Identificando la arquitectura religiosa del siglo XVI en Yucatán

Antes que los españoles ganasen aquella tierra, vivían los naturales juntos en pueblos, y tenían una tierra muy limpia y desmontada de malas plantas y puestos muy buenos árboles; y que su habitación era de esta manera sana: en medio del pueblo estaban los templos con hermosas plazas y en torno de los templos estaban las casas de los señores y los sacerdotes y luego la gente más principal, y así iban los más ricos y estimados más cercanos a estas y a los fines del pueblo estaban las casas de la gente más baja…

Fray Diego de Landa

La arquitectura provee desde su concepción la solución a problemas edificatorios muy específicos y, en este caso, haremos un planteamiento de cuáles serían las primeras necesidades constructivas del cristianismo de los frailes mendicantes (franciscanos) en Yucatán durante el siglo XVI.

Para el discernimiento de producción de los procesos técnico-constructivo de la arquitectura religiosa del siglo XVI en esta región, se debe tener claro el proceso de implantación, desarrollo y disgregación de las edificaciones; ya que estuvo determinada por las causa de movilidad natural de los habitantes indígenas y por el inquebrantable arrojo de los franciscanos para concentrarlos en áreas bajo su control (según las Ordenanzas de Felipe II en 1573; generando las primeras concentraciones urbanas novohispanas), lo cual conllevó a una serie de políticas que marcó en mayor medida la respuesta dada por la arquitectura y urbanismo virreinal, y, por ende, los de sus procesos técnico-constructivos, desde su emplazamiento, materiales utilizados, expresión formal y respuestas espaciales a las necesidades y funciones requeridas.

Catedral de Mérida, construida y terminada en el siglo XVI

La organización eclesiástica que fue la que marcó la pauta para la realización del gran volumen de construcciones en el inicio de la llamada “conquista espiritual” tuvo una estructura basada en guardianías (lo que podríamos considerar a los conventos de las cabeceras territoriales), vicarías (lo cual corresponde a un conjunto de menor entidad) y asistencias (sitios y edificaciones en su mayoría de visitas donde no vivían religiosos).

Para establecer una red de manejo y control se estableció que cada una de estas edificaciones se consideraba en el máximo de distancia de un día de camino, medido en leguas (una legua común en el siglo XVI equivalía a 20,000 pies castellanos; es decir, 5,572.7 metros o 6,666.66 varas castellanas). En 1769 una real orden estableció marcar los caminos con los leguarios como los que aún se encuentran en el camino de Mérida al puerto de Sisal, aunque estos fueron colocados (siendo alrededor de cuarenta) por la visita de la emperatriz Carlota a Yucatán en 1865.

Convento San Antonio de Padua en Izamal, YUcatán.

Los primeros conventos de las ordenes mendicantes, sean dominicos, franciscanos o agustinos, fueron construidos en sus inicios con materiales perecederos (madera y barro, techo de paja) al modelo de las construcciones civiles y viviendas vernáculas. Posteriormente, se reconstruyeron con materiales nobles como la piedra y cementantes o morteros, a partir del año 1550 y hasta nuestros días. En Guatemala y Chiapas, fueron modificados muchas veces en el transcurso de los siglos XVII y XVIII, después de los frecuentes terremotos. Yucatán no tuvo problemas de sismos, por lo cual existen gran número de conventos, capillas y la catedral edificados en el siglo XVI y conservados casi en su fábrica original.

Ya en 1549 se consolida la provincia franciscana de San José de Yucatán, y el Fraile Luis de Villalpando fue electo custodio junto con varios guardianes para encargarse de las poblaciones de Mérida, Campeche, Maní, Conkal e Izamal, los cuales formaron la Custodia de San José de Yucatán, sujeta a la Provincia del Santo Evangelio, mismas que serían las más representativas por su arquitectura. Con las construcciones concluidas ese mismo siglo, y algunas otras que serán terminadas pasando éste, ya que apenas eran, en gran mayoría, capillas abiertas o de materiales perecederos a lo largo del territorio.

