Nellie Campobello: literatura, danza y revolución

Otra de las grandes narradoras que el siglo XX olvidó entre la ecatombe de la modernidad fue Nellie Campobello, precursora de la novela de la Revolución y de la danza en México. Nellie corre con la misma suerte que muchas de las autoras latinoamericanas, a quien —quizá—, los prejuicios de la época, el sexismo, en este caso el antivillismo, el imperialismo, el temor a su lenguaje crudo y directo, a su crítica política y la sensura, la consignó al olvido.

También «Coreógrafa eminente y directora de la Escuela Nacional de Danza entre 1937 y 1984, pero que pese a su íntima relación con Martín Luis Guzmán —o acaso por ello— fue desapareciendo progresivamente de la escena literaria mexicana hasta extinguirse entre 1960 y 1989». (Domínguez: 2000)

Nació el 7 de noviembre de 1907 en Villa Ocampo, al norte de Durango, en plena efervescencia del México revolucionario con el nombre de Nellie Francisca Ernestina, como ella misma le cuenta en entrevista a Emmanuel Carballo. Su primera novela, inédita, escrita a los doce años, anticipaba su vocación literaria que años más tarde se consolidaría en 1929 con la publicación de «Yo», su primer libro, mismo que firmará como Francisca.

Su infancia transcurre entre el desierto y la Revolución, entre Villa Ocampo, Parral y Chihuahua. Sus recuerdos: entre su madre, sus hermanos y Villa. Así lo refiere:

«A los cuatro años se me notaba impresa en el rostro la tragedia de la Revolución. No me reía por nada del mundo […] En el Norte dos eran mis ocupaciones, montar a caballo y sufrir: los inviernos y la Revolución. Desde los seis años corría por esos desiertos, por esas llanuras…» (Carballo: 1965, 329)

Una pasón entre la literatura y la danza

Después de «Yo», su primer libro, compuesto de poemas que fueron objeto de la crítica norteamericana haciendo énfasis en el sentido infantil y el ritmo de sus versos, como si éstos «bailaran» (Mattews: 1997, 58). Publicó otros poemas durante su estancia como bailarina en Cuba y posteriormente, vieron la luz sus obras más representativas: «Cartucho» (1931) y «Manos de mamá» (1937), novelas de la Revolución, esta última dedicada a su madre, así como a una maternidad forjada en tiempos de guerra. En 1940 vería la luz «Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa», crónica de la carrera militar de Francisco Villa a quien la autora conoció personalmente y a quien intentó reivindicar a lo largo de su obra, en las que “ ‘la otra historia’ accede a la memoria y al espacio letrado americano para convertirse en la voz que apela a la alabada democratización y que muestra el horror que generó al gobierno revolucionario, por lo que su testimonio es un referente histórico-social” (Martínez: 2017, 151).

Entre sus aportaciones a la danza se encuentra el libro «Ritmos indígenas de México» (1940) que escribió de la mano de su hermana Gloria, donde recoge diferentes danzas de los pueblos originarios de México que conoció durante su participación en las Misiones Culturales, mismas que le permitieron viajar a lo largo del territorio nacional.

Posteriormente, durante sus últimos años, publicó «Tres poemas», donde incluye el poema «Estadios» con el que hace un reclamo: «hacia aquellos que utilizaron mi danza para su propio beneficio, y luego me olvidaron» (Carballo: 1965, 334). Asimismo, en 1960, publica un compendio de textos y autoreflexiones a cerca de su obra al que tituló «Mis libros».

Cartucho, relatos de la lucha en el Norte de México

La aparente sencillez con que narra los acontecimientos, también aparentemente sencillos, con una producción no tan extensa, nos ponen frente a una escritora de gran profundidad narrativa, por lo que si habría que comenzar por alguna de sus obras, habría de ser por «Cartucho», pues es en esta novela donde se puede observar los rasgos estilísticos que definen la obra narrativa de Nellie Campobello.

