Encontramos una riqueza sin igual: mujeres que han dado su vida en las tablas, mujeres que han desafiado las tradiciones, que han ido contracorriente y que han sido un parte aguas en la historia de sus familias, comunidades, estados, países.
En el año 2015, quienes formamos parte de El Globo, Arte y Cultura nos planteamos un modo de hacer visible el trabajo de la mujer dentro del desarrollo de las artes escénicas (específicamente en el teatro) tomando las diversas especialidades que dentro del teatro habitan: actrices, directoras, dramaturgas, gestoras, por mencionar algunas.
Nos dimos a la tarea de leer y explorar la actividad teatral en el plano latinoamericano y, por supuesto, dentro de lo que ocurre en Yucatán, tanto en su ciudad capital como en sus municipios, y encontramos una riqueza sin igual: mujeres que han dado su vida en las tablas, mujeres que han desafiado las tradiciones, que han ido contracorriente y que han sido un parte aguas en la historia de sus familias, comunidades, estados, países.
Esta lectura dio lugar a la organización y desarrollo de los encuentros internacionales: La mujer en la escena teatral latinoamericana de cara al siglo XXI.
Un título largo, ambicioso, pero que se consideró necesario dada la brecha que ha existido en lo referente al quehacer femenino en las tablas teatrales.

A lo largo de seis años logramos reunir a creadoras y creadores escénicos de Argentina, Venezuela, Uruguay, Chile, Cuba, Ecuador, Perú, Estados Unidos; de ciudades como Veracruz, Puebla, Querétaro, Ciudad de México, Guanajuato, Chiapas, Veracruz, Aguascalientes y Monterrey; del interior del estado representado por municipios como Muna, Oxcutzcab, Tecoh y por su puesto Mérida, en total 123 participantes que nos han dado su voto de confianza, dijeron sí a esta invitación y creyeron en esta realidad: hablar de la mujer en el teatro. En cada una de las lecturas nos encontramos con testimonios desgarradores sobre el acontecer de sus países y cómo de una u otra manera el teatro ha sido bandera de denuncia, para alzar la voz. Cito a Sonia Daniel, quien en su intervención en el año 2015 dijo:
Vengo representando a mi país, Argentina y en especifico a mi ciudad, Córdoba. Pensé que tal vez en esta oportunidad sería apropiado presentarme con un traje típico de mi país, tal vez algo que represente lo gauchesco, o el tango, que son la quintaescencia de nuestro folclore, pero luego de reflexionar llego a la conclusión que lo que me representa como mujer oriunda de la Argentina es esta playera que llevo puesta y que hace alusión a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Pertenezco a una generación de mujeres que creció bajo el ejemplo de estas mujeres argentinas que hoy nos representan. Son para mí el ejemplo de la lucha y la entereza de quienes nos demostraron que, a pesar de las tremendas dificultades de una dictadura sangrienta, nunca bajaron los brazos y lucharon por sacar a la luz la verdad. Desde mi punto de vista, hay en este ejemplo una analogía con la teatralidad que me impacta. Analogía que me emociona profundamente. Estas mujeres buscaban a sus hijos desaparecidos, se reunían contrariando el estado de sitio que no permitía el encuentro. Encuentro que es necesario siempre que hablamos de teatro. Imposible identificarse, poder reconocerse, entre ellas en ese contexto. Allí apareció como decisión creativa el pañal en la cabeza, símbolo de la maternidad, convertido en el insigne pañuelo blanco de las madres. Desde el punto de vista de la teatralidad estamos hablando de algo que se asimila como vestuario para asignarse un fuerte signo identitario.
Como comentaba antes, estas mujeres no podían reunirse, fueron obligadas en Plaza de Mayo a moverse, a “circular”. Así nacieron las rondas de los jueves, y con esa determinación apareció el concepto de acción. Las madres comenzaron a caminar en círculo alrededor del monumento. Así es como reafirmo que al hablar de género desde mi país, es significativo citar la gesta de Madres y luego de Abuelas. A partir de su historia, intensa y emotiva, pero muy autodeterminada, se construye la identidad de las mujeres de mi país, en la historia de lucha por los derechos más conmovedora de la que tengo memoria.
