El dibujo: lenguaje de la arquitectura e históricamente un medio de ideación, expresión y comunicación

“El dibujo es un lenguaje, una ciencia, un medio de expresión, un medio de transmisión del pensamiento. En virtud de su poder perpetuador de la imagen de un objeto, el dibujo puede llegar a ser un documento que contenga todos los elementos necesarios para evocar el objeto dibujado, en ausencia de éste.”

Le Corbusier

Se ha considerado al dibujo como herramienta expresiva para la arquitectura, pero en las últimas décadas esto pareciera haber cambiado, se suele decir con nostalgia: ¡Cuando los arquitectos dibujaban! ¡Los arquitectos ya no dibujan a mano! A partir de esta condición retomamos la vieja pregunta: ¿Es imprescindible el dibujo a mano alzada para ser buen arquitecto?

En las escuelas de arquitectura se entiende y se enseña que el dibujo ayuda a percibir las cosas de manera integral y permite que uno aprenda a saber ver. Con esta premisa es que se ha canonizado el dibujo a mano libre. Se pretende utilizar esta herramienta como compañía del pensamiento para resolver los problemas de los proyectos y se impulsa como un medio para estudiar y solucionar patrones; de modo que el dibujo sirve para idear, comunicar y ensayar dentro del proceso de diseño. Proporcionando al arquitecto una “gran libertad”.

Ante esto se crea la necesidad de ser buen dibujante para ser buen arquitecto, ya que todos los arquitectos “de renombre” y “de referencia” (los pritzker) son capaces de representar sus ideas sobre papel, tema que se ha ido disolviendo en las últimas décadas para las actuales generaciones. La idea romántica de mostrar a estos referentes en entrevistas y documentales, siempre sobre un restirador dibujando a mano, en un gran lienzo blanco y no en una computadora utilizando algún sistema BIM o CAD, va generando esta controversia y más dudas que motivaciones en los futuros arquitectos.

Nos han educado para entender que la representación gráfica es un modelo de relación entre pensamiento y realidad. El dibujo a mano en arquitectura enlaza directamente la mente del diseñador con el papel, siendo una habilidad imprescindible para los arquitectos, ya que a través de ella se puede aprender a observar, de percibir el carácter espacial de las obras y dar forma a las ideas, se encarga de comunicar de una manera simple y universal, supliendo los desaciertos de lo oral y la escritura, ya que no todos entienden igual el significado de las palabras aún siendo idénticas, incluso en la misma disciplina.

Bosquejo abstracto de la Pradera de Gaudí

El dibujo a mano es un modelo de construcción de una realidad, siempre con menos elementos que la realidad misma. Según Cusumano (2018) encontramos dos grandes conjuntos al representarla:

1) Los modelos conceptuales o abstractos: Esquemas, diagramas, mapas conceptuales, matrices.

2) Los modelos analógicos: Presentan algún grado de similitud física con la realidad.

Los modelos conceptuales o abstractos son necesarios para organizar los conocimientos mediante su jerarquización y orden, permite descubrir y plasmar de forma visual nuevos conceptos además de los ya conocidos. Es una herramienta de aprendizaje significativo, según Ausubel (1968). Esta técnica es imprescindible al proyectar o analizar un edificio, motivando que a partir de una idea primaria se puedan concebir diversas posibilidades en secuencias no lineales y facilita el cruzamiento entre ellas generando más ideas. Este tipo de bocetos ayuda a mostrar de forma clara el problema, lo evidencia haciendo posible el trabajo en grupo. Su ejecución es simple.

El modelo conceptual no representa la figuración realista, sino una idea, la cual es anterior a la forma general en la arquitectura.

Croquis arquitectónico a mano alzada. Diubujo: Gonzalo Coral

Los modelos analógicos representan ciertos rasgos de la realidad a elección del dibujante para el estudio y comprensión integral de un objeto. Es una selección de características que a juicio propio son importantes de este objeto ya sea real o imaginario, puede ser un recuerdo o una observación directa, física o a través de fotografías o de un dibujo más complejo. Es una selección particular de lo que se juzga importante.

El dibujante no se cuestiona que elementos de la realidad va a concentrar en su trabajo, sino cuales va a desechar, la consecuencia de esa discriminación es un resumen de lo que verdaderamente importa para la comprensión del objeto en estudio.

Cuando no había tanta facilidad en el uso de las cámaras como ahora que las llevamos en nuestros teléfonos móviles, eran pocas las fotografías elegidas, ya que el proceso de adquisición de rollos además del revelado, siendo algo costoso, hacía seleccionar cuidadosamente el objeto a capturar. Anterior a eso y sin cámaras se realizaban dibujos a mano, sobre todo en los viajes para captar los detalles, elementos y estilos de la arquitectura, sus sombras y contexto, siendo una manera de aprender dibujando.

“Yo no veo al dibujo como una cuestión de magia, pero ciertamente puede parecerla por cómo las imágenes se van concretizando y cómo surgen de unos trazos rápidos y, aparentemente, inconexos”

Álvaro Siza
Concepción del espacio arquitectónico. luces y sombras. Dibujo: Gonzalo Coral

Cuando en los primeros años de la Academia de San Carlos, siendo la primera escuela de Arquitectura en México, se enviaron trabajos de 11 alumnos, incluyendo ex alumnos, a un concurso que se realizó en la Academia de Madrid en 1796, las opiniones del jurado fueron muy desfavorables en cuanto a los estudiantes de arquitectura; se criticó la falta de principios fundamentales en dibujo, proporciones y ornato (en conocimientos técnicos parece que estaban peor). Consciente de estos problemas se sugiere que la enseñanza sería más efectiva no sólo copiando a Vitrubio y los palacios italianos, sino aprendiendo la geometría de las monteas, cálculo de arcos y bóvedas, materias de construcción, formación de cimbras, andamios y cosas pertenecientes a la práctica del arquitecto.