«Cartucho» nos enfrenta a la multihistoria o a una historia contada desde la fragmentación. A lo largo de la novela,  la autora nos va presentando a cada personaje y nos va contando cada una de sus historias y con ellas la historia de la Revolución Mexicana en el Norte, no desde las grandes batallas entre los carrancistas y villistas, aunque nos enteramos de estos acontecimientos que enmarcan las historias de nuestros personajes, en lo que hoy llamamos técnicamente la “microhistoria”.

Estas historias son contadas desde los recuerdos de infancia de la misma autora, de sus vivencias en Parral y Chihuaua con su madre, en donde vivió la Revolución y, particularmente, creció escuchando las hazañas de Francisco Villa, no en vano algunos autores la han llamado la Centaura del Norte. Escuchamos las voces de sus tíos, mujeres y vecinos de la calle Segunda del Rayo quienes, incluso se dirigen a ella directamente por su nombre: “Nellie”. Jorge Aguilar Mora, en el prólogo de la segunda edición de Cartucho señala:

“Campobello escribió la crónica de lo que casi nadie quería, ni ha querido, escribir: del período entre 1916 y 1920 en el estado de Chihuahua. Los pocos historiadores que han tocado este tema han coincidido en llamarla la época más sombría de la historia de esta región” (Aguilar: 2000, 57).

Hablamos de una novela que también podría parecer un conjunto de cuentos entrelazados. Está escrita en tres apartados: I) Los hombres del Norte, II) Fusilados y III) En el fuego. El primero, con siete relatos nos presenta siete personajes, siete microrelatos; el segundo, con veinticinco, hace honor a su título; y el tercero, que parecería que leeríamos relatos de batallas, nos sorprende al contarnos microrelatos que se dan en el pueblo en paralelo al combate.

«Él», el texto que abre la novela nos presenta una paradoja tanto a lo largo del contenido como en el lenguaje. En un principio leemos desde la visión infantil de la narradora el reclamo sutil de lo femenino: “No sabía ni coser ni pegar botones. Un día llevaron sus camisas para la casa..» Sin embargo, más adelante nos presenta un personaje masculino que, a pesar de sus características más burdas, presenta gestos fundamentalmente femeninos y maternales que contradicen la figura de un revolucionario, del que no se conoce ni siquiera su nombre, a él se le apoda Cartucho, listo para disparar. Esto viene a manifestarse en la relación con Gloriecita, una niña con quien el revolucionario juega y la pasea a caballo por la calle, “le limpiaba los mocos y con sus pañuelos le improvisaba zapatitas” (un gesto protector y maternal).

Asimismo, vemos esta contradicción en la figura de un personaje endurecido, quizá por el dolor de una decepción amorosa, quizá por el dolor de la misma Revolución: “Dijo que él era un cartucho por causa de una mujer”, una mujer de la cual no conocemos detalle alguno, por lo que podemos inferir o interpretar, desde una mujer idílica hasta una metáfora de la misma Revolución.

Es un personaje capaz de ser agradecido, cantar al amor y llorar en medio de un contexto en el  que ser cartucho era una necesidad, una realidad y una salida.

Podemos atrevernos a pensar que esa es una de las tesis que presenta Nellie Campobello a lo largo de toda la novela, porque presenta varias, dignas de un análisis más amplio y detallado, cuando dice:

—No hay más que una canción y esa era la que cantaba Cartucho

[…] —El amor lo hizo un cartucho. ¿Nosotros?… Cartuchos. Dijo en oración filosófica, fajándose una cartuchera.”

Así nos acercamos a la figura más emblemática, a la de Francisco Villa, más allá de los datos historiobiográficos sino más anecdóticos que dan cuenta de la cotidianeidad y humanidad del personaje, que por una parte desmitifica y por otra contribuye al mito construido a lo largo de la historia. Nellie Campobello nos acerca a un Pancho Villa que se preocupa por sus hombres, que consigue alimento, que se justifica por tener vicios, que compra sombreros, que se enamora, pero que a un grito hace mover un ejército como si fuera un solo hombre, que convirtió músicos en panaderos y también es un hombre capaz de llorar.

