de imposibles balbuceando
al paladar de un náufrago infinito
hay burros
que tocan a veces flautas
muy gordas para el intento
el aire de la almena
cuando sus talentos esparcía
demasiado oscura
regalaba
qué sonido grave lo aburría
qué dulzura tanta la engordaba
cuánto pierde el burro su fragancia
por no haber previsto la evapora
milagro
infortunio
a veces
esta flauta queda balbuciendo
su rancio y necio amargor de vientre
sin saber sentir la flatulencia
de místicas orejas ya privada
suena
oh flauta en desencuentro sin cuidado
tan lejos de azucenas reclinadas
tan cerca de ser burra y sin notarlo
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