Estimados lectámbulos:
Mayo es un mes en el que destaca, al menos en México, el tradicional Día de las Madres; sin embargo, pocos saben que éste se instituyó con fines políticos para aplacar a las mujeres y regresarlas a sus hogares después de la Revolución, en donde la participación femenina fue fundamental. La historia las recuerda como Adelitas, acompañando a sus hombres en batalla, pero también fueron enfermeras, soldaderas y estrategas militares que liderearon ejércitos enteros. Sin embargo, al llegar Madero al poder, no sólo no les cumplieron, sino que les negaron la entrada a Palacio Nacional. Basta ver la icónica foto de Madreo con Villa y Zapata, en la cual no aparece ninguna mujer.
Durante esos primeros años del siglo XX, los movimientos por el sufragio femenino y la participación política de la mujer estaba en efervescencia, una muestra es el Congreso Feminista de 1916, que se proclamó también por la búsqueda de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
Por supuesto, las mentes conservadoras veían estos cambios como un peligro para la sociedad, por lo que se inició una campaña, apoyada por Vasconcelos, para enaltecer a las mujeres que retomaban sus roles de amas de casa. Una de las principales estrategias fue crear el Día de las Madres y premiar a la mujer que había tenido más hijos, enalteciendo la maternidad como una virtud casi divina de las mujeres.
Algo parecido ocurrió en Europa, después de la Segunda Guerra Mundial, en donde las mujeres se convirtieron en la principal fuerza de trabajo. Cuando la guerra terminó y los hombres regresaron, había que desplazar a las mujeres para que ellos volvieran a los puestos laborales. Con este fin se potenció la moda parisina, el uso de los electrodomésticos y la imagen de la mujer, que Rosario Castellanos describió como el “Hada del Hogar”, quien resuelve todo en casa, vive para los demás y se mantiene bella e inmaculada.
El Día de las Madres es hoy todo un acontecimiento comercial: regalos, serenatas, flores; pero poco se habla en este día a cerca de las condiciones de las maternidades y los derechos de las madres.
A pesar de los avances legislativos en materia de los derechos de las mujeres, aun siguen siendo discriminadas laboralmente las mujeres embarazadas o con hijos; las madres trabajadoras, aun en instituciones públicas, no cuentan con las facilidades para hacer efectivo su derecho de cuidados maternos. Un ejemplo es el acostumbrado festiva del Día de las Madres en las escuelas mexicanas, que se realiza sin pensar en las repercusiones emocionales de los niños que no viven con sus madres, o cuyas madres no cumplen con el discurso promovido desde la escuela.
A pesar de la presión social, las mujeres aprendemos en el camino a ser madres, a nuestra manera, ajustando a cada etapa y con cada hijo. Haga lo que haga, mamá siempre cometerá errores, tendrá criticas y reclamos. Lo importante es seguir creciendo con los hijos e hijas, para cuando estos se vayan, la mujer pueda quedarse consigo misma. Porque, ser madre es, en todo caso, un complemento de vida, no la vida.
Por eso, Lectámbulos invita en su edición de mayo a pensar y reflexionar sobre las Maternidades, que son tan diversas como cada mujer, experiencias y circunstancias.
Las mujeres de mi generación no tuvimos la oportunidad de decidir abiertamente sobre nuestras maternidades —tampoco nuestras madres y abuelas—, pero eso está cambiando. Quizá nuestras hijas puedan tener las herramientas necesarias para que, en un futuro, puedan decidir si desean o no ser madres, en qué momento y de qué manera serlo, sin prejuicios, estigmas, ni condicionamientos.
Me encantó Veronica. Felicidades