» ‘Cartucho»‘ saca a la narrativa de la Revolución Mexicana de la demagogia populista y de la retórica, dizque republicana, del heroísmo pretoriano. La suya es una voz que elige uno de los artificios literarios más difíciles de lograr: la im-postación verosímil de la guerra civil, particularmente el episodio villista en Chihuahua entre 1916 y 1920 desde un punto de vista infantil. Quien narra en Cartucho es una falsa niña y un verdadero «monstruo» por su visión enternecida y minuciosa de la muerte» (Domínguez: 2000).

«Cartucho» nos muestra a una autora de pocas palabras, pues como ella misma dice «casi no uso adjetivos. Estos los usan los maestros, no las escritoras sencillas como yo. Mi literatura es de sustantivos y de verbos» (Carballo: 334). En esta novela, es frecuente el uso de oraciones simples y de diálogos. Es la Revolución contada desde los recuerdos de una niña, es verdad, pero con un lenguaje crudo y directo, que no tiene reparo alguno en querer llevarse a casa un cadáver o jugar con las tripas de un recién fusilado para mostrar, si al caso puede acercarse, a la cruda realidad que se vivía en aquel momento:

«Tripitas, qué bonitas! ¿Y de quiénes son­?-dijimos con la curiosidad en el filo de los ojos.

De mi General Sorbazo—dijo el mismo soldado—». (Campobello: 1931)

Dice Aguilar Mora que «Cien años de soledad no hubiera sido posible sin Pedro Páramo y Pedro Páramo no hubiera sido posible sin Cartucho de Nellie Campobello». (Aguilar: 2000, 56), puesto que ésta se anticipa a utilizar recursos narrativos como la nitrificación en la novelística, la fragmentación de la historia, la construcción de un universo entre lo real histórico y la narración en una temporalidad en donde el lenguaje marca el ritmo de la velocidad, en donde parece no existir la confrontación entre el amor y la muerte, la crueldad y la ternura. Por eso, Emmanuel Carballo dijo: «Sus libros resultan insólitos —en sí mismos y comparados con los que escribieron entre 1931 y 1937—, porque insólita es la vida en la que están inspirados» (Carballo: 1965, 327).

En una época en la que las mujeres que comenzaban a escribir, escribían a cerca de temas intimistas y de cosas del hogar, Nellie Campobello como pocas, rompe el canon y se atreve a mirar hacia adentro de su propio dolor y el dolor de un pueblo, de su propia soledad y la desolación de todo un movimiento social, de sus propios recuerdos de muerte, de sangre, de amor hacia una madre que sólo dejaba que “le adoraran la mano con la punta de la nariz” (Carballo: 1965, 3330),  y desde su yo niña intenta, valiente, ordenar los hechos para contar lo que nadie se había atrevido. “Para ello tuvo que romper con lo establecido, no sólo acerca de la literatura sino también sobre lo aceptado con respecto a lo que “debían ser” las mujeres y lo que “debía ser” la historia de la Revolución. (Montes de Oca: 2007, 210-211)

Bibliografía

DOMÍNGUEZ MICHEL, CRISTOPHER. “Cartucho de Nellie Campobello”. Revista Letras Libres No. 22, [en línea]Octubre del 2000. [Fecha de consulta: 5 de diciembre de 2018] Disponible en https://www.letraslibres.com/mexico/libros/cartucho-nellie-campobelloAguilar

AGUILAR MORA, JORGE en Campobello, Nellie. “El Silencio de Nellie Campobello” en Cartucho, Relatos de la lucha en el norte de México Relatos de la lucha en el norte de México. Segunda Edición. México, Era. 2000.

MONTES DE OCA NAVAS, ELVIA. Reseña de «Nellie Campobello. La Revolución en clave de mujer» de Laura Cázares H. Revista de Humanidades: Tecnológico de Monterrey [en línea] 2007, [Fecha de consulta: 10 de diciembre de 2018] Disponible en: «http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=38402309

CARBALLO. EMMANUEL. «Diecinueve protagonistas de la literatura mexicana del siglo XX». Nellie Campobello. Empresas editoriales. México. 1965.

