Desde la segunda mitad del siglo XX, Estados Unidos ha sido considerado una superpotencia mundial. Sin embargo, en las últimas décadas, se han presentado una serie de desafíos que han puesto en cuestión su liderazgo global. En este contexto, el presente artículo tiene como objetivo analizar las causas del declive estadounidense desde una perspectiva histórica y geopolítica.
En primer lugar, se examinará la hipótesis de la sobrecarga imperial, que sostiene que el elevado gasto militar y el involucramiento en conflictos internacionales han debilitado la economía y la estabilidad política de Estados Unidos. Esta hipótesis ha sido ampliamente debatida en la academia y se argumenta que ha sido un factor clave en la decadencia del imperio estadounidense.
Por otro lado, se explorará la hipótesis del balance de poder, que se enfoca en la competencia global y la redistribución de poder entre los países. En este contexto, se examinará cómo los cambios geopolíticos, particularmente el surgimiento de nuevas potencias como China, han impactado la posición de liderazgo de Estados Unidos en el mundo.
A través del análisis de estas dos explicaciones, se busca ofrecer una visión amplificada del declive estadounidense, y contribuir al debate sobre el futuro del sistema internacional y la distribución del poder en el mundo contemporáneo.
Primera explicación: sobrecarga imperial
Jean-Baptiste Duroselle, en su obra «Todo imperio perecerá» (1998), sostiene que todos los imperios están destinados a desaparecer tarde o temprano, independientemente de su poder y su duración en la historia. Según Duroselle, esto se debe a varios factores, como el agotamiento interno, la incapacidad de adaptarse a los cambios externos, la corrupción y la sobre extensión territorial. Al leer lo anterior uno puede reflexionar con estos lentes, lo mismo sobre el declive del impero Romano que en el Otomano.
Esta hipótesis puede ser aplicada no solo a los imperios, sino también a las potencias hegemónicas, ya que estas últimas también están sujetas a los mismos factores que conducen a su eventual declive y desaparición.
Desde la explicación de la sobrecarga imperial, Estados Unidos ha experimentado un deterioro progresivo de su capacidad económica, política y militar debido a su excesiva intervención en los asuntos globales. Estados Unidos ha asumido un rol hegemónico insostenible, que le ha obligado a involucrarse en numerosos conflictos y crisis que han minado sus recursos y su legitimidad.
En términos económicos, ha tenido que destinar una gran cantidad de recursos a mantener su presencia militar en el extranjero y a la promoción de sus intereses en todo el mundo. La guerra en Irak, por ejemplo, fue un costo enorme tanto en términos económicos como en términos humanos. Además, Estados Unidos ha tenido que mantener una gran cantidad de bases militares en todo el mundo, lo que ha requerido una inversión significativa de recursos financieros.
En términos políticos, Estados Unidos ha tenido que lidiar con una serie de desafíos internacionales, incluyendo el terrorismo, la proliferación nuclear y la inestabilidad en muchas partes del mundo. Esto ha requerido un alto grado de compromiso y liderazgo, lo que ha sido costoso en términos de capital político y recursos humanos.
La teoría de la sobrecarga imperial sugiere que estos costos han llevado a una erosión gradual del poder y la influencia estadounidense. La falta de recursos y el desgaste político han debilitado su capacidad para mantener su posición de liderazgo global. Además, la sobrecarga imperial ha llevado a una disminución de la confianza y la legitimidad del gobierno estadounidense, tanto en el país como en el extranjero.
Algunos ejemplos de estos conflictos son la guerra contra el terrorismo iniciada tras los atentados del 11 de septiembre, la crisis migratoria provocada por la inestabilidad en América Latina y Oriente Medio y la propia pandemia del COVID-19.
En este último caso, el enfoque interno del país en la respuesta a la pandemia ha debilitado su capacidad para responder a desafíos internacionales, incluyendo la creciente competencia de China y otros actores internacionales.
Así, la explicación de la sobrecarga imperial sugiere que el declive estadounidense se debe en parte a los costos económicos y políticos de mantener un imperio global. La inversión en conflictos militares y la necesidad de mantener una presencia global han erosionado la capacidad de Estados Unidos para mantener su posición de liderazgo; estos desafíos han puesto de relieve la necesidad de una revisión de la política exterior estadounidense para adaptarse a un mundo cambiante.
Segunda explicación: el balance de poder
La teoría del balance de poder fue desarrollada por Kenneth Waltz en su obra «Teoría de la Política Internacional» (1979). Waltz argumenta que si un estado adquiere demasiado poder, esto puede ser percibido como una amenaza por otros estados, lo que a su vez puede provocar una respuesta para contrarrestar las capacidades militares desbordadas.