Los arquitectos dibujan mucho y dibujan bien, esto es una leyenda que cada vez es menos verdad.

La expresión gráfica actúa con mayor precisión, por ser un lenguaje global basado en símbolos que son entendidos e interpretados de manera idéntica por la sociedad cultural que lo recibe, sin importar edad, nacionalidad o idioma. Ejemplo de esta universalidad son los emoticones que son simples y modernos jeroglíficos con la finalidad de una interpretación rápida y de carácter universal. Es interesante como los estudiantes de arquitectura en su comunicación habitual sustituyen la palabra escrita con estos emoticones, pero en la exposición de proyectos, lo hacen a través de una computadora, ya que les es casi imposible comunicar ideas de manera gráfica y prefieren contarlas oral ayudándose hasta con señas. Actitud que es hoy de los estudiantes y de una mayoría de arquitectos en el trato con el cliente.

Dibujo: Gonzalo Coral

Lo difícil como maestro de dibujo es explicarles a los que no dibujan porque deben hacerlo, los que lo hacen habitualmente ya entienden la razón. Además de competir con los sistemas CAD (Diseño Asistido por Computadora) y BIM (Building Modeling Information) vendidos como la panacea para la creación de proyectos arquitectónicos.

Es en 1982 cuando aparece Autodesk, iniciativa de John Walter creando un programa CAD que fuera utilizado en computadoras personales. En diciembre de ese año sacó la primera versión de lo que conocemos como Autocad. En 1984, un físico húngaro, Gabor Bojar, usando computadoras Mac’s a pesar de ser ilegales en su país y junto a Tamas Hajas, crearon un programa CAD en 3d (precursor del BIM), iniciando la compañía Graphisoft, en 1989 se estableció para vender Archicad en los Estados Unidos y Canadá. Y en 1993 hace la primera versión de Archicad para Windows convirtiéndose en el primer software CAD – BIM multiplataforma.  Leonid Raiz e Irwin Jungreis crean la primera versión de Revit en abril de 2000, comprada por Autodesk en 2002 para competir con Graphisoft.

Debiéramos cuestionarnos si los proyectos de arquitectos y estudiantes de arquitectura han mejorado usando estos softwares o simplemente se ha convertido en competencia de simular la realidad gráfica lo más tácita e impersonal posible.

Gonzalo Coral

Las clases de dibujo a mano se ven como una molesta obligación académica para los estudiantes que no les queda más remedio que sufrir. Durante un tiempo, fue filtro en los antiguos exámenes de ingreso, ahora en las cafeterías ya no se ven a los futuros arquitectos usando las servilletas de papel como lienzos de sus croquis y bocetos, pero si solicitan más enchufes. Pareciera una lenta agonía el dibujo a mano alzada, que acabará convirtiéndose en una reliquia del pasado. Aún hay cierta resistencia de profesores y arquitectos románticos y alumnos que descubren la magia de saber dibujar, seguidos por algunas corrientes como los urban sketchers.

Dibujar es transferir las ideas a un papel o una pantalla (papel/cristal). Es un proceso que se aprende y de repetición.

El dibujo del pensamiento previo a cualquier diseño, esbozo o bosquejo inicial se ha convertido en un mito, en las exposiciones de tales proyectos se simulan dibujos a mano realizados casi siempre a posteriori. Alumnos que no dibujan y arquitectos que tampoco lo hacen, fingen hacerlo para conseguir algo que ha adquirido un inusitado valor fetiche y snob; el dibujo originario de la idea, “la idea del arquitecto”, surgida de su mente a través de la mano y del lápiz…

REFERENCIAS

Cusumano J.(2018) “La importancia del dibujo a mano en el proceso de aprendizaje de la historia de la arquitectura”, VIII Encuentro de docentes e investigadores en Historia del Diseño, la arquitectura y la ciudad. Córdoba; Argentina.

El Dibujante Estrábico, (2023) Los Arquitectos ya no dibujan. https://www.youtube.com/watch?v=dMRRhtaoPv8

Arquitecto y Maestría en Arquitectura por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán. 2004 y 2010 Profesor de la Facultad de Arquitectura de la UADY de 2011 al 2017, de la Universidad Vizcaya de las América, del Centro Universitario de Valladolid (CUV) y la Universidad de Yucatán (UNY). Arquitecto responsable de los proyectos de Restauración de catorce edificios religiosos patrimoniales en el Estado de México derrumbados por el sismo de 2017. Asesor en dos proyectos sociales de vivienda en comunidades rurales sobre autoconstrucción asistida (en PLANCHAC 2015 Vivienda Popular como unidad doméstica sustentable; Medio ambiente y cultura) y Construcción de vivienda vernácula (en Tahdziú 2005). Y como Investigador asociado en el área de Seguridad en la construcción en los conjuntos de vivienda en serie del proyecto CONAVI – CONACYT clave 236282 y clave SISTPROY UADY 2015001. (2015 – 2016) Arquitecto copartícipe en la reconstrucción de viviendas destruidas por el sismo de 2017 en localidades de Chiapas, coordinando a estudiantes de Arquitectura participantes. Docente de las asignaturas de taller de materiales, Restauración, Taller de Proyectos y Teoría e historia de la arquitectura regional, Diseño Bioclimático, Así como de diversos cursos de materiales y sistemas constructivos, Técnicas de restauración y Autoconstrucción asistida de vivienda. Actualmente investigador sobre eficiencia en el uso de materiales entre los que destacan la madera, la tierra, la piedra y otros materiales naturales, así como la realización de proyectos arquitectónicos de vivienda.