Nada cambia en un instante: en una bañera en la que el agua se calienta poco a poco, uno podría morir hervido antes de darse cuenta. Por supuesto, en los periódicos aparecían noticias: cadáveres en las zanjas o en el bosque, mujeres asesinadas a palos o mutiladas, mancilladas, solían decir; pero eran noticias sobre otras mujeres, y los hombres que hacían semejantes cosas eran otros hombres.
El cuento de la criada de Margaret Atwood, P. 94
Si de mujeres impías se trata, no podemos dejar de hablar de June Osborn y todos los personajes femeninos de El Cuento de la Criada, una obra que todas las mujeres —y hombres también— deberíamos conocer.
En mi caso, fue por una invitación al Club de Ciencia Ficción de Mérida que llegó a mis manos esta magnifica novela de Margaret Adwood, Publicada en 1985, que no importa si eres aficionado a la ciencia ficción o la novela rosa, igual de te va a atrapar, ya que después de leer El cuento de la ciada, lo que sigue es ver la serie producida por MGM y transmitida por HULU, HBO Max y Paramound que ya cuenta con cinco temporadas, las cuales han sido escritas con la colaboración de la misma Margaret Atwood.
Se trata de un mundo distópico que surge a partir de un golpe de estado en los Estados Unidos en donde, aparentemente, de un momento a otro, se instala un nuevo gobierno ultraconservador, cuyo argumento es restablecer el orden y erradicar la violencia de las calles, estableciendo ciertos valores en donde la mujer resulta ser el último eslabón de la cadena social.

En este universo, llamado Gilead, el bien más preciado son los niños, ya que, debido a la contaminación, las mujeres resultaron infértiles durante las últimas generaciones, por lo cual aquellas que pueden concebir son clasificadas como criadas, esto es como vientres para gestar hijos de las familias de élite. Los Comandantes, hombres del gobierno, quienes gozan de todos los privilegios, tienen derecho a tener una Esposa y una Criada, quien después de haber cumplido con su función de dar a luz es transferida a otro Comandante.
Margaret Atwood nos cuenta la historia de June, sobre la cual podemos conocer el dolor y la miseria en que se encuentran atrapadas las mujeres de Gilead, pues todas han sido separadas de sus familias y encerradas para adoctrinarlas y así cumplir la voluntad de Dios, misma que es traer al mundo a los hijos de los Comandantes. Son mujeres a las que se les ha arrebatado todo: hijos, familia, profesión, independencia, libertad e identidad; incluso su nombre, pues sin importar cómo se llamen son conocidas como propiedad del Comandante al que han sido asignadas. De esta manera, la protagonista June, la vamos a conocer como Defred (De-Fred).
Al tratarse de un nuevo universo contextual, los lectores, quizá tengamos algunos tropezones para entender la novela (e incluso, la serie); por lo que me parece importante hacer las siguientes acotaciones.
El mundo de Gilead
En orden de jerarquía social, las mujeres son clasificadas como: Esposas, Marthas, Criadas y Econowives. Las Esposas están casadas con los Comandantes y visten todas de azul; las Marthas son mujeres que ayudan a las esposas en las actividades del hogar y que por su edad ya no pueden tener hijos, visten de gris; las Criadas son las únicas mujeres fértiles, por lo que sirven para engendrar a los hijos de los Comandantes, visten de rojo; y las Econowives son las mujeres con menos rango de la sociedad, aunque siguen siendo legítimas. Son las Esposas de los hombres pobres o de baja categoría, como Los ojos o Guardianes. Pueden ejercer el rol de Esposa, aunque también se ven obligadas a cumplir los roles de Martha y, si son fértiles, de Criadas. Sus trajes varían entre el rojo, el verde y el azul, ya que cumplen con todas las funciones. Por otro, lado están las Tías, quienes son mujeres de edad madura simpatizantes del régimen y son las encargadas de vigilar y “educar” a las criadas para que cumplan sus funciones. Estas visten de verde militar.
En lo más bajo de los eslabones de esta cadena social se encuentran también las Jezebels, prostitutas que residen en un club ilegal, pero que es frecuentado por los Comandantes. A ellas se les permite la esterilización, aunque también sea ilegal.