Como política de concentración en 1552, se instaura oficialmente las “Ordenanzas” o disposiciones del Licenciado Tomás López Medel, Visitador General de la Provincia, la congregación de los indígenas dispersos se genera en gran parte con la participación activa de los jefes indígenas en el gobierno de los pueblos (los halach hunic o batab); esta organización bajo el mando de tales autoridades indígenas incondicionales de los conquistadores se continuó ejerciendo durante este periodo de la conquista. Esta reagrupación de pueblos origina que varias cabeceras de cacicazgos prehispánicos (cuchcabal) se conserven como una jerarquía de cabeceras de doctrinas como es el caso de Maní, Izamal y Conkal, esta ordenanza de carácter religioso, sobre todo con el afán de combatir la idolatría (que era todavía muy constante en los indígenas), propicia la edificación de la arquitectura religiosa virreinal sobre sitios sagrados y centros ceremoniales en esta región, utilizando sus plataformas como bases para sus cimientos y los materiales de las edificaciones prehispánicas en las nuevas edificaciones (Ordaz, 2004).

Según Chico (2001) se desarrollan tres subgéneros de arquitectura religiosa del clero regular (serán los franciscanos los que lleven el estandarte de evangelización en Yucatán): los conventos de la cabecera provincial, los conventos de las cabeceras de doctrina y las capillas de visita de doctrina. Los conventos de la cabecera provincial asumían una jerarquía “fundacional” respecto a los de doctrina, no obstante, los segundos de manera excepcional asumieron las mismas funciones conforme se fue dando el proceso de evangelización.

Capilla sin techar en Dzudzal, Yucatán.

En Yucatán, las guardianías de mayor complejidad arquitectónica estaban dotados generalmente de atrio, capilla de indios, capillas posas (no en todos los casos, y siendo Maní la mas representativa), iglesia conventual, sacristía, coro, cocina, celdas, claustros, huerta con o sin noria, y a veces tenían escuela, enfermería y/o hospedería. Se establecían en cabeceras territoriales y organizaban la vida religiosa de una amplia jurisdicción territorial denominada Doctrina. No todas las guardianías tenían los espacios citados, muchas funcionaban con los espacios con los que contaban las vicarías (Chico, 2001).

Las vicarías consideras de complejidad arquitectónica media y para Yucatán, en su mayoría no contaba con iglesia conventual, sino con “capilla de indios” ligada al atrio, además de claustro, algunas celdas y huerta. Su función era principalmente llevar a cabo labores de evangelización a los indígenas.

Las visitas, contaron con un atrio ligado a la capilla de indios. En estos sitios no residían religiosos, pero desde esta unidad se atendían las necesidades espirituales urgentes de la población. La capilla de indios constaba del presbiterio y una habitación a cada lado de este espacio, uno de estos espacios servía como sacristía o albergue provisional para el fraile y el otro como baptisterio.

Capilla abierta y fachada de ex convento de Maní, Yucatán.

Durante la construcción de los nuevos templos cristianos, conventos o capillas, y además de utilizar el mismo emplazamiento de los templos prehispánicos (creando un sincretismo religioso y cultural posteriormente), transformando éstos y reciclando sus materiales, aprovechando las piedras de las construcciones prehispánicas para las nuevas edificaciones españolas realizadas con mano de obra indígena, cómo es el caso de Mérida en el Convento Provincial de San Francisco, edificado en 1547, sobre una gran plataforma maya con construcciones, patios y escalinatas, donde se reutilizaron elementos espaciales como los corredores mayas abovedados, que fueron manipulados como celdas de los frailes.

