Después de una larga espera, el pasado 12 de mayo se estrenó em Netflix El baile de los 41, cinta que narra el suceso histórico de la noche del 17 de noviembre de 1901, en la que una violenta redada policiaca acaba con un baile en el que asistieron 21 hombres vestidos de hombres y 21 de mujeres; sin embargo, sólo arrestaron a 41. El número 42 era Ignacio de la Torre y Mier, yerno del entonces presidente, Gral. Porfirio Díaz.

Dirigida por David Pablos y protagonizada por Alfonso Herrera, El baile de los 41 nos presenta una historia de amor imposible y en la que los detalles son fundamentales para lograr la atmósfera que envuelve los sentidos del espectador: los escenarios, la fotografía, el vestuario, la música y la coreografía de la escena del baile realizado en la calle de La Paz de la Ciudad de México. Por eso, quisimos platicar con Pablo Mercader Duch, quien actuó como uno de los 42 miembros de aquel club clandestino que se remonta hasta épocas de Maximiliano y quien fue coreógrafo en este film que saca a luz un hecho histórico que se ha mantenido oculto por muchos años.
—Hola, Pablo, cuéntanos cómo se dio la oportunidad de dirigir la coreografía para esta película El baile de los 41.
—Desde que me avisaron que había quedado en la película como actor para ser uno de los 41, nos enviaron una agenda de trabajo con horarios y entre esos horarios estaba el de los ensayos del vals; así que, emocionado por estar en este proyecto me tomé la libertad de enviarle un correo al director para exponerle que además de ser actor, soy bailarín y coreógrafo, y que me encantaría poder apoyar en la coreografía del vals. Me contestó el correo muy amablemente e interesado y quedamos de acuerdo para vernos y platicar sobre el tema; por una u otra razón no pudimos coincidir y pensé que ya no tendría esa oportunidad que tanto anhelaba. Pero, llegó el día de vernos en uno de los ensayos de actuación para escenas de la película y fue ahí que tuve la oportunidad de hablar con él. Le comenté que, con respecto a las prácticas de actuación que habíamos tenido, me parecía que eran importantes los detalles y que el vals tenía que ser un “waltz vienese”, justo de la época de 1900, haciendo énfasis en las posturas, en el garbo, en la delicadeza y en detalles sobresalientes como los giros, los perfiles al bailar y la actitud; inmediatamente, me preguntó si podía hacerle una demostración de lo que le explicaba y con todo gusto le dije que sí. Con un poco de nervios y otro tanto de emoción le fui mostrando algunos pasos básicos y la técnica correspondiente; le gustó mucho la propuesta y, en ese momento, me ofreció ser el coreógrafo del vals de El baile de los 41.

—¿Cómo fue vivir la experiencia de hacer cine?
—Esta fue mi segunda película como actor (la primera que fue Nuevo Orden de Michel Franco), pero la primera en la que participé como coreógrafo y ha sido muy interesante ver la diferencia de montar una coreografía para un espectáculo que para una película. El trabajo fue mas detallado y minucioso por las indicaciones del director de acuerdo a lo que quería plasmar en la pantalla, ya que existe otra mirada además de la propia y, al final, fue muy gratificante el intercambio de opiniones para logar lo deseado. Y como actor en esta segunda oportunidad, ha sido una experiencia muy nutritiva y llena de aprendizaje, que me hace querer dedicarme a esto con muchas más ganas.
—¿Conocías el hecho histórico antes de trabajar en la película?
—Sí, claro, conocía la historia antes de la película; entre la gente de la comunidad LGBT+ siempre se ha hablado de este hecho histórico.
—¿Crees que esta película reivindique o ayude a reivindicar el hito histórico de la homosexualidad en México?
—Pues, más que nada, pienso que ayudará a dejar más claro este hecho histórico para las nuevas generaciones y que, desafortunadamente, se dio de esa manera tan discriminatoria.

