Dos hermanos y una madre amargada que odia la Navidad son los personajes que dan vida a la historia de Cola de Mono que bien podría catalogarse como una cinta del género gay, pero que igualmente explora el conflicto de cada uno de los tres protagonistas.
Rodada en el año del 2018 bajo la dirección de Alberto Fuguet, esta película chilena nos ubica en 1986, a tres años y nueve meses de que finalice la dictadura militar de Augusto Pinochet; es pues proyectada en una época donde la homosexualidad en ese país latinoamericano era radicalmente perseguida y condenada sobre todo en la clase alta y media alta, siendo esta última en donde se ubican los personajes.
Se trata de la historia de Borja, un adolescente que está cercano a cumplir los 17 años; la de su hermano Vicente, estudiante de arquitectura, intelectual y el orgullo de la madre, una mujer que detona amargura, detesta la Navidad y critica a los socialistas.

Borja es un amante de las novelas de terror, está fascinado de Stephen King mientras que su hermano Vicente, igualmente lector, disfruta de lecturas de los escritores de su época como por ejemplo Mario Vargas Llosa. Mientras tanto, la madre, es una fumadora compulsiva y casi sin expresión, es, en otras palabras, una mujer fría.
Tras una cena de Navidad oscura, donde la mamá sentencia que el mejor regalo es que desaparecieran sus dos hijos, la cinta da una vuelta de tuerca para centrarse en el tema principal: la homosexualidad.
Así, Vicente decide salir del hogar materno para irse a un parque de encuentros sexuales exclusivamente gais. Con imágenes explícitas de sexo, el cineasta nos muestra cómo Vicente está pasando por un proceso de aceptación, logrando culminar sus deseos con un homosexual que resulta ser —aunque no queda claro— un asaltante que lo golpea y le obliga a hacerle sexo oral.

Mientras esto sucede, Borja, en calzoncillos, entra al cuarto de su hermano y descubre que éste posee revistas de hombres desnudos; eso lo excita y esto se hace más patente cuando, al revisar la ropa de Vicente ve un jockstrap (suspensorio), mismo que se pone y empieza a bailar mirándose a un espejo, simulando tener sexo con él mismo hasta terminar con un orgasmo.
Tras saber que Vicente es “una cola” o gay, Borja le recrimina por qué no se lo había dicho; entran en una discusión que culmina cuando la madre, al saber que sus dos hijos heredaron la homosexualidad de su padre, toma un cuchillo y mata a Vicente cuando éste le dice a Borja que en el matrimonio de sus padres no hubo amor. Borja, por su parte, asesina a su progenitora.
Trece años después, Borja, abiertamente homosexual, aún tiene el trauma de ser asesinado por sus preferencias sexuales. De tal manera se muestra este temor cuando en un baño de vapor, donde el cineasta no omite mostrar los diversos prototipos de gais que suelen acudir a este tipo de sitios, Borja es abordado por otro hombre y tras una rutina de caricias y besos, con una navaja de afeitar, su pareja, lo agrede. Borja estaba soñando; nada fue real.

La película termina cuando Borja va al cementerio a visitar por última vez a su madre y hermano ya que planea viajar con su pareja al extranjero para cumplir con su sueño de cineasta. Pero esto no será posible, porque en un final, ciertamente esperado, Borja es asesinado por un jardinero del cementerio.
Cola de mono, que también es una bebida típica para las navidades y años nuevos en Chile, tiene algunos huecos que no llena o no quiere llenar su realizador, como, por ejemplo, el apellido de Vicente y el de la madre que no coinciden, así como el contexto histórico de la época en que fue realizada donde no existían esos parques de ligue homosexual, o al menos, no abiertamente. Sin embargo, es una interesante cinta donde se pone de manifiesto temas como la iniciación sexual, la culpa y los diversos miedos de andar por los mundos marginales de la comunidad homosexual; se pone, igualmente, de manifiesto, la homofobia y el crimen por esta sinrazón.
FICHA TÉCNICA:
Cola de mono
Escrita y dirigida: Alberto Fuguet.
Elenco: Santiago Rodríguez Costabal,
Cristóbal Rodríguez Costabal, Carmina Riego,
Diego Nawrath, Benjamín Bou, Daniel Morera, Mauro Vaca.
Productores: Alberto Fuguet, Nicolás Arenas, Roberto Mardones.
Fotografía: Patricio Alfaro.
Montaje: Sebastián Arriagada.
Dirección de arte: Amparo Baeza.
Duración: 102 minutos.
Calificación: Mayores de 18 años.
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