Los materiales más utilizados serán desde la palma o huano para la techumbre de las capillas abiertas o capillas de indios, conocido como dzulub, y construidos por una comunidad unida que conseguía todos los insumos de los montes cercanos. Las piedras que serán utilizadas en casi la totalidad de las construcciones religiosas de Yucatán en el siglo XVI y que corresponden a piedra caliza que es de ejemplo sedimentaria, se conocen tres tipos de ellas de acuerdo a su dureza y uso en la construcción, las más grandes y utilizadas en el caso de las columnas y partes estructurales como dinteles, arcos y nervaduras, que se consideran como de sillería es la toktunich que es dura y pesada (en su mayoría probablemente tomadas de los templos y construcciones prehispánicas cercanas, adyacentes o subyacentes), las sakhelbach de dureza media que son utilizadas para muros y partes de las bóvedas y arquerías y comúnmente están juntadas con mortero de cal y sahcab, y las menos duras que son para el relleno entre los aparejos de los muros conocidas como piedras tzalus y de resistencia baja.

Como reconocimiento final quedan los constructores que durante el inicio de ese siglo fueron los indígenas guiados por algunos franciscanos conocedores de cantería y construcción; estos serán conocidos como Ah oybal o Ah pakbal que se traducen como alarifes o arquitectos. Y que con su mano de obra e ingenio lograron edificar la arquitectura que hasta nuestros días continua en pie como fiel testigo de nuestra historia.

 ¡Feliz 1 de octubre, Día del Arquitecto!

REFERENCIAS:

Ordaz Tamayo M., 2004. Arquitectura religiosa virreinal de Yucatán. El conocimiento històrico-técnico de las iglesias con estructura espacial conventual. El conocimiento de la arquitectura histórica como condicionante de la restauración. Tesis Doctoral, Universidad Politécnica de Catalunya. Barcelona; España.

Chico Ponce P., 2001. Transformaciones y evolución de la arquitectura religiosa de Yucatán durante los siglos XVII y XVIII. La metodología de la investigación histórica de la arquitectura y el urbanismo en un caso de estudio. Tesis Doctoral. UNAM. México

Baquedano H., 2021. Leguarios de Mérida a Sisal. Recuperado 12 de octubre 2022 de https://yucatanancestral.com/leguarios-de-merida-a-sisal/

Panero V., 2018. ¿Cuánto mide una legua?. Recuperado el 12 de Octubre de 2022 de https://www.agrimensorpanero.com/que-es-una-legua/#:~:text=La%20legua%20de%20marina%20o,o%20sea%205%2C55555%20km.

Arquitecto y Maestría en Arquitectura por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán. 2004 y 2010 Profesor de la Facultad de Arquitectura de la UADY de 2011 al 2017, de la Universidad Vizcaya de las América, del Centro Universitario de Valladolid (CUV) y la Universidad de Yucatán (UNY). Arquitecto responsable de los proyectos de Restauración de catorce edificios religiosos patrimoniales en el Estado de México derrumbados por el sismo de 2017. Asesor en dos proyectos sociales de vivienda en comunidades rurales sobre autoconstrucción asistida (en PLANCHAC 2015 Vivienda Popular como unidad doméstica sustentable; Medio ambiente y cultura) y Construcción de vivienda vernácula (en Tahdziú 2005). Y como Investigador asociado en el área de Seguridad en la construcción en los conjuntos de vivienda en serie del proyecto CONAVI – CONACYT clave 236282 y clave SISTPROY UADY 2015001. (2015 – 2016) Arquitecto copartícipe en la reconstrucción de viviendas destruidas por el sismo de 2017 en localidades de Chiapas, coordinando a estudiantes de Arquitectura participantes. Docente de las asignaturas de taller de materiales, Restauración, Taller de Proyectos y Teoría e historia de la arquitectura regional, Diseño Bioclimático, Así como de diversos cursos de materiales y sistemas constructivos, Técnicas de restauración y Autoconstrucción asistida de vivienda. Actualmente investigador sobre eficiencia en el uso de materiales entre los que destacan la madera, la tierra, la piedra y otros materiales naturales, así como la realización de proyectos arquitectónicos de vivienda.