Lo que se escribe nunca se pierde, muere cuando ya no se lee

«Lo que se escribe nunca se pierde, muere cuando ya no se lee», así me dijo Ernesto Martínez Jiménez, un joven escritor maya chol, tiene 26 años y nació en Nuevo San José, municipio de Calakmul, en Campeche. Sus padres son originarios de Palenque, Chiapas y llegaron hace 35 años a esta región.

Les cuento: hace unos días, el 6 de marzo para ser exactos, escuché una interesante entrevista que yo creía reciente y que él me aclaró se la hicieron hace aproximadamente ocho años por la radio indigenista de Xpujil, Campeche. Comentaba en esta acerca de cuándo inicia su gusto por la escritura y la música. Dijo en esa ocasión al entrevistador que no había podido publicar su obra.

Conocí a Ernesto hace algunos meses, le hice una entrevista vía telefónica para la serie en podscat titulada “Próxima estación” de Elva Narcia. En ese entonces yo no sabía de su gusto por la lectura y la escritura, platicamos acerca del proyecto “tren maya” y de sus efectos en la región donde vive.

Pues bien, luego de escuchar la entrevista transmitida por Ecos indígenas del Instituto de los pueblos indígenas (INPI), me comuniqué con este joven escritor.

—¿Has podido publicar tu libro?, le pregunté.

“Hasta la fecha no, es un sueño que aún parece perdido. He buscado la forma de hacerlo, sin embargo, no he tenido éxito”, respondió Ernesto. Me dijo que habla el idioma chol desde niño, es su lengua materna. “Empecé a leerlo a los diez años y a escribirlo a los catorce”.

El escribe en ambas lenguas;sin embargo, dice “todo depende, en el caso de los cuentos que cuentan nuestros abuelos, los escribo de manera bilingüe. Y las poesías, siempre las escribo en español, pero no descarto traducirlos al chol”.

Tiene un hermoso cuento que tituló “La hazaña del tapir y el campesino”, habla de las prácticas y creencias de su pueblo en convivencia con Dios, el hombre y la naturaleza. Le pedimos que nos lo contara y la manera de hacerlo refleja la cosmovisión vigente de los pueblos mayas.

—¿Cuántas obras inéditas tienes y de qué hablas en ellas?

“Tengo tres libros bilingües, en chol y español. Es apto para todo público. El eje central es la ilustración de los usos y costumbres de nuestro pueblo antes de la colonización. El cuarto libro que tengo es una obra ficticia que hice con el fin de satisfacer mis necesidades de lectura, de crear mis propias historias, personajes y el mundo en donde se desenvuelven. Cuando repaso todo lo que he escrito, me siento muy feliz”.

Y es que, al hablar con él, al escucharlo, este autor maya chol logra transmitir su felicidad, mucho entusiasmo.   

—Luego de esa entrevista realizada hace varios años y que retransmitió Ecos indígenas, ¿no te ha ofrecido el Inpi, o alguna otra institución, publicar tus libros?

“Hasta ahora no, aunque siempre busqué el apoyo de la CDI, actual INPI, y del Instituto nacional de lenguas indígenas (INALI). Te ponen muchas trabas, puro papeleo donde, al final, ahí te quedas y no pasas”. 

—¿Qué es lo que realmente impide que publiques?

“Muchas cosas, uno: no puedo autopublicar por falta de recursos económicos. Dos, por falta de interés y apoyo de nuestras comunidades y autoridades tradicionales que no saben la importancia de la trasmisión de nuestros saberes y de nuestra lengua a la futura generación —porque cada día hay menos hablantes—, por la discriminación y el racismo. Y también porque no he encontrado alguna institución o editorial que le pueda interesar mi trabajo”. 

Dijo que no pertenece a algún grupode escritores en lenguas indígenas, que tampoco conoce alguno y continúa diciendo:

“No contamos con el apoyo de nuestras comunidades, de nuestras autoridades y de las instituciones públicas” y explica que los dos primeros actores no saben la importancia y valor de nuestra lengua y cultura. Las últimas, tal vez no quieran que persistamos en el futuro debido a la creciente explotación que hacen de nuestros recursos naturales y la invasión de nuestro territorio”.    

