De ti quiero saber
las pequeñas cosas que no dices,
los proyectos en los que crees
y nadie escucha,
quiero saber los sueños
que has abandonado,
los viajes no realizados.
Quiero saber de la última vez
que sonreías, que llorabas,
que ni siquiera entendías
cómo te sentías.
Quiero escuchar el silencio
de las cosas que callabas,
mirar con tus ojos el asombro
de lo que sucedía y no esperabas.
Quisiera ser en el tiempo
cuando te rendias,
estar en la angustia
de las cosas que no sabías.
Si quieres podemos elegir un día,
ese domingo de soledad,
cuando todo se cierra y nadie escucha,
cuando rezas por tus culpas
y aparece la banalidad de cada lucha.
Sí, podemos elegir el momento,
el cielo gris que acompaña los sentimientos
de que has hecho cosas
que no han servido para nada.
Podemos elegir el tiempo
cuando la lluvia pega a tu ventana
con ese ruido que a nadie le gusta.
Hagamos un trato y pospongamos.
Posponemos cada mal humor, cada preocupación, cada razón.
Intercambiemos sólo palabras amables,
esas que nunca usamos,
que parecen ridículas,
cariño, inventemos otras nuevas.
Contemos lo que no hemos tenido tiempo
de decir, ni ganas, ni coraje.
Tal vez alguien nos imite,
seremos la fuente de una nueva corriente
o tal vez nadie se dé cuenta.
Todo seguirá como antes.
Sin embargo, habremos superado ese «nunca»:
el domingo hecho para los fantasmas,
ese domingo en el que se ven cruzar
los pájaros salvajes ajenos a la desnudez,
mientras golpean el aire
y se estrellan contra los vidrios de las ventanas.
Ese domingo en el que el silencio se rompe
no por malas palabras
mas porque la puerta con abracadabra
Se abre, se abra
y tú digas «Quiero solo abrazarte»
y yo te responda: ¡Abrázame!
Propósitos de Yuleisy Cruz Lezcano

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