Es necesario que las personas puedan tener un criterio propio si en realidad ha cambiado o no el tema de la discriminación en México hacia la comunidad LGBT+ desde esa época hasta nuestros tiempos.
Pablo Mercader Duch
—¿Crees que el machismo mexicano o la homofobia que aún persiste se manifieste a partir de la película?
—Sí lo creo, porque lo he visto. Me he encontrado con carteles de publicidad de la película rasgados, rotos, rayados, maltratados, etc. Así como algunos escritos en las redes sociales aborreciendo la película por el tema que presenta. Es una verdadera lástima que esto suceda.
—Tú, que desde muy joven, has estado en contacto con este juego de máscaras, disfraces y travestismo, ¿crees que la sociedad mexicana ha evolucionado desde el porfiriato a la actualidad o sigue siendo igual de intolerante? ¿Cómo la definirías al respecto?
—Definitivamente sí ha habido un cambio y sí existe mas aceptación y tolerancia que en 1900, pero aún falta mucho, falta demasiado. La discriminación sigue existiendo y muy fuerte. Lo más triste y que indigna es que en la misma comunidad LGBT+ exista; no entiendo como las personas exigen una aceptación en la sociedad cuando en la propia comunidad se discriminan entre sí.
—Llevas muchos años en el medio artístico, tanto en la danza como en el teatro y hace algún tiempo que decidiste irte a la Ciudad de México a seguir tus sueños, en este trayecto ¿Qué significa El baile de los 41 para Pablo Mercader?
—El baile de los 41 ha sido un parte aguas muy importante en mi vida profesional, porque me ha abierto un nuevo camino en mi carrera y me ha dado la oportunidad de darme cuenta que realmente amo a lo que me dedico.
—¿Cuál fue el reto o el obstáculo más difícil al que te enfrentaste durante la grabación de El baile de los 41?
—Como actor, un poco la improvisación y el poder entrar en el contexto de una época, pero gracias a los ensayos pude, poco a poco, adaptarme y encontrar a mi personaje (que por muy mínimo que sea tu papel, siempre hay un personaje que crear). Y como coreógrafo, más que difícil, fue un proceso de mucha paciencia; ya que la mayoría de los actores no se dedicaban a la danza, algunos tenían conocimientos, pero otros no. Lograr unificarlos llevó tiempo, pero se logró de la mejor manera. Todos siempre con muy buena disposición y con muy buena actitud para aprender. Ah, y las desveladas también me costaban…
—¿Qué consejo le darías a las y los jóvenes que nos están viendo o leyendo y se ven todavía muy lejos de consolidar sus proyectos artísticos?
—Que nunca quiten el dedo del renglón, que sean muy persistentes en lo que quieren alcanzar. Sepan que para lograr muchas cosas hay sacrificios y decisiones que tomar y, a veces, no está nada fácil, pero vale la pena. Recordemos siempre que uno es arquitecto de su propio destino.
—En pocas palabras, porqué debemos de ver El baile de los 41?
—Para empezar, porque es una película histórica basada en hechos reales y es parte de nuestra cultura; y para continuar, es necesario que las personas puedan tener un criterio propio si en realidad ha cambiado o no el tema de la discriminación en México hacia la comunidad LGBT+ desde esa época hasta nuestros tiempos. Hay cosas que no han cambiado y aún se vive.
* * *
Pablo Mercader Duch nació en Mérida Yucatán en el año 1983, es actor, bailarín, coreógrafo y vestuarista. Cursó el Diplomado en Danza Clásica de la Escuela Superior de Artes de Yucatán. Fue integrante de la compañía de danza clásica del estado de Yucatán a cargo del maestro Víctor Salas. Incursiona en el mundo de la ópera como figurante y bailarín en Rigoleto y Sansón y Dalila producidas por la Orquesta Sinfónica de Yucatán. Cuenta con conocimientos en danza clásica, jazz, contemporáneo, hip-hop, funk y heels. Ha diseñado y realizado vestuario para diversas obras. Incursiona en el mundo del transformismo desde los 20 años hasta la actualidad, dándole vida a Valeria Borgia Mercado (Nuestra Belleza Gay Yucatán 2003) y a El-Hada Frozen (personaje que surge por la necesidad de evolucionar en el mundo drag queen). Trabajó como actor en Nuevo Orden, película dirigida por Michelle Franco; y actor y coreógrafo en El Baile de los 41.
Responder