Entrar dentro de sí sin serlo.
Ser dentro, como la luz que alumbra las propias creencias,
como el sol que se mueve recorriendo la galaxia.
Uno comienza con uno
y se percibe en dos.
En tres nace la religión,
en cinco, una logia.
El ocho en infinito se mueve…
Atman robustece el sentido
y la duda es el rey del trece.
Veintiuno son los sueños y las memorias, treinta y cuatro
zonas infinitas de la mente.
Cincuenta y cinco los sonidos escuchados por el Ser
y ochenta y nueve pueden ser las vueltas de tu alma
empolvada de miseria y sobriedad.
Cuando un espejo lo multiplique todo
nacerán las ondas sonoras
silentes y sonantes del himno aterrador.
Preparen los clarines y porten sus mejores
vestimentas rumbo a un sol naciente
entre desiertos y mares,
entre el delirio de días subsecuentes…
Y yo, pegada a la luna,
practico el rezo que rebota entre mis dientes:
Yo, la que soy y existe en todos los mundos posibles e imposibles.
Responder