En mi opinión, ser comunista depende en parte precisamente de tu memoria, y por lo tanto de tus hechos personales, de lo que ha quedado en tu mente sobre esos hechos personales.
Nací comunista simplemente porque me crié en una familia pobre formada por 21 hermanos, donde el mayor criaba al menor.
La vida profesional, entonces, no me ha alejado de mis orígenes, y no me ha hecho dar el «salto» burgués que otros esperaban, al contrario, ha fortalecido el deseo de luchar por lo último, característica que me ha acompañado hasta hoy.
Y entonces un buen día, el 26 de julio del año 2000, se me ocurrió escribir una carta a Fidel para rendir homenaje a la Revolución Cubana pedaleando desde el Moncada hasta la Cabaña sin parar (en 36 horas, 968 kilómetros), para acercarme a ese esfuerzo muchas veces mayor que habían soportado los guerrilleros, los de verdad.
Y aquí en Santiago de Cuba, mi aire, que me encontré con camaradas comunistas y descubrí casas llenas de libros, costumbre de la discusión, de todo, entre padre madre hijos, de pensar en todo, que no era cosa de los capitalistas occidentales, estamos acostumbrados, y esto me fascinó.
Hasta los bohios se parecen a mi casa donde crecí.
Donde solo la fachada principal de la casa tenía yeso, por falta de recursos.
Incluso la puerta de entrada no tenía cerradura, y con unos clavos clavados en la parte de atrás, servía de armario, al igual que los bohios.
Así conocí Cuba y desde ese momento sentí que me gustaba ese sistema de valores, que me identificaba con él.


¿Con qué me identifiqué?
Con un sistema de valores que piensa que la desigualdad en la sociedad es algo malo y que debemos intentar por todos los medios reducirla.
Mientras que en cambio hay quienes piensan que la desigualdad es natural, inevitable y que es estúpido combatirla.
El capitalismo ha resultado ser el camino que lleva directo al riesgo de extinción de los seres humanos, como vaticinó Fidel, pero encontrar la forma de superarlo y crear un sistema más justo es nuestro permanente objetivo de lucha y sería una hermosa cosa y vale la pena sacrificarlo todo por esta utopía.
Aquí, en todo esto he encontrado una manera de combatir el capitalismo, así como el poeta usa su pluma, el guerrillero usa su fusil, pensé en usar mi bicicleta, también recorriendo lugares de guerra como Siria e Irak o incluso Palestina, para dar a conocer las atrocidades de la guerra, donde a menudo son los más pobres los que sufren y mueren, los niños, las mujeres, los ancianos.


En Irak observamos que el hospital infantil de Baghdad estaba abarrotado de niños afectados por el uranio empobrecido arrojado sobre la población indefensa por Estados Unidos, para castigar a un sistema político no afiliado al imperialismo.
También hay que decir que, parafraseando al Che Guevara, un hombre solo no vale nada.
Todas las actuaciones se las debo a un grupo de gente muy fiel, a la que llamo -Columna Cero- que ha tenido el valor de aguantarme durante años y que aquí en Santiago de Cuba, ciudad heroica siempre, por casualidad en su vida, encontrarse juntos.
Luché con mi bicicleta y creo en un mundo diferente. Un mundo nuevo y un mundo más igualitario.
Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre, decía Platón.
Gracias a la directora de Relaciones Internacionales, Maruchi, por la acogida.
Gracias Cuba, Gracias Santiago de Cuba, ciudad Heroica siempre y acogedora.
Gracias a todos. ¡En ese sentido, era muy pobre y entendí cómo vivían los pobres! Aprendí que los comunistas cuidan de los pobres. Por eso me hice comunista de «¡Patria o Muerte!”
Discurso proncunciado por Emilio Lambiase en la ceremonia de entrega de la distinción Mérito por la Vida, que le otorgó el Gobierno Provincial de Santiago de Cuba y el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), por su contribución durante la pandemia de Covid-19 el 2 de febero de 2023. Días antes, Emilio Lambiase recibió durante la V Conferencia Mundial Por el Equilibrio del Mundo la medalla 25 Años de la Oficina del Programa Martiano de manos del presidente de Cuba y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Miguel Mario Díaz-Canel Bermudez.
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