MATTEWS, IRENE. «Nellie Campobello, La centaura del Norte». Cal y Arena. México. 1997

MARTÍNEZ, JOSEBE. “Cartucho de Nellie Campobello: el diálogo con la historia y la imposibilidad de “ser” mexicano”. Cuadernos Americanos. 159. México. 2017.

Nació en Mérida, Yucatán el 3 de enero de 1978. Licenciada en Educación Secundaria con la especialidad en Español por la Escuela Normal Superior de Yucatán y Maestra en Cultura y Literatura Contemporánea de Hispanoamérica por la Universidad Modelo. Diplomada en Competencia Lectora: un Enfoque para la Vida y el Aula (Tecnológico de Monterrey, 2013); Investigación Literaria con enfoque de estudios culturales (Univ. Modelo, 2008); Periodismo, protocolo y Literatura (IECY, 2004-2005) y Literatura y Crítica Literaria (ICY-Santillana, 2002-2003). Actualmente, estudia el Doctorado en Ciencias Filosóficas en la Universidad de la Habana. Narradora, poeta y editora. Ha recibido el Premio Estatal de Cuento Corto El espíritu de las Letras (2015); el Segundo Lugar del Premio Nacional de Cuento Jesús Amaro Gamboa (2005); el Premio Estatal de Poesía Joven Jorge Lara (2005) y la beca del Programa Creadores del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Yucatán (FOECAY- 2004). Becaria en dos ocasiones del Programa de Fomento y Coinversiones Culturales del Fondo para la Cultura y las Artes en 2006 y 2016, la primera por su proyecto Palabra Viva (2005-2008) para mujeres internas, jóvenes acusados de delitos violentos y enfermos de VIH y SIDA internos en el Cereso de Mérida. La segunda, fue por el proyecto Ko’olelo’ob, migrantes del tiempo que tejió un puente de memoria a partir de la palabra entre hijas, madres y abuelas de cuatro comunidades mayas de Yucatán. Es presidenta de Zedík, A. C., miembro del Centro Yucateco de Escritores, A. C. y miembro distinguido del Colegio de Profesores de Educación Básica de Yucatán, A. C. por su labor educativa dirigida generar estrategias de fomento a la lectura con niños, como el proyecto Kanules del Mundo Maya (2012-2018) y públicos vulnerables. Titular la cápsula radiofónica A salto de página, en Grupo Rivas dentro del noticiero Arcadio en la Radio, un breve espacio dedicado al placer de la lectura (2013-2016). Ha participado como ponente y conferencista en diversos encuentros y coloquios nacionales e internacionales de escritores y de educación. Coordinadora fundadora de la Escuela de Creación Literaria del Centro Estatal de Bellas Artes y de su programa de formación (2008-2011), así como del programa Biblioteca Básica de Yucatán de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán (2009-2013) y de la Unidad Editorial de la misma Secretaría de 2013 a 2018. Creadora y organizadora del Foro Regional Educación y Cultura, con el tema En los espacios que habitamos en octubre de 2014 y La filosofía y la imaginación en las lenguas originarias de América en 2016; asimismo del Coloquio Internacional de Filosofía de la Ciencia y de las Grandes Ideas en octubre de 2015 y que en su emisión del 2017 llevó el subtítulo Cosmogonías de los pueblos vivos de América; y el Seminario Internacional de Periodismo que reúne a colaboradores del periódico Por Esto!, evento que se realiza desde 2015. Directora editorial del suplemento infantil MUNDOS del periódico Por Esto! (2016-2020) donde también publica artículos periódicamente. Entre sus publicaciones se encuentran Cartas a Sofía, epistolario filosófico para niños publicado por entregas en el periódico Por Esto!, el libro digital Ko’olelo’ob, migrantes del tiempo, hijas, madres y abuelas escribiendo la memoria (FONCA, SEGEY/2017), la colección infantil interactiva Kanules del Mundo maya (SEGEY/2012-2018), el libro de cuentos Vestido rojo y sin tacones (H. Ayuntamiento de Mérida/2008) y Memorias de mujeres en prisión y otros relatos (ICY, Zedík/2006), entre otros.