Por último, están las No-Mujeres, entre estas se encuentran las jóvenes infértiles, las que nunca se casaron, las viudas, lesbianas, monjas o disidentes. Todas ellas condenadas al trabajo en las minas, donde enferman por la radiación hasta la muerte.
Por su parte, los hombres de Giliad se clasifican en Comandantes, Ángles, Los ojos de Dios y los guardianes de la fe. Los Comandantes son funcionarios y ocupan los cargos más altos del poder, visten elegantes y de color negro; los Ángeles son los soldados del ejercito de Gilead; Los ojos, por su parte, son una especie de policía secreta, y los Guardianes son hombres muy jóvenes que sirven de guardaespaldas a los Comandantes. Cabe señalar que no existen ilegales, porque aquellos que se corrompen son ejecutados.
En este complejo mundo distópico, son los muchos los personajes de los que vale la pena hablar, pero sólo mencionaré a las coprotagonistas June Osborn y a Serena Waterford, personajes femeninos, cuyo antagonismo transita entre la obsesión, la maternidad y el deseo de libertad.
Serena Waterford
El personaje de Serena no sólo es la Esposa del comandante Fred Waterford, sino la mujer que ayudó a que el movimiento ultraconservador pudiera ocupar el poder. Escribió un libro que sirvió de base para rescatar los valores de la mujer y la familia tradicional desde una visión religiosa extremista. En su discurso, Serena no se da cuenta que sus acciones iban en contra de sí misma.
Con el triunfo del régimen, ella pierde también el lugar de participación que tuvo durante el movimiento, como todas las Esposas, recoge su cabello en un chongo y cambia sus pantalones por un vestido largo de color azul al igual que las cortinas de las casas de Gilead. Sin embargo, se mantiene firme ante las consecuencias de sus decisiones. Su deseo más grande es ser madre.

La llegada de June a su casa representa la confrontación constante de sus ideas. Es decir, la relación de June y Serena (Criada y Esposa), representa la confrontación que existe en cada mujer, en la que entran en conflicto los valores morales impuestos previamente con las nuevas reflexiones y aprendizajes. Los diálogos que se dan entre estos dos personajes presentan, más allá del encuentro de dos estratos sociales diferentes, la dialéctica entre la fe y la razón, entre la moralidad y la ética, entre la convención y la ruptura. Sin embargo, ambas están sujetas a los designios del Comandante Waterford y comparten, quizá por razones distintas, el deseo de cambio y la capacidad de sentir amor en medio de un infierno.
June Osborn
June, la protagonista, es un personaje con mucha fuerza, es una mujer inteligente y valiente, que no está conforme con la situación que vive. No sabe qué paso con su esposo y dónde está su hija, su familia antes de la instauración de la República de Gilead
June es una de las pocas mujeres fértiles, por lo que es asignada como Criada, y es a través de su voz y de su mirada, que vamos conociendo las situaciones y particularidades de esta realidad futurista. La voz de June nos deja ver el terror, el dolor, la frustración, pero también las reflexiones y la esperanza del cambio en medio de un escenario desolador, donde hasta voltear a ver puede ser motivo de un castigo de Estado para estas mujeres. Ella representa la resistencia ante una guerra declarada contra las mujeres. Su fuerza será el amor, encontrar a su hija para que no crezca en un mundo sin libertad, sin derechos. June nos enseñará que ningún dolor o amenaza es suficiente cuando existe una posibilidad.

La serie
El cuento de la criada, la serie, puede verse en España por HBO Max y en México por Paramount, con las actuaciones de Elisabeth Moss (June), Yvonne Trahovsky (Serena), Joseph Fieness (Fred), entre otros; bajo la dirección de Bruce Miller y con la participación de la misma Margaret Atwood.
Es por eso, que, si bien la historia después de la segunda temporada se aleja de la novela, se mantiene la calidad narrativa que aporta sin duda el cuidado de su autora original al guion. Pero, definitivamente, leer la novela y ver la serie son dos experiencias distintas, pero altamente recomendables.
El cuento de la criada nos plantea la complejidad de las relaciones humanas, nos muestra cómo en situación de crisis todo es relativo, inclusive el amor, las estructuras cambian, todo lo que conocemos puede cambiar de un momento a otro (como lo experimentamos en con la pandemia). Definitivamente, si algo nos deja que pensar Margaret Atwood con El cuento de la criada es que nunca debemos confiarnos de lo que tenemos, la defensa de nuestros derechos siempre será una guerra inacabada, en la que siempre hay alerta, porque puede volverse contra nosotros.
Responder