de Información Cultural.

Colección 21 para el 21. Fondo de Cultura Económica

Por parte del gobierno estatal, a través de Cultura en Línea, la Sedeculta ofrece botones de muestra recientes, como la de Raúl Uranga, Jorge Chablé y Lupita López, quienes en 2020 leyeron y comentaron La conjura de Xinum, durante el encuentro “Una cierta mirada”, en el marco de un homenaje dedicado también a otros destacados escritores yucatecos, como Antonio Mediz Bolio y Eligio Ancona.

Es muy loable que las ceremonias protocolarias relativas a los sucesivos aniversarios del nacimiento de Abreu Gómez (18 de septiembre) se sigan llevando a cabo, debido a que el autor ha contribuido a fortalecer la identidad cultural de nuestro estado. Cabe mencionar, sin embargo, que las recientes notas oficiales de prensa, al respecto, se caracterizan por una falta de interés en destacar otros aspectos del autor o de sus obras, y no incluyen, siquiera parcialmente, discursos pronunciados por especialistas, si acoso los hubo.

Por cuanto a investigación y comentario crítico, merece también un lugar importante el reciente compendio del investigador José Juan Cervera Fernández, titulado La conquista de la belleza. La prosa fecunda de Ermilo Abreu Gómez (2021), una serie de 15 artículos que, unos cuantos años antes, vieron la luz en publicaciones locales.

Cervera Fernández abona en todos los ámbitos del quehacer literario, periodístico, didáctico y de investigación del autor; la amplitud de sus objetos de atención no descuida lo puntual y ameno de una revisión profunda, decantada, que se detiene en algunas de las obras más conocidas para ofrecernos aspectos inéditos de las mismas y también nos entrega aproximaciones relevantes de otras tantas, entre las cuales puede mencionarse “La perfecta alegría”, un artículo en el que comenta San Francisco. Escenas poéticas de su vida, así como “Ermilo Abreu Gómez en Espita”, con amplias referencias hemerográficas, que nos conduce a reconocer la importancia cultural de la Sociedad Progreso y Recreo, que en 1970 alcanzó a reunir a más de tres mil asistentes en la velada literaria donde Ermilo fungió como mantenedor de los Segundos Juegos Florales. Pero también centran nuestra atención en un Ermilo ya enfermo, que presentía su final, por el cierre del discurso que dirigió a los espiteños.

Como injustamente sucede en los ámbitos oficiales, sus dos últimos años significaron un precipitado reconocimiento, pues recibió la Medalla Eligio Ancona  en 1970 y el Premio Elías Sourasky en 1971, cuando  estaba por sucumbir a su enfermedad. Ante una muerte inoportuna, su diario personal refiere proyectos que no logró concluir, entre los cuales estaba la realización de un congreso dedicado a sor Juana.

Ermilo Abreu Gómez, en promedio, habrá escrito anualmente más de una obra a lo largo de sus casi 50 años de producción literaria, sin contar los numerosos ensayos, reseñas y artículos periodísticos, que comenzó a publicar desde muy temprana edad, en 1910. Sin menoscabar la virtud de su prolífera vocación como escritor de ficción, que tal vez amerite un proyecto de Obras Completas, considero que hace falta revisar y discutir lo que pueda ser relevante en facetas como la de miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua y como profesor universitario; divulgar lo que al respecto fuentes especializadas conservan en acervos poco visitados, pues las nuevas generaciones no tienen idea de estos recursos, necesarios para la continuidad de una recepción más provechosa. Para la historia y la actualidad, es importante ampliar nuestro conocimiento local sobre su aportación ensayística.

Pero, sobre todo, es interesante compendiar, para acceder en algún momento, al conjunto organizado de trabajos relativos a la crítica y comentario de su obra, y en este último rubro, ya no únicamente prestar atención a los especialistas locales, sino a los numerosos lectores que tienen a la mano un Canek y son impulsados a disertar contigo de algo tan importante como esta rebelión que sucedió aquí hace 260 años y que de alguna manera nos advierte que la herida no solo permanece abierta, sino que la lucha por el territorio jamás ha terminado. Sin duda, esta reconocida obraseguirá detonando procesos de lectura en los que el pensamiento crítico y la apreciación estética juegan un papel fundamental para una mayor comprensión de su trascendencia entre nuestros receptores yucatecos, sin detrimento de quienes pudieran leerla y valorarla desde otras partes del mundo, en otras lenguas.

Lourdes Cabrera Ruiz es Presidente de Club Cultiva Mente, A.C., miembro fundador de la Asociación Literaria y Cultural de Yucatán, docente, coordinadora de talleres literarios en contextos educativos, sociales y culturales. Contacto: ccultivamente@gmail.com