El feminismo después de Elvia. Segunda parte.

Pocas personas recuerdan o saben que en 1957, durante el Congreso femenil organizado en Yucatán por el Partido Revolucionario Institucional, se leyó una carta enviada por Elvia Carrillo Puerto, que en aquel entonces radicaba en la ciudad de México, felicitando a la organización y a las mujeres de Yucatán por hacer honor a su ciudadanía y por mantener encendida la antorcha de la libertad. Sí, en aquel entonces, Elvia y el feminismo yucateco estaban aún vivos, aunque de acuerdo al acucioso trabajo de investigación de la doctora Dulce María Sauri, la primera vivía en una situación económica sumamente precaria después de sufrir un grave accidente de automóvil que la dejó parcialmente ciega en 1941. Eso no le impidió, en marzo de 1953, participar en una manifestación frente a la Cámara de Diputados, donde fue la principal oradora, para celebrar el triunfo de la lucha por el voto de la mujer. (Elvia Carrillo Puerto, Violencia Política y Resiliencia, Dulce María Sauri Riancho, Cámara de Diputados, LXIV, 2021, paginas 69-70).  

En el caso del feminismo yucateco, en aquel entonces, era dirigido por figuras de la talla de Fidelia Sánchez Mendiburo (presidenta del mencionado Congreso Femenil), y Antonia Jiménez Trava (vicepresidenta).

Retomando mi artículo anterior, recordemos que, en la década de los treinta, el feminismo mexicano estaba organizado en el Frente Único Pro Defensa de Derechos de la Mujer (FUPDDM), mismo que en Yucatán estaba integrado, como en etapas anteriores, en su mayoría por maestras que realizaban sus asambleas en el Colegio Cisneros Cámara bajo el amparo del Secretario de Educación Federal Antonio Betancourt, cardenista de afiliación comunista que fomentaba la participación de las maestras como Carmen Góngora, pertenecientes al FUPDDM, en la organización de las comunidades para el reparto agrario y en la defensa de sus derechos políticos y sociales.   

Sin embargo, como también mencionamos ya, el feminismo mexicano fue traicionado durante el cardenismo, con el pretexto de que el conservadurismo y los vínculos de las mujeres con la iglesia las llevaría a votar por los partidos reaccionarios, negándoles su derecho al sufragio.

En el contexto internacional es importante saber que en España, durante la misma década de los años treinta, sucedía casi lo mismo y se esgrimían los mismos argumentos para negar a las mujeres el derecho al sufragio, por lo que resulta interesante conocer la disertación (aún vigente) de la feminista masona Clara Campoamor en contra de tal decisión:

…Ah, es, se dice, el peligro del voto femenino el que puede dar el triunfo a la Iglesia. Pero yo les diría a estos seudoliberales que debieron tener más cuidado, durante el siglo XIX, dejaban que sus mujeres frecuentaran el confesionario y que sus hijos poblaran los colegios de frailes y monjas… dejad que la mujer se manifieste como es, para conocerla y juzgar; respetad sus derechos como ser humano…no nos invoquéis transnochados principios de la desigualdad de los seres desiguales (Diario de Sesiones de las Cortes, número 30, 1 de septiembre de 1931).    

El Primer Congreso Feminista celebrado en Yucatán en 1916 fue auspiciado por el entonces gobernador, Gral. Salvador Alvarado.

Regresando a México y a Yucatán fue hasta 1953, ante el reclamo de las mujeres y por iniciativa presidencial, que se concedió a las mexicanas la posibilidad de participar en elecciones lo cual dio un nuevo impulso al feminismo yucateco, aunque, si de las etapas anteriores se conoce poco, de esta menos, ya que a pesar de ser más contemporánea, de manera absurda se le niega visibilidad a esta generación de feministas. Se hizo con el pretexto de que pertenecían al partido oficial de entonces, olvidando que el primer y segundo congreso feminista de Yucatán se realizó bajo el amparo de un gobernador (Salvador Alvarado) y que Elvia y las feministas socialistas que tanto admiramos, pertenecían también en su momento al partido que en aquel entonces estaba en el gobierno.   

Pero si bien el corporativismo del que fue objeto el movimiento feminista yucateco durante el siglo XX quitó visibilidad a las mujeres que lo abanderaron, sería injusto negar el importante esfuerzo realizado por ellas para mantener vivas y vigentes las demandas históricas a favor de sus derechos como mujeres, como la misma Elvia les reconoció en su momento. Por eso es precisamente muy trascendente el trabajo de Guadalupe Ruiz Bojórquez que tituló “Anhelos Libertarios de Mujeres Yucatecas 1957-2010”, ya que explora los acontecimientos, eventos y propuestas surgidas en un periodo que hasta hoy han sido ignoradas en los estudios y análisis que abordan la lucha de las mujeres por sus derechos.       

De acuerdo al trabajo de la profesora Ruiz Bojórquez, después de obtenido el derecho de votar y ser votada, las mujeres yucatecas se incorporaron a la actividad política y algunas fueron electas, como la profesora yucateca Fidelia Sánchez de Mendiburu quien obtuvo la posición de diputada federal para el período 1964-1967 en representación del estado de Yucatán en la XLVI Legislatura.

