Debo confesar que, como me imagino pasa a millones de mexicanos y mexicanas, en algún punto del mes de diciembre se apodera de mi mente un estribillo que de manera irremediable y al margen de mi voluntad me lleva a cantar: “yo no olvido al año viejo, que me ha dejado cosas muy buenas. Ay, yo no olvido al año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas. Me dejó una chiva, una burra negra, una yegua blanca y una buena suegra, me dejo, me dejo, me dejo…”
Efectivamente, ésta es una estrofa de “El año viejo”, pegajosa canción tropical que se dio a conocer cinco años antes que yo naciera, no pregunten la fecha por favor, del colombiano Crescencio Salcedo, y que hizo famosa Tony Camargo, el artista jalisciense avecindado en Yucatán durante 33 años y que por muchas décadas y generaciones fue la melodía con la que se despidió el final de cada año tratando, como invitaba la canción, de hacerlo con alegría y enumerando las cosas buenas que nos trajo. Así fue hasta que, claro, llegó el año 2020.
Y es que el 2020, debido al coronavirus y al pésimo manejo de la pandemia por parte de las autoridades federales nos dejó una gran cifra de muertes en un México espeluznante. El número de casos confirmados de Covid19 hasta el 3 de diciembre fue en su totalidad de 1 millón 144 mil 643; mientras que la cifra de defunciones es de 108 mil 173. Y nos estamos refiriendo a los datos oficiales, a los que habría que sumar los no registrados, que seguramente son muchos más.
A estas cifras, ya de por si demoledoras, que significan que muchas familias han sufrido la pérdida de uno o varios seres queridos, nos llegan otras noticias igualmente desbastadoras, por ejemplo, las proporcionadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que nos alertan sobre el hecho de que: “como consecuencia de la pandemia, millones de personas trabajadoras se tuvieron que quedar en sus casas, en teletrabajo o bien tuvieron que afrontar consecuencias de la crisis como bajas de sueldo o despidos desde finales de marzo”.
Y por supuesto, muy doloroso en el año pasado fue el aumento de la violencia, sobre todo contra los grupos más vulnerables, las mujeres, las y los niños y las personas de la tercera edad, siendo a nivel internacional y nacional alarmante el aumento en el número de feminicidios. Pero si esto fuera poco, el 2020 se distinguió por sus tormentas y huracanes que durante este año, por su número y fuerza, rompió record según la Organización Meteorológica Mundial y que dejaron las casas y cultivos de miles de familias campesinas de México y Suramérica literalmente bajo el agua, agudizando los problemas de pobreza y enfermedades ya existentes, sobre todo en regiones indígenas.
Pero ante tanta desgracias se antoja un toque de optimismo, por lo que aludiré a los mensajes que inundan las redes sobre las enseñanzas, filosóficas y morales, que nos traen vivir estas situaciones. Supuestamente las calamidades nos deben llevar a la reflexión y al mejoramiento de nuestras formas de vida, en lo que estoy de acuerdo siempre y cuando nos lleven a cuestionar no solo nuestros errores individuales, sino las razones estructurales ligadas a tantas desgracias.
No considero que un “mea culpa” sirva de mucho sino va a acompañado de una crítica real al sistema patriarcal y neoliberal capitalista, hoy más vigente que nunca en México, que es en el fondo causante de los desequilibrios ambientales y sociales que hoy padecemos y contra los que debemos seguir luchando.
Por lo pronto a mí el año viejo, y espero que a la mayoría de los y las que me leen, a pesar de todo me dejó “cosas muy buenas”, en mi desempeño profesional y sobre todo familiar. Y si algún lugar se cerró para muchas personas durante el 2020, otros se nos abrieron y trajeron nuevas oportunidades, formas de expresión y de lucha, como la revista Lectámbulos.
Quiero terminar este último artículo del año recordando que el 2020 se llevó también al intérprete de “El año viejo”. El muy admirado y querido compositor yucateco Luis Pérez Sabido fue quien a nivel nacional dio la triste noticia señalando: “con profunda pena participamos a la comunidad artística de México que hoy 5 de agosto de 2020, a las 17 horas, falleció en Mérida, Yucatán, el legendario cantante tapatío Tony Camargo, a la edad de 94 años.”
Efectivamente, nada es casualidad, y la muerte de Tony Camargo en el 2020 quien hizo famosa la canción “El año viejo” tampoco lo fue, sin embargo él nos dejó su optimismo y alegría a ritmo de una canción, que pese a todos los males del 2020, no puedo dejar de cantar: “yo no olvido el año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas, me dejo, me dejo…”
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