Junio siempre es motivo para recordar el espacio ganado para hablar sobre lo que hoy llamamos “Diversidad”, concepto que cada día nos presenta nuevas interrogantes ante las diversas formas de vida y relaciones que se visibilizan. Y, no es que el “salir del clóset o no” ya no sea un problema, sino que las nuevas legislaciones sobre los matrimonios igualitarios, las familias homoparentales, la socialización de géneros no binarios, presentan problemáticas muy particulares que se agudizan en contextos específicos como en las comunidades indígenas o religiosas, entre otras.
Sin embargo, hablar de diversidad, nos permite conocer los diferentes matices que tienen las identidades del ser humano, reconocer al otro en su diferencia y en este reconocimiento, reconocernos a nosotros mismos. Es un gran camino al conocimiento de uno mismo en el reconocimiento del otro.
Lamentablemente, todavía estamos lejos de vivir en una sociedad que reconozca ampliamente nuestras diferencias y nos brinde las garantías para una vida digna y plena. Aún existen muchos tabús en torno al deber ser del hombre y la mujer, a su sexualidad, a sus roles de género e, incluso a las diferencias étnicas y culturales, a la inclusión. Lo que deriva en una discriminación, a veces, pasiva; en otras, no tanto. Aún existen muchas violaciones a los derechos humanos y crímenes de odio, la mayoría impunes.
El informe “Des-cifrando la Violencia en Tiempos de Cuarentena” de Sin Violencia detalla que entre 2014 y 2020, al menos 3 mil 514 personas LGTBI fueron asesinadas en América Latina y el Caribe, mil 401 de ellas por motivos relacionados con el prejuicio frente a su orientación sexual o identidad de género. Solo en 2019 se registraron 327 casos y en 2020, en plena pandemia por COVID-19, fueron 351 las víctimas.
En 2020, México fue de los países que encabezan la lista en homicidios de personas LGBTTTIQ+ de América Latina y el Caribe. En primer lugar, está Colombia con 233 víctimas, seguido de México con 79 víctimas y Honduras con 20 víctimas. Sin embargo, en México, hoy no se cuentan con registros oficiales.
Sentirnos orgullosos de quienes somos tendría que ser una de las grandes metas de vida, pero saber quiénes somos es un largo proceso con diferentes etapas, cada una digna de sentir orgullo, por muy contradictorias que parezcan.
Por eso, Lectámbulos dedica su edición número 22 al Orgullo y Diversidad, porque celebramos las diferencias, el orgullo de mostrarnos como somos y reconocemos que todavía falta mucho para que podamos gozar un mundo con equidad y justicia.
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