Por lo tanto, podemos distinguir dos tipos de manifestaciones de balance de poder: interna y externa. El balance de poder desde la perspectiva interna se refiere a los esfuerzos económicos, tecnológicos y militares realizados por un estado para contrarrestar la acumulación de capacidades militares de un posible adversario, utilizando sus propios recursos. Por otro lado, el balance de poder desde su manifestación externa se relaciona con la formación de alianzas militares para hacer frente a la posibilidad de una guerra.
Desde esta perspectiva, el declive estadounidense puede ser visto como el resultado de la resistencia de otros actores internacionales, especialmente China y Rusia, a aceptar la posición hegemónica de Estados Unidos. Durante la Guerra Fría, Estados Unidos se mantuvo como la única superpotencia mundial, pero después de la caída del Muro de Berlín, comenzó a experimentar desafíos a su posición.
Uno de los principales desafíos a la posición de Estados Unidos ha sido la aparición de China como una gran potencia económica y militar. China ha estado creciendo a un ritmo acelerado en las últimas décadas y ha acumulado una gran cantidad de poder económico y político.
Pero hay un elemento del balance de poder que parece no cumplirse: la existencia de alianzas militares abiertas entre potencias para contrarrestar la influencia estadounidense.
Varios autores (Elman 1999; Resende-Santos 2007; Taliaferro 2007) han señalado que la falta de alianzas militares duraderas en la actualidad se debe a que el candidato a convertirse en un polo hegemónico, China, aún está en una fase de consolidación interna de su poder. Ante la necesidad de hacer frente a las capacidades militares de un posible polo hegemónico (Estados Unidos), un estado equilibrador puede elegir entre varias opciones (China):
- La compensación, que se refiere al aumento en la cantidad o calidad de las armas ya disponibles para el equilibrador;
- La emulación, que implica la imitación o reproducción de las capacidades del oponente; o
- La innovación, que consiste en encontrar nuevas capacidades que ayuden a contrarrestar las del posible adversario.
¿Quién tiene la razón?
Kaufman y Wohlforth (2007) llevaron a cabo varias pruebas para evaluar la capacidad de la teoría del balance de poder para explicar el cambio sistémico. En particular, estos académicos examinaron el surgimiento y la caída de sistemas unipolares previos para verificar cómo funcionan las premisas del balance de poder en la práctica.
Así, en contraposición a la predicción de que el balance es la causa principal de la transformación de sistemas unipolares, Kaufman y Wohlforth (2007) sostienen que el colapso final de las antiguas unipolaridades se puede explicar mejor como resultado de los efectos clásicos de la sobrecarga imperial.
Sin embargo, Layla Dawood (2018), al revisar el caso de la modernización militar y naval de China, ha confirmado la existencia de las estrategias internas del balance, incluyendo la compensación, la emulación y la innovación, que han permitido amplificar significativamente las capacidades del poder chino.
La pregunta clave entonces es: una vez que China haya fortalecido sus capacidades internas, ¿cuándo y con quién decidirá formar una alianza militar duradera para retar y contrarrestar abiertamente a Estados Unidos?
Referencias:
Dawood, L. (2018, February 8). China’s Military Modernisation. E-International Relations. https://www.e-ir.info/2018/02/08/chinas-military-modernisation/
Duroselle, J. (1998). Todo Imperio Perecerá. Teoría sobre las Relaciones Internacionales. Editorial Fondo de Cultura Económica. Primera Reimpresión. México.
Kaufman, S. J., & Wohlforth, W. C. (2007). Balancing and Balancing Failure in Biblical Times: Assyria and the Ancient Middle Eastern System, 900-600 BCE. In S. Kaufman, R. Little, & W. Wohlforth (Eds.), The Balance of Power in World History (pp. 22-46). New York: Palgrave Macmillan.
Resende-Santos, J. (2007). Neorealism, states, and the modern mass army. Cambridge: Cambridge University Press.
Taliaferro, J. (2009). Neoclassical realism and resource extraction: State building for future war. In J. Taliaferro, N. Ripsman, & S. E. Lobell (Eds.), Neoclassical Realism, the State, and Foreign Policy (pp. 194-226). Cambridge: Cambridge University Press.
Waltz, K. N. (1988). Teoría de la política internacional. GEL.
Wohlforth, W. C., et al. (2007). Testing Balance of Power Theory in World History. European Journal of International Relations, 13(2), 155-185.
Responder