En esta etapa del movimiento feminista yucateco se incorporaron nuevamente un sector importante de maestras, pero el avance de las mujeres en el sector educativo y profesional destaca por su incursión en las profesiones que hasta entonces eran consideradas como masculinas. Un ejemplo importante es el de la abogada Antonia Jiménez que en julio de 1939 se tituló con la tesis “La mujer y los derechos políticos y civiles” y que además, siendo directora del Registro Civil del estado de Yucatán, eliminó de las ceremonias matrimoniales la lectura de la decimonónica epístola de Melchor Ocampo, obligatoria en aquel entonces, y que reproducía de manera esquemática los estereotipos de géneros. Otra de las célebres participantes fue Nidia Esther Rosado Bacelis, profesora, literata y periodista quien a lo largo de su fructífera vida recibió diversos premios y reconocimientos por su aportación a las letras.

Las actas,  objetivos y conclusiones de dicho evento pueden ser consultados en el libro “Anhelos Libertarios de Mujeres Yucatecas”, de la mencionada autora Guadalupe Ruiz. Mencionaremos solamente algunas conclusiones que nos parecieron significativas:  1) Establecimiento de guarderías para las mujeres burócratas 2) Intensificar la Campaña de Mejoramiento de la Mujer, procurando la instalación de un Centro de trabajo 3) Establecimiento de un Departamento Jurídico que oriente a las mujeres en sus problemas legales. 4) Crear una agencia de colocaciones para mujeres, 5) Una escuela de Artes y Oficios para mejorar la condición de las mujeres. 6) Crear un Centro de Capacitación Cívica para mujeres. 7) La fundación de una Escuela de Normal Rural  para mujeres.  8) Que se haga realidad que la mujer campesina participe en el crédito ejidal de las tierras igual que su esposo. 9) Dar a conocer a la mujer las estipulaciones de la Ley Federal de Trabajo que las favorecen y vigilar que se cumplan estrictamente.

Si se deciden amables lectoras (es) a leer las actas de este Congreso, las cuales conocemos gracias al trabajo de Guadalupe Ruiz Bojórquez, quizás coincidirán conmigo cuando señale en el 2012 en el Prólogo del libro: “El carácter actual de muchas de sus demandas demuestra que sus planteamientos fueron siempre pertinentes y de avanzada, pero al mismo tiempo deja también al descubierto la fuerte resistencia que de manera continua, y aún en el presente, tienen que enfrentar las mujeres para el reconocimiento y ejercicio pleno de sus derechos, obligándolas a ser reiterativas e insistentes en la exigencia de su cumplimiento” (Anhelos Libertarios de Mujeres Yucatecas 1957-2010 Guadalupe Ruiz Bojórquez, IEGY 2012, pag.11).

Por falta de espacio, hasta aquí dejaré esta historia del feminismo yucateco, que no es lineal, que tuvo avances y retrocesos, etapas de intensas luchas y de aparentes pausas pero que, para suerte de nosotras, nunca se extinguió. Mientras tanto sólo queda felicitar a todas las mujeres, a las que nos antecedieron en el camino, pero también a las de ahora que continúan la lucha por nuestros derechos y que seguramente este 8 de marzo, en diferentes espacios y foros, saldremos a exigir se reconozcan nuestros derechos y libertades.               

Georgina Rosado Rosado
Georgina Rosado Rosado es egresada de la Universidad Autónoma de Yucatán, de la licenciatura de Ciencias Antropológicas (UADY), tiene una maestría en Antropología Social en “El Colegió de Michoacán”. Profesora Investigadora de la UADY durante 33 años, donde realizó diversas investigaciones sobre la mujer y las relaciones de género, la cultura maya, la violencia y discriminación entre los jóvenes, entre otras temáticas. Pionera en la aplicación de la perspectiva de género en la docencia y en la investigación en Yucatán. Autora y coordinadora de diversos libros sobre los temas mencionados, así como de artículos científicos y de divulgación en revistas nacionales e internacionales. Durante la gestión de gobierno 2007-2012, fue directora general del Instituto para la Equidad de Género del gobierno de Yucatán (IEGY). Integrante del Sistema Nacional para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de Violencia y del Sistema Nacional de Igualdad entre Mujeres y Hombres. (2007-20012). Siendo directora del IEGY desarrollo un programa editorial gracias al cual se editaron la Revista “Alas de Mariposas” y cincuenta libros de diversos autores y autoras entre ellos “La Siempreviva”, emblemático del Bicentenario del gobierno del estado. La maestra Georgina Rosado es autora de publicaciones muy relevantes destacando entre estas: 1) Mujer maya: Siglos tejiendo una identidad. 2) Amazonas: Mujeres líderes de la Costa Yucateca, 3) Género y poder entre los mayas rebeldes de Yucatán, 4) Violencia y discriminación de género entre jóvenes de educación media superior en Yucatán. 5) Mujeres en tierras mayas: Nuevas Miradas, 6) Deshaciendo Nudos y 7) Las Hijas de Eva. Las semillas de una revolución. Articulista del Por Esto! del 2000 a la fecha. Colaboradora de la sección Unicornio donde participa en la difusión y desarrollo del periodismo cultural y científico.