—¿Cuál es la importancia del trabajo de los escritores indígenas?:

“Cuando un escritor indígena empieza a contar la memoria, la costumbre, la historia, la tradición y leyendas de su pueblo empieza a ser no solamente importante, sino que es de utilidad y necesidad. Porque escribir es la única forma de comunicar el hoy y el mañana, es decir, con la escritura o lo que se escribe nunca se pierde. Sólo se muere cuando ya no se lee”.

Aseguró que,debido a la educación en español, al racismo y a la discriminación hay cada día menos hablantes de lenguas indígenas, se va perdiendo la lengua materna, su historia y su cultura.

Pero, aun así, Ernesto es muestra de entusiasmo y dice:

“No pierdo la esperanza de que algún día pueda publicar. Mientras, seguiré escribiendo”. 

En el año 2012, por su cuento “La hazaña del tapir y el campesino”, fue merecedor del primer lugar en un concurso convocado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), en la categoría de adultos. Y hay que decir que son aún escasos los concursos en lenguas indígenas.    

Por falta de recursos solo terminó la secundaria, pero ha tomado una decena de cursos especializados en administración de empresas, marketing, mercadotecnia e informática. Toma cursos y talleres sobre derechos humanos de los pueblos indígenas a través del Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil (CRIPX) del que forma parte. Quiere terminar la prepa que dejó trunca y seguir con una carrera, actualmente se dedica a la milpa y a defender derechos de los pueblos.

“Por eso soy activista, empleo las letras para pedir y exigir justicia”, dice seguro y amable”. 

Antes de concluir la entrevista recita:

Dolor y adiós

La amé con toda el alma
cuando se fue
arrancó mi vida
destrozó mi corazón para siempre.

—Ya veo que escribes sobre el amor, ¿qué otros temas abordas?

“Hablo de la vida, del paisaje, la tradición, la cultura, sobre el despojo, la política, la discriminación, el racismo, el desamor y el erotismo”.

Escribe entonces sobre muy variados temas y lee a Oscar Wilde, Miguel Hernández, Sor Juana Inés de la Cruz, Jaime Sabines y Nelson Mandela.    

—Oye y ¿también eres músico?

“Sí, pero ahora ya tiene tiempo que no toco. Se desintegró el grupo que teníamos, domino el bajo, la vihuela y la campechana, también canto o cantaba”.   

Y así transcurre esta agradable charla con Ernesto Martínez Jiménez, joven escritor chol que nació en Calakmul, Campeche y tiene mucho que contarnos, seria meritorio que alguna institución o persona patrocinara la publicación de sus obras.

Es promotor cultural, escritor y cronista de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, México. Premio Estatal de Periodismo 2000 en Quintana Roo. Fundador en 1988 del Centro Quintanarroense de Desarrollo, AC (Ceqroode) ; en 2002 co-fundador de la Academia de la Lengua y Cultura Mayas de Quintana Roo, AC (Acamaya), ambas asociaciones con sede en Carrillo Puerto. Obtuvo el Premio Estatal de Periodismo en Quintana Roo en el año 2000 Participó en 1991 en la constitución del Consejo Maya Peninsular 500 años de Resistencia. Conferencista sobre movimiento indígena y cultura maya en el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz, España en 1993. Fue coordinador editorial de la revista cultural Nikte T’aan (2001-2004) Miembro de la Junta encargada de la organización de los Encuentros Lingüísticos y Culturales del Pueblo Maya realizados en México, Belice y Guatemala (entre 2005-2008). Corresponsal de medios nacionales y regionales como Notimex y Diario de Yucatán; productor y conductor de programas de radio de la Casa de la Cultura de Felipe Carrillo Puerto hasta 2013 Fue regidor del ayuntamiento de F. Carrillo Puerto 2011-2013. Autor del libro "Xbáalam Naj 500 años después". Ed. Anteros, septiembre 2019. Coautor de “1974. Diálogos de esperanza. Memoria de lucha de clases en Yucatán”. Colegio de antropólogos de Yucatán. 2014. Incluyeron su obra en “Mujeres de roble. Retratos de mujeres mexicanas”. Imágenes del concurso de fotografía Demac 2008 y es coautor de "En busca de María Uicab, reina y santa patrona de los mayas rebeldes"