La organización eclesiástica que fue la que marcó la pauta para la realización del gran volumen de construcciones en el inicio de la llamada “conquista espiritual” tuvo una estructura basada en guardianías, vicarías y asistencias.
Se pretende vender magia, cuando la magia es efímera.
La arquitectura debe ser como los árboles que reciben el sol, el viento y la lluvia...
La buena arquitectura construye sociedad, genera sentido de pertenencia, emociones positivas y traza un mejor vivir; una mejora calidad de vida en las personas tanto de manera individual como colectiva, la “buena arquitectura” debe ser para todos.