En estos encuentros además de estas mesas de lectura y reflexiones hubo lugar para el mejoramiento de los procesos artísticos: los talleres, en los cuales se abarcaron líneas como la dramaturgia, elaboración de proyectos artísticos, gestión teatral, el cuerpo y la voz del actor, por mencionar algunos temas. La Escuela Superior de las Artes de Yucatán, ESAY, fue sede de estos talleres y en palabras de las maestras Verónica Moraga y Antonieta Muñoz, fue una gran y grata experiencia.

Sobre las puestas en escena, recuerdo con afecto Instrucciones para abrazar el airede Arístides Vargas, quien casi 20 años después de su primera visita regresa a México. “Lo lograste” me decía Arístides.
El encuentro se fue modificando, especialmente en los últimos tres años en los cuales se dedicó a mujeres creadores, quienes son referente de la cultura mexicana vista desde las letras y, claro, el teatro: Elena Garro (2018), Rosario Castellanos (2019) y Antonieta Rivas Mercado (2020).
Podemos rememorar lo ocurrido en estos seis años, en los cuales, ni la pandemia nos detuvo, pues el más reciente fue de modo virtual y nos seguimos preparando para el siguiente encuentro, sea presencial o a virtual.
La cereza del pastel de este proyecto, que ya es una realidad, fue dos ediciones de las memorias: una impresa que llevo a cabo la editorial Azul Turquesa, que dirige nuestra amiga chiapaneca Damaris Disner, y la coedición electrónica que se está trabajado con la Escuela Superior de Artes de Yucatán. En ésta última se engloba lo trabajado durante los tres primeros encuentros a través de estos ejes temáticos:
1. La Mujer y el Teatro en Latinoamérica
2. La Mujer y el Teatro Comunitario en Yucatán
3. La Gestión Teatral y Formación de Públicos
4. Ellas ante la Escena. Reflexiones de actrices, directoras de teatro y dramaturgas.
5. Ellos ante la Escena. Reflexiones de actores, directores de teatro y dramaturgos.
5. La Mujer en la Escena Pública
6. El Empoderamiento Femenino en la Cultura y las Artes
Esta edición digital abarcará los temas que fueron desarrollados por nuestros participantes, es una antología incluyente en donde da lugar la lucha de las mujeres desde la trinchera artística teatral, siendo fuertes y unidas en un mismo sentir: hacer teatro. Esperamos que pronto logremos dar a conocer la antología de los tres encuentros del 2018 a 2020. De cualquier manera, de la que se está trabajando con la ESAY, puedo decir que es un libro actual, sin establecer una periodicidad específica, lo que la hace meritorio de consulta, lectura y análisis; que dialoga con el tiempo que vivimos, un tiempo que se ha encargado de hacer más notoria las diferencias de género entre hombres y mujeres. Es una antología que representa esta brecha que se ha intentado hacer más angosta mediante las acciones de estas creadoras escénicas. Ahí es donde reside la interlocución con la realidad nacional, en la cual hay más mujeres jefas de familia, mujeres emprendedoras, mujeres en la ciencia y en el arte. Esta antología repercute en la comunidad teatral femenina. Al mirar y escribir estas líneas reflexionamos que estos encuentros van más allá de lo que imaginamos, son un medio para reconocernos en el otro, para mirar y confirmar lo que sabemos pero que no estaba compendiado, ahora ya lo está.
Ante la pregunta ¿Para qué hacer estos encuentros? Para hacer visible la razón a través de acciones y hechos que por un instante sean quizá confrontados por quienes miran; hacer teatro para poner un granito de arena en este mar de universos humanos que vivimos, pensamos, sentimos y en ocasiones logramos pensar en lo que acontece en nuestro alrededor y Pensar Teatro para preservar la memoria y hacer eco en otras voces.
* Parte de este escrito fue leído dentro del Coloquio Nacional Pensar la escena 2018, promovido por la Escuela Superior de Artes